Cómo comprobar la fiabilidad de un terapeuta

La confianza entre paciente-terapeuta no siempre se genera de manera automática. De hecho el paciente debe asegurarse que el terapeuta a quien consulta trabaja a partir de las necesidades del paciente y no sacar provecho de su vulnerabilidad.

Los pacientes no suelen preguntar por estos aspectos. Sin embargo, ponen en marcha maniobras cautelosas para conocer la fiabilidad del terapeuta. El término fiabilidad que utilizo aquí es descrito en el diccionario de la RAE como “probabilidad de buen funcionamiento de algo”.

Ya sea consciente o inconscientemente los pacientes tienden a hacer una especie de “Test de fiabilidad”. El verdadero problema es cuando el terapeuta no se da cuenta de esta situación y en vez de responder al aspecto relacionado con la confianza puede responder pensando que el paciente tiene resistencias o es hostil.

Cómo comprobar la fiabilidad de un terapeuta

Cuando el paciente pretende comprobar la fiabilidad del terapeuta en ocasiones puede utilizar y manifestar las siguientes conductas:

  • El paciente cambia constantemente las horas de las citas
  • El paciente cancela una cita en el último momento
  • El paciente solicita hacer una llamada de teléfono durante la sesión.

Ante tales situaciones el terapeuta debe responder directa y abiertamente a estas inconveniencias, sobre todo si ocurren más de dos veces. Cuando el terapeuta establece límites, los pacientes pueden sentirse seguros de que el terapeuta mantiene dichos límites con firmeza.

Por ejemplo: imagina a un paciente que siempre llega tarde a sus citas. Después de tres sesiones el terapeuta dice “Gary, me he dado cuenta de que las tres últimas semanas hemos empezado las sesiones con retraso. Esto genera problemas porque si completamos la sesión, rompo el horario del resto de los pacientes y si termino a la hora acordada, tu sesión es más breve. ¿Crees que podemos empezar a la hora o nos conviene cambiar el horario de las citas?”.

El terapeuta debe adaptarse a la situación del paciente, pero no debe permitir que el paciente tome el control de la terapia ya que puede afectar a los demás pacientes.

En ocasiones, los pacientes comprueban la fiabilidad del terapeuta mediante frases y preguntas dirigidas a obtener una respuesta a la pregunta, por ejemplo:

“¿Te interesas realmente por mi o solo porque es tu trabajo?”.

Si el terapeuta no toma precauciones ante este hecho, puede responder inadecuadamente a este aspecto crucial; la necesidad del paciente de considerarse un ser humano merecedor del interés y atención del terapeuta y no solo como una fuente de ingresos para este.

Aquellos pacientes que cuentan secretos están probando las aguas para ver si es seguro auto-revelar aspectos personales con el terapeuta. Por ejemplo: si un cliente le pide que le atienda en su domicilio porque esto le ahorraría tiempo y dinero, usted puede negarlo pero con suavidad, si le responde: “Verónica, entiendo que quieras ahorrar tiempo y dinero, sin embargo yo preferiría seguir atendiéndote en el despacho porque para mí es más fácil concentrarme si no hay nada fuera de lo normal que me distraiga”. La solicitud de un favor normalmente es indicativo de que el cliente está probando la fiabilidad del terapeuta, su interés, su honestidad y su claridad.

Seguramente existan más maneras en las que los pacientes comprueban la fiabilidad del terapeuta y lo hacen con un solo motivo: “lo hacen para sentirse seguros”. Como terapeutas solamente nos queda respetar esta decisión del paciente y saber en qué momento pretende hacernos un “test de fiabilidad” para no caer equivocadamente en algún tipo de discusión o inconformidad.

Referencia: William H. Cormier y l. Sherilyn Cormier “Estrategias de entrevista para terapeutas” Habilidades básicas e intervenciones cognitivo-conductuales. 3. Edición. Editorial Desclee de Brouwer, S.A., 2000. España. Pág. 93