En qué consiste la técnica de la caja de arena

Técnica de la caja de arena

Técnica de la caja de arena: Esta técnica tiene un alcance terapéutico impresionante. Por ello, para poder vivirlo, sentirlo y comprenderla, es necesario formarse. Practicar con uno mismo la técnica y también con los demás, ejerciendo, alternativamente, el rol de paciente y el de terapeuta, es imprescindible.

Este aprendizaje vivencial permite captar la potencia del procedimiento y la increíble capacidad que tiene para que nos proyectemos en el mismo. Proyectamos contenidos conscientes e inconscientes de una manera sutil, inadvertida, de un modo nada invasivo, lúdicamente, construyendo un escenario en una caja de arena. Pero después, al analizar el escenario y la metáfora que contiene, nos damos cuenta de que hemos puesto mucho de nosotros mismos, de nuestra historia, de nuestra vida, preocupaciones, sueños, conflictos, miedos, dudas y… ¡también de nuestras fortalezas! En las cajas, casi siempre hay un punto de vista resiliente del paciente y tenemos que ayudarle a que lo perciba.

Con esta técnica hacemos insight  (vemos por dentro) y comprendemos aspectos de nosotros mismos de los cuales no éramos conscientes hasta experimentarla. Y es cuando percibimos como la terapia de juego es un procedimiento a través del cual hablamos de nosotros.

Por eso, siempre digo lo mismo: no se puede empezar a trabajar con la caja de arena con los niños o adultos sin antes haber hecho un curso de formación en el que se experimente –se hagan cajas de arena– y se sienta y viva el alcance terapéutico. Como con cualquier otra técnica terapéutica. Todo lo demás sería una imprudencia y atentaría contra el código deontológico de la profesión.

La técnica de la caja de arena  en consulta, con los niños y adultos, es una técnica eficaz que ayuda a expresar y comprender problemas emocionales y de personalidad que ninguna otra técnica es capaz de poder hacer con la misma potencia y claridad.

Durante el proceso terapéutico hay vivencias y emociones que no se pueden poner en palabras. Hay contenidos mentales que están en el ámbito de lo sensorial. Y hay sucesos o  acontecimientos que las palabras no pueden decir sin herir o retraumatizar a las personas nuevamente (como los relatos de malos tratos, abandonos u otro tipo de sucesos traumáticos muy dolorosos emocionalmente). Para todos estos aspectos (y para otros muchos más que veremos) es una técnica adecuada (y de elección).

El procedimiento tal y como lo explica Dora Kalff, básicamente se mantiene inalterable y es, en sus propias palabras, el siguiente: “Sandplay es el método que utilizo en terapia tanto con niños como con adultos para acceder a los contenidos del inconsciente. Como su nombre lo sugiere, consiste en jugar en una caja de madera especialmente proporcionada. Se ofrece así mismo la arena seca y húmeda. Los pacientes también tienen a su disposición un número de pequeñas figuras con las cuales ellos dan realización formal a sus mundos internos. Las figuras que pueden elegir deben ofrecer de la manera más completa posible, una muestra representativa de todos los seres animados e inanimados que podemos encontrar en el mundo externo así como en el mundo imaginativo interno.

Al paciente se le da una consigna: “Construye un mundo”, “Haz lo que quieras”, “Construye una escena”.  Más abierta o más cerrada la consigna si trabajamos de una manera menos directiva (dejamos que el paciente construya lo que le surja de su mundo interno); o más directiva si queremos que el paciente exprese o narre algo más concreto que se puede estar hablando pero no sabe cómo ponerlo en palabras. A partir de ahí, sin más regla que la de no echar la arena fuera y limitarse a ese espacio de construcción, el paciente comienza a hacer su caja.

El terapeuta es un auxiliar que acompaña en todo momento al paciente. Pero la caja la hace el propio paciente. El terapeuta no mete la mano nunca en la caja porque se considera un contenedor de la psique del paciente. Le puede ayudar a coger las figuras, tenerlas en la mano, etc. También le puede auxiliar si no encuentra un símbolo concreto, colaborando con él en dibujarlo. Y sobre todo, le apoya estando con él, conectando y haciéndole sentir que le siente.

El proceso de construcción de la caja se hace en silencio. Una vez dadas las consignas, ese silencio es necesario y fundamental para lograr la concentración del paciente y para que pueda conectar con su interior y hacer el proceso de exteriorización y miniaturización de ese interior.

En esto consiste la técnica de la caja de arena. Pero aún falta entrar en más aspectos. En apartados posteriores desarrollare, con mucho más detalle, cómo es el proceso y los pasos a seguir en la conducción de la sesión. Pero, por ahora, creo, nos es suficiente para estar bien situados y así poder avanzar en otras cuestiones previas antes de entrar en el proceso. Hasta entonces.

Referencia: Gonzalo Marrodàn, Josè Luis. “Construyendo puentes: La técnica de la caja de arena” Editorial Desclee De Brouwer. Madrid, España. 2013. Pág. 25