Las emociones son una parte integral de la experiencia humana. Son las fuerzas subyacentes que influyen en nuestro pensamiento, comportamiento y percepción del mundo. Pero, ¿qué son exactamente las emociones y cómo funcionan?
Para entender esto, debemos explorar las siete dimensiones de las emociones. Cada una de estas dimensiones representa una función clave de nuestras emociones y, juntas, proporcionan una imagen completa de cómo nuestras emociones configuran nuestra vida.
Primera dimensión: las emociones funcionan como defensores
Las emociones actúan como defensores al preparar nuestro cuerpo para actuar ante diferentes situaciones. Por ejemplo, cuando sentimos miedo, nuestro cuerpo se prepara para «luchar o huir». Esta reacción puede ayudarnos a evitar el peligro y protegernos de posibles amenazas. Las emociones también nos defienden al ayudarnos a regular nuestra interacción con los demás.
Por ejemplo, cuando estamos enfadados, tendemos a alejarnos de la persona o situación que ha causado nuestra ira, protegiéndonos así de posibles daños emocionales o físicos.
Segunda dimensión: Las emociones funcionan como amortiguadores
Un amortiguador de un automóvil tiene la función de hacer flexible al auto para que no reciba un daño certero. De la misma manera funciona una emoción, ya que al ver el peligro reacciona para ayudar a encontrar una respuesta a determinado estimulo (funciona como un reflejo) enviándolo a un repertorio fuera de la consciencia.
Las emociones actúan como amortiguadores, ayudándonos a manejar y procesar experiencias negativas.
Por ejemplo, si hemos tenido un día difícil, podríamos sentirnos tristes o molestos. Estas emociones nos permiten liberar la tensión acumulada y facilitan la adaptación a las circunstancias difíciles.
Cuando cumple esta función la emoción protege de manera alguna al YO de la persona.
Tercera dimensión: La emoción funciona como una alarma
Las emociones funcionan como un sistema de alarma interno. Cuando algo no está bien, nuestras emociones suelen ser las primeras en hacérnoslo saber.
Por ejemplo, si nos sentimos ansiosos o asustados, es probable que algo en nuestro entorno esté amenazando nuestra seguridad o bienestar.
Cuando la emoción ve el peligro sucede una activación de múltiples sistemas cerebrales (sistema reticular, atencional, mecanismos sensoriales, motores, procesos mentales), endocrinos (activación suprarrenal medular y cortical y otras hormonas), metabólicos (glucosa y ácidos grasos) y en general la activación de muchos de los sistemas y aparatos del organismo (cardiovascular, respiratorios, etc.)
Cuarta dimensión: La emoción como un agente de seguridad
Las emociones pueden actuar como agentes de seguridad al ayudarnos a evaluar y responder a situaciones potencialmente peligrosas. Mantienen la curiosidad y el interés por descubrir algo nuevo. De esta manera, se ensanchan el marco de seguridad para la supervivencia del individuo.
Por ejemplo, el miedo puede impedir que tomemos riesgos innecesarios, mientras que la ira puede ayudarnos a defendernos cuando nos sentimos amenazados.
Quinta dimensión: Las emociones como un lenguaje de comunicación
Las emociones también funcionan como un lenguaje de comunicación. A través de nuestras expresiones faciales, lenguaje corporal y tono de voz, transmitimos una amplia gama de emociones que pueden decir mucho a los demás sobre cómo nos sentimos. Esta capacidad para comunicar nuestras emociones es fundamental para construir y mantener relaciones saludables.
Por ejemplo, cuando alguien está gritando y altercando con todo mundo, en el lenguaje emocional nos dice que está enojado y que algo le está afectado a tal grado de hacer explotar sus emociones.
Sexta dimensión: Las emociones como almacenes de memoria
Nuestras emociones también juegan un papel crucial en la formación y recuperación de recuerdos. Las experiencias emocionalmente cargadas tienden a ser recordadas con mayor claridad y detalle que las que no lo están. Además, nuestras emociones actuales pueden influir en la forma en que recordamos el pasado.
A nadie se le escapa que todo acontecimiento asociado a un episodio emocional, tanto si este tuvo un matiz placentero o de castigo (tanto su duración como su significado), permite un mayor y mejor almacenamiento y evocación de lo sucedido. Ello, de nuevo, tiene claras consecuencias para el éxito biológico y social de la persona.
Séptima dimensión: Las emociones crean procesos cognitivos
Las emociones también están intrínsecamente vinculadas a nuestros procesos cognitivos. Pueden influir en nuestra atención, percepción, pensamiento y toma de decisiones.
Por ejemplo, cuando estamos emocionalmente excitados, somos más propensos a recordar detalles específicos de un evento.
En conclusión: Navegando por las mareas emocionales
Las emociones son un componente integral y multifacético de nuestra experiencia humana. Ya sea actuando como defensores, amortiguadores, alarmas, agentes de seguridad, un lenguaje de comunicación, almacenes de memoria o creadores de procesos cognitivos, las emociones dan forma a nuestra percepción del mundo y a nuestra interacción con él.
De manera que las emociones juegan un papel importante en la toma de decisiones de la persona por ello es necesario el manejo y control de las mismas para poder tomar las decisiones correctas en momentos cruciales de la vida.
Comprender las diferentes dimensiones de las emociones puede ayudarnos a navegar mejor por nuestras propias emociones y a comprender las de los demás.
Referencias
- Mora, Francisco (2012). Como educar las emociones. ¿Qué son las emociones?. Esplugues de Llobregat Barcelona, España.