En artículos anteriores he mencionado la importancia de ser multifuncional en el sentido terapéutico (conocer varios tipos de terapia) ya que una misma terapia, no siempre funcionara con todos los pacientes. Aunque claro, existen psicólogos que se han casado con alguna “Escuela Psicológica” que puede ser psicoanálisis, Gestalt, Humanista, etc. Y respeto su decisión. Sin embargo, he notado que con frecuencia llegan pacientes que pretenden que el psicólogo le resuelva su vida en tan solo una hora de terapia. En tales casos, si optara por el psicoanálisis es casi seguro que el paciente termine por irse, pero si eligiera algo como terapia breve existiría más posibilidad de que el paciente termine la terapia. Por esta misma razón, pensé que sería importante darles tres tipos de terapia que como terapeutas debemos conocer ya que es posible que en algún momento se llegue a necesitar de una ellas. Empecemos…
Las Terapias cognitivo-conductuales
Guimon 1,998
El enfoque cognitivo resulta el más empleado hoy en día para todo tipo de diagnóstico, sobre todo en las Terapias breves. Constituye, por otro lado, la base de la mayoría de los enfoques psicoeducacionales.
Los terapeutas conductuales consideran que los síntomas neuróticos proceden de un mal aprendizaje, por lo que debería bastar con modificar la conducta a través de técnicas como la desensibilización sistemática, la “inmersión” o la “inoculación” para tratar la neurosis.
Partiendo de esta idea, el proceso terapéutico en la clínica trabaja diversas estrategias que tienen como objetivo la flexibilización y modificación de los esquemas cognitivos disfuncionales (procesos del pensamiento). Esta técnica está regida por tres principios que son:
- El empirismo colaborativo
- Descubrimiento guiado
- Dialogo socrático
Las Terapias sistémicas
Las terapias de familia y de pareja de orientación sistémica, son tratamientos que datan de los años cincuenta, que han tenido un rápido crecimiento desde los sesenta. Están bien conceptualizados, pero sus técnicas terapéuticas, en general, han sido dejadas a la elección del terapeuta.
En la terapia familiar, el objetivo del tratamiento es tornar menos rígidas las comunicaciones entre los diferentes miembros de la familia. La interpretación de los fenómenos inconscientes no se utiliza, lo que hace que ni el análisis de los sueños, ni la asociación libre revistan importancia. Las intervenciones son directas y tienen por finalidad la modificación de la rigidez del sistema, mejorando la percepción de las comunicaciones entre los individuos (con la ayuda de técnicas como el “role playing”, el “sculpting”, etc.), la modificación de la comunicación viciada y su efecto sobre el sistema.
Como el terapeuta juega un papel activo y está por entero disponible, los verdaderos fenómenos de transferencia no aparecen, o cuando menos no se utilizan para ser interpretados. Las resistencias provienen sobre todo del miedo del sistema ante el cambio.
Ya que no hay interpretación del contenido inconsciente, no hay resistencia al contenido y, como la transferencia no se toma en cuenta, las resistencias respecto a ella también son ignoradas. Las técnicas de orientación sistémica se realizan casi siempre con familias aisladas o con varias agrupadas. Las intervenciones se han vuelto poco a poco menos radicales, sobre todo en lo concerniente al hecho de considerar al paciente como el “chivo expiatorio” de la patología familiar, lo cual tendía a culpabilizar injustamente a las familias y, en ocasiones, provocaba trastornos adicionales.
La Terapia de familia ya fue probada por autores de orientación analítica, pero es cierto que ciertos elementos procedentes de la Teoría General de los Sistemas pueden considerarse como aportaciones originales. Sin embargo, las diferencias entre la Psicoterapia familiar orientada hacia el Psicoanálisis y la Terapia familiar sistémica son, como hemos visto, numerosas.
Las Psicoterapias breves
La política de las psicoterapias breves indica que seis a ocho sesiones en un período de doce semanas suponen ya una “exposición eficaz al tratamiento”. Los terapeutas, por otro lado, tienen tendencia a acordarse de los pacientes que han visto durante cierto tiempo, mientras que aquellos que han tenido pocas sesiones con ellos son olvidados más fácilmente.
En la Psicoterapia breve se utilizan criterios de selección específicos y se realiza un contrato detallado. Se admite habitualmente que veinticinco sesiones representan el límite superior para Terapias dinámicas breves, pero se tiene más bien tendencia hoy en día a hablar de “eficaz en cuanto a la duración” (time-effective) que de breve.
Una encuesta llevada a cabo en los Estados Unidos mostró que el 84% de todos los clínicos declaraban practicar una forma cualquiera de terapia breve. Los terapeutas de orientación psico-dinámica preferían aplicar terapias a largo plazo o de duración moderada y ocupaban menos horas en Terapia breve que aquellos que tenían otras orientaciones teóricas. Eran en cualquier caso responsables de un cuarto de todas las Terapias breves realizadas en los Estados Unidos, a la vez que se sentían menos hábiles para utilizarlas y las consideraban menos eficaces que sus otros colegas. En realidad, estaban menos formados en esas técnicas.
Estas reflexiones llevan a la conclusión de que un número importante de terapeutas dinámicos se hallan en conflicto, ejecutando un trabajo breve en el cual no creen y sin haber sido formados de forma específica, lo que puede llevarles a desmoralizarse (“burn-out-syndrome”).
De hecho, la terapia breve no es considerada positivamente por aquellos terapeutas acostumbrados a trabajar en profundidad y a largo plazo y que poseen, por lo general, una actitud perfeccionista, pensando que “más es mejor” y deseando lograr cambios profundos en la personalidad de sus pacientes. Así que, ahora dejo a cada quien elegir qué tipo de terapia prefiera trabajar ya luego de conocer estas tres que son las más utilizadas en psicología clínica, aunque siempre le he dicho, el tipo de terapia depende de la situación del paciente por lo tanto es el terapeuta quien se acomoda al paciente no el paciente al terapeuta. Saludos
Referencia: Guimon, José. “Eficacia de las terapias de la salud mental” Las psicoterapias individuales verbales. Ediciones Desclée de Brouwer. Madrid, España. 2004. Págs. 301