Los mecanismos de defensa explicados por Sigmund Freud

Para lidiar con los conflictos y los problemas en la vida, Freud afirmó que el yo emplea una variedad de mecanismos de defensa. Los mecanismos de defensa operan en un nivel inconsciente y ayudan a evitar sentimientos desagradables (es decir, ansiedad, miedo, enojo, entre otros).

Los mecanismos de defensa

El yo, impulsado por el ello y confinado por el superyó, rechazado por la realidad, lucha por dominar su tarea económica de lograr la armonía entre las fuerzas y las influencias que operan en él y sobre él; por lo que el trabajo más duro lo lleva el yo porque debe de lidiar entre dos fuerzas que lo impulsan hacia uno y otro lado.

Sin embargo, Freud creía que el yo no estaba desamparado frente a las demandas del ello, el mundo exterior y el superyo. Por ejemplo: La ansiedad alerta al individuo contra el peligro, así como de la presencia de un conflicto inconsciente intenso o un de hacia sus padres. Después el niño ingresa en un periodo de latencia sexual más o menos inactivo, que dura hasta la adolescencia, cuando se activan una vez más los impulsos sexuales.

Si todo va bien hasta ese punto, el individuo llega a la etapa genital, en la cual el placer proviene de una relación heterosexual madura. En los adultos que están bien adaptados a la sociedad, la sexualidad egocéntrica de las primeras etapas psicosexuales se transforma en un amor maduro y el individuo es capaz de sentir un cariño genuino y de obtener satisfacción sexual como adulto.

¿Por qué necesitamos defensas de yo?

Los recuerdos desterrados al inconsciente, o los impulsos inaceptables no desaparecen. Continúan ejerciendo una poderosa influencia en el comportamiento. Así mismo las fuerzas que tratan de mantener pensamientos y recuerdos dolorosos o socialmente indeseables fuera de la mente consciente, se denominan mecanismos de defensa.

De manera que existe una batalla perpetua entre el deseo (reprimido en la identificación) y los mecanismos de defensa.

Usamos mecanismos de defensa para protegernos de los sentimientos de ansiedad o culpa, que surgen porque nos sentimos amenazados, o porque nuestro id o superego se vuelve demasiado exigente. No están bajo nuestro control consciente y no son voluntarios. Con el yo, nuestro inconsciente usará uno o más para protegernos cuando nos enfrentamos a una situación estresante en la vida. Los mecanismos de defensa del yo son naturales y normales. Cuando se vuelven desproporcionados, se desarrollan neurosis, como estados de ansiedad, fobias, obsesiones o histeria.

Las ideas de Freud sobre los mecanismos de defensa son sin duda el aspecto de su teoría que provoca controversia. A pesar de que muchos teóricos están de acuerdo con que los mecanismos de defensa de Freud son muy exactos, por otro lado muchos también rechazan las afirmaciones de Freud acerca de los mecanismos de defensa.