Las características de un terapeuta efectivo están ligadas a la calidad de relación que sostiene el terapeuta-paciente. Así, el terapeuta efectivo es aquel que puede ser capaz de darle un toque personal a la terapia pero al mismo tiempo un toque científico. Es decir, que un terapeuta efectivo tiene la capacidad de lograr un equilibrio entre sus competencias interpersonales y técnicas.
A continuación, explicare con detalles cuales son las cualidades y conductas presentes en un terapeuta eficiente:
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Competencia Intelectual
Ser terapeuta exige una competencia intelectual ya que además de dar terapia se necesita tener un conocimiento global y adecuado de diversas áreas. Por ejemplo: si un paciente que llega a consulta disfruta de jugar golf… el terapeuta debe tener un mínimo de conocimiento de este deporte para poder crear un ambiente de empatía entre terapeuta-paciente.
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Energía
El proceso terapéutico también genera demandas emocionales. Aquellos terapeutas que reciben muchos pacientes al día probablemente finalizan una jornada laboral muy aturdida (cansancio físico-emocional). Por ejemplo: no se puede atender de la misma manera al paciente que llega a consulta a las 8:00am como aquel que llega a las 4:00pm ya que en la mayoría de casos el terapeuta ya está fatigado de haber escuchado a dos o tres pacientes más.
Los terapeutas también somos personas y por lo tanto también sufrimos cansancio, quizás no sea físico pero si mental que al final de cuentas genera fatiga.
Recomendación: Desde mi experiencia puedo decir que es recomendable dejar un tiempo aceptable luego de cada sesión (puede ser entre 30-60 minutos) para que el terapeuta se relaje y despeje su mente.
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Flexibilidad
Los terapeutas eficientes también son flexibles, esto es, no están sujetos a una ideología o metodología única que utilizan para todos los pacientes. Los terapeutas flexibles adaptan métodos y tecnologías a cada paciente en vez de forzar a los pacientes con sus problemas a ajustarse a una estrategia u orientación metodológica particular.
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Apoyo
Un terapeuta eficiente es aquel en el que el paciente siente apoyo. Brinda seguridad y esperanza, reduce la ansiedad y ofrece su apoyo.
Apoyar al paciente, no se trata de animarlo para que aprenda algo o sea responsable. Más bien, es como bien lo menciona Carl Rogers
Carl Rogers
La relación terapéutica se experimenta como un apoyo pero de ninguna manera como una protección incondicional. El cliente no siente que alguien esta detrás de él, que alguien aprueba todas sus conductas. El cliente experimenta el hecho de que aquí hay alguien que le respeta tal como es, y que desea que adopte una postura cual sea
En otras palabras, apoyar al paciente es aceptarlo y por consecuencia sentirá protección y seguridad emocional.
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Buenos Deseos
Un terapeuta efectivo NO ve a su paciente como un ingreso. Al contrario, siempre vela por el beneficio del paciente (eso no quiere decir que la terapia sea gratis) ya que su deseo de ayudar no está privado de sus necesidades. El buen deseo también implica que el terapeuta se comporte de forma ética y responsable con los pacientes.
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Conocimiento de Sí Mismo
Creo que uno de los problemas que suceden a terapeutas que apenas empiezan a dar terapia es con la famosa “transferencia y contratransferencia”. Por lo mismo, la importancia de conocerse a sí mismo es algo que no debe hacerle falta al terapeuta.
En cualquier caso, si el terapeuta está falto de dicho autoconocimiento, es probable que no sea capaz de establecer el tipo de relación terapéutica más idónea para el paciente.
Por ejemplo, un terapeuta que es muy sensible a la negación puede proceder con excesivo cuidado para no ofender al paciente o para evitar la confrontación con el cliente incluso cuando es necesaria tal confrontación. Un terapeuta que tenga problemas para tratar con sentimientos negativos puede estructurar la interacción de tal modo que los sentimientos negativos nunca “estén en la agenda”.
Referencia: William H. Cormier y l. Sherilyn Cormier “Estrategias de entrevista para terapeutas” Habilidades básicas e intervenciones cognitivo-conductuales. 3. Edición. Editorial Desclee de Brouwer, S.A., 2000. España. Pág. 35