En términos generales, la meta del tratamiento psicoanalítico clásico es ayudar al paciente a pensar y conducirse en formas más adaptativas por medio de una mayor comprensión de sí mismo. En teoría, cuando el paciente comprende las verdaderas razones (con frecuencia inconscientes) por las cuales se siente o actúa en formas no adecuadas y comprende que estas razones ya no son válidas, entonces no tendrá que seguir conduciéndose de esta manera.
En el tratamiento psicoanalítico, el paciente ha de realizar estos descubrimientos por sí mismo con la ayuda y guía del terapeuta. Idealmente, este proceso de irse comprendiendo a sí mismo, incluye el reconocimiento intelectual de los deseos íntimos y de los conflictos, una participación emocional en los descubrimientos acerca de uno mismo, y la búsqueda sistemática del modo como los factores inconscientes han determinado la conducta pasada y presente y han afectado las relaciones con los demás.
Por lo tanto, las metas principales de la terapia psicoanalítica son: (1) la captación (Insight) intelectual y emocional de las causas fundamentales de la conducta del paciente y de sus problemas y (2) el trabajar al fondo de o elaborar las implicaciones de esta captación (Insight).
Tratamiento psicoanalítico
Uno de los mitos más populares acerca del psicoanálisis es que ocurre una percepción repentina de la vida entera de un solo golpe acompañado por una descarga explosiva (o “abreacción”) de toda la energía emocional acorralada del pasado, seguida por la desaparición total y permanente de todos los problemas del paciente. Hay poco de verdad en esta imagen. Aunque los pacientes de Freud a menudo experimentaban alivio después de la descarga de ciertos recuerdos, él estuvo convencido que la desaparición de un síntoma (por dramático que fuera) por lo general representaba sólo una parte de la terapia, y que si no se proseguía a desenterrar más material inconsciente no tardaban en aparecer nuevos síntomas.
En el año 1914 Freud explico que “volver consciente al inconsciente” es un proceso gradual que ocurre a lo largo de muchas sesiones analíticas, algunas de mayor tono emotivo que otras.
Alcanzar las metas ambiciosas del psicoanálisis que a veces pretende nada menos que una disección minuciosa de la personalidad del paciente y una lenta reconstrucción de ella, necesariamente requiere mucho tiempo (de tres a cinco sesiones por semana por 2 a 15 años), mucho dinero (el costo puede llegar a $100 dólares por hora) y también una gran destreza de parte del terapeuta para crear aquellas situaciones que facilitan y fortalecen el progreso. Así entonces, la meta del psicoanálisis es la reconstrucción de la personalidad del paciente.
Referencia: Bernstein, Douglas A. “Introducción a la Psicología clínica” Editorial McGraw-Hill. México. D.F. 1982. Pág. 357. Traductor: Herminio Abasta. UNAM.