Personalidad dependiente

Las personas que presentan un estilo de personalidad de tipo personalidad dependiente son las que viven literalmente para hacer felices a quienes consideran importantes en sus vidas, especialmente a sus parejas.

Siempre están atentos a los sentimientos o necesidades del otro, anteponen la felicidad de los demás a la suya propia y se sienten satisfechos si aquellos a los que cuidan están bien. Suelen adoptar un papel pasivo en las relaciones acatando las decisiones que toman sus parejas.

Las personas con una personalidad dependiente transfieren las decisiones importantes y las responsabilidades a otros y permiten que las necesidades de aquellos de quienes dependen se antepongan a las propias. No tienen confianza en sí mismas y manifiestan una intensa inseguridad. A menudo se quejan de que no pueden tomar decisiones y de que no saben qué hacer o cómo hacerlo.

Son reacias a expresar opiniones, aunque las tengan, porque temen ofender a la gente que necesitan. Las personas con otros trastornos de personalidad frecuentemente presentan aspectos de la personalidad dependiente, pero estos signos quedan generalmente encubiertos por la predominancia del otro trastorno.

Algunos adultos con enfermedades prolongadas desarrollan personalidades dependientes.

Características de la personalidad dependiente

A continuación se proponen las siguientes características que definen al tipo de personalidad dependiente:

  • Personas muy comprometidas en sus relaciones.
  • Prefieren la compañía de otras personas a estar solos.
  • Prefieren obedecer a dirigir y son muy respetuosos con las autoridades.
  • Ante la toma de decisiones piden consejo a los demás gustosamente, ya que no cuentan con demasiada iniciativa para enfrentarse a la vida.
  • Amables y diplomáticos, fomentan en sus relaciones los buenos sentimientos.
  • Son emocionalmente constantes.
  • Son capaces de sufrir molestias por complacer a los demás y si se enfadan con alguien prefieren no expresarlo abiertamente por no molestar al otro.
  • Cuando se les critica lo aceptan y tratan de corregir su conducta.
  • Idealizan a sus parejas y no se cansan de ellas, al igual que ocurre con cualquier persona importante en sus vidas.
  • A menudo, en tipos extremos, pueden llegar a sentirse inferiores a las personas que tienen idealizadas.

Los sujetos con este estilo de personalidad tienen una marcada tendencia a establecer relaciones sociales. Se anticipan a las necesidades de los demás intentando hacer que los demás se sientan satisfechos, aunque para ello tengan que sacrificarse.

El hecho de que sus relaciones sean desequilibradas, dando ellos siempre más al otro, es algo que no sólo no tienen en cuenta, sino que además tienden a buscar parejas dominantes, dejando que sean, ellos los que tomen las decisiones, evitando, así́, conflictos de poder y discusiones.

Este tipo de relaciones funcionan mientras la otra persona no se aproveche de este estilo servicial de personalidad o el dependiente no tenga que sacrificar algo realmente importante de su vida para conseguir que esa relación siga adelante. Se sienten responsables de aquello que no funciona en su relación de pareja, por lo que, en esos casos, intentan solucionar los problemas complaciendo aun más al otro. Esto suele complicar la situación, ya que esta sumisión puede cansar a la otra persona.

El estilo dependiente ha de tener cuidado si su pareja es de tipo sádico o antisocial, ya que es probablé que terminen aprovechándose de él y haciéndole daño. La persona que mejor conecta con el dependiente es un obsesivo compulsivo o un paranoide, ya que a estos últimos les gusta tomar las decisiones y llevar las riendas de la relación y, además, el paranoide sabe apreciar las atenciones del dependiente.

A los narcisistas les encantan los dependientes, ya que se sienten adulados por ellos teniéndolos a su servicio, aunque los narcisistas no les pueden brindar la seguridad que los dependientes necesitan. Al ser, tanto los pasivo-agresivos como los dependientes, tan resistentes a tomar las riendas en las relaciones, esta combinación de estilos no parece ser la más estable.

Aunque parezca extraño, cuando acaban juntos dos dependientes, siempre que no sean extremos, pueden llegar a funcionar apoyándose cada uno de ellos en ámbitos diferentes de sus vidas.

Referencias

  • Caballo. Vicente E. “Manual de trastornos de la personalidad” Editorial Síntesis. Madrid, España. 2010. Pág. 217