Para poner todo el artículo en contexto, es pertinente aclarar ciertos puntos antes de entrar en el tema como tal, sobretodo la definición clara de qué es una enfermedad mental o trastorno mental. Probablemente, la forma más sencilla de definirlo es como una alteración cognitiva sujeta a los procesos neurológicos, que afecta la emocionalidad y el comportamiento del sujeto de forma negativa, influyendo en los procesos psicológicos del individuo.
A lo largo de la historia, la perspectiva que se tiene para con los pacientes psiquiátricos ha ido cambiando y transformándose, tanto a su favor como en su contra, pasando de ser vistos como demonios, a discapacitados, hasta ser vistos como los oprobios de una comunidad estable y funcional. Hasta el son de hoy, existe aquel rechazo marcado hacia las personas que padecen de alguna condición mental en específico.
Dicho esto, muchos podrían estar de acuerdo en que un paciente psiquiátrico, dada la naturaleza de las palabras que lo componen, es un individuo que yace internado en una institución mental, o que simplemente es un individuo que requiere de intervención psiquiátrica y médica para prevenir el desarrollo de su enfermedad mental.
¿Qué significa esto, culturalmente hablando?
El simple hecho de que las palabras enfermedad mental estén dispuestas sobre él significa muchas cosas a nivel cultural y social, pues siempre ha existido cierto estigma hacia las personas que padecen de éste tipo de condiciones, debido a que es increíblemente complicado tomar en cuenta a una persona si presenta diferencias significativas a las nuestras, y con mucha más razón si estas son la antítesis de lo que la “sociedad” plantea como “funcional”.
Más allá de todas las definiciones posibles, todas están obviando una parte primordial para el abordaje funcional de estos individuos, y es nada más y nada menos que verlos como seres humanos. Es imposible acercarse a los demás y tratarlos si son vistos únicamente desde sus diferencias, por lo que es imprescindible considerarlos como individuos, y abordarlos desde lo que nos une, nuestras similitudes, dejando atrás todos los estereotipos innecesarios y sesgados que se han creado irracionalmente sobre estos individuos.