El psicólogo creador de la primera batería de pruebas es Sir Francis Galton (1822-1911) quien dio inicio a la nueva psicología experimental en Inglaterra durante el siglo xix. A Galton le obsesionaba la medición, y su carrera intelectual parece haber estado dominada por la creencia de que casi todo era medible. Son bien conocidos sus intentos de medir el intelecto por medio del tiempo de reacción y las tareas de discriminación sensorial. Sin embargo, se debe saber que Galton también desarrolló técnicas para medir la belleza, la personalidad, el carácter aburrido de las conferencias y la eficacia de la oración, para mencionar solo algunas de las empresas que su biógrafo clasificó de manera detallada.
Galton y la primera batería de pruebas mentales
Galton demuestra que el tiempo y, de nuevo, las diferencias individuales no solo existen, sino que pueden medirse de forma objetiva. Galton tomó los laboriosos procedimientos psicofísicos que utilizaban Wundt y otros investigadores y los adaptó a una serie de medidas sensoriomotrices simples y rápidas. De esta manera, Galton continuó la tradición de los instrumentos de bronce en la evaluación de la mente, pero con una diferencia importante: sus procedimientos estaban más abiertos a la recolección oportuna de datos de cientos, si no es que miles, de sujetos. En virtud de sus esfuerzos por idear medidas viables de las diferencias individuales, los historiadores de la evaluación psicológica por lo general consideran a Galton como el padre de la evaluación mental.
Para ampliar su estudio de las diferencias individuales, Galton instaló en Londres un laboratorio psicométrico durante la Exhibición Internacional de la Salud en 1884. El laboratorio se transfirió́ luego al Museo de Londres, donde permaneció́ seis años. Sobre una larga mesa, a un lado de una habitación estrecha, se colocaron diversos instrumentos de medición antropométrica y psicométrica. Por tres peniques, los sujetos entraban por un extremo y, a medida que avanzaban a lo largo de la mesa, se les aplicaban pruebas sucesivas. Durante las décadas de 1880 y 1890 se evaluó́ por lo menos a 17,000 personas. Hasta la fecha se conservan alrededor de 7,500 de los registros de datos individuales.
Las pruebas y mediciones implicaban tanto el dominio físico como el conductual. Las características físicas evaluadas eran, entre otras, la estatura, el peso, el largo y ancho de la cabeza, la envergadura de los brazos, el largo del dedo medio y del antebrazo. Las pruebas conductuales incluían la fuerza del apretón de manos, determinada por un dinamómetro; la capacidad vital de los pulmones, medida por un espirómetro; la agudeza visual, el tono audible más alto que podía emitirse, la velocidad de golpe y el tiempo de reacción (TR) ante estímulos visuales y auditivos.
Al final, los intentos simplistas de Galton de evaluar el intelecto con medidas de tiempo de reacción y de discriminación sensorial resultaron infructuosos. Sin embargo, dio un enorme impulso al movimiento evaluativo al demostrar que era posible diseñar pruebas objetivas y obtener puntuaciones significativas por medio de procedimientos estandarizados. Por esta, y otras razones más se le considera a Galton como el padre de la evaluación mental.
Referencia: Gregory, Robert J. “Pruebas psicológicas” Primera edición en español. Pearson Educación. México. 2012. Pág. 45