Respuestas de Acción
Estratégias de Entrevista para Terapeutas
AUTOR: WILIAM H. CORMIER
Las respuestas de eschucha implican responder al mensaje del cliente fundamentalmanete desde su punto de vista o marco de referencia. En el proceso terapéutico hay momentos en los que es legítimo moverse más allá del marco de regerencia del cliente y emplear respuestas que incluyen percepciones y datos generados por el terapeuta. Estas respuestas, que nosotros denominamos respuestas de acción, son más activas que pasivas y reflejan un estilo más directivo del terapeuta y menos centrado en el cliente. Las respuestas de escucha influyen indirectamente sobre el cliente mientras que las respuestas de acción ejercen sobree éste una influencia más directa (Ivey, 1988). Las respuestas de acción se basan tanto en las hipótesis y percepciones del terapeuta como en los mensajes y conducta del cliente. Nosotros hemos seleccionado cuatro respuestas de acción: las pruebas, la confrontación, la interpretación y la información. Cuales son las diferencias entre prueba e información en las respuestas de acción del terapeuta. El propósito fundamental de las respuestas de acción es, Cuál es el propósito de las respuestas de acción? según Egan (1990), ayudar a los clientes a ver la necesidad de cambio y acción a través de un marco de referencia más objetivo.
RESPUESTAS DE ACCIÓN Y TEMPORALIZACIÓN
La temporalización, el momento en que se introducen las respuestas de acción en la entrevista es la parte más difícil del uso de las mismas. Las respuestas de escucha reflejan la comprensión de sí mismos de los clientes. Por el contrario, las respuestas de acción reflejan la comprensión que tiene el terapeuta sobre el cliente. Las respuestas de acción pueden utilizarse en la entrevista siempre que el terapeuta las fundamente con la atención y escucha. La base de atención puede elevar la receptividad del cliente al mensaje de acción del terapeuta. Si el terapeuta se confía sólo de sus opiniones y percepciones, el cliente puede responder con negaciones y con respuestas defensivas e incluso con el abandono de la terapia. Cuando sucede esto, el terapeuta debe retroceder a un nivel de influencia menos obstructivo y escuchar más al cliente, al menos hasta que se haya generado una fuerte base de confianza con el cliente.
CUATRO RESPUESTAS DE ACCIÓN
Hemos seleccionado cuatro respuestas de acción para el presente capítulo: las pruebas, la confrontación, la interpretación y la información. Una prueba es una pregunta o cuestión, abierta o cerrada. Una confrontación es la descripción de una discrepancia del cliente. Una interpretación es una posible explicación de la conducta del cliente. La información es la comunicación de datos o hechos sobre experiencias, sucesos, alternativas o personas.
Observe cómo se diferencian estas cuatro resuestas de acción en el siguiente ejemplo:
• Cliente, una viuda de 35 años, madre de dos hijos pequeños: toda mi vida se quebró cuando murió mi marido. Sigo sintiendome muy insegura de mi capacidad para salir adelante y para mantener a mis hijos. Mi marido tomaba siempre todas las decisiones por mí. Llevo tanto tiempo sin dormir y cada vez bebo más que ni siquiera puedo pensar. Además he engordado 7 kilos. Tengo el apsecto de una puta. ¿Quién puede querer emplearme en el estado en que me encutro?
• Pruba del Terapeuta: ¿Qué te hace pensar queno eres capaz de arreglártelas tú sola? O ¿Cómo crees que podrías manejar la situación?
• Confrontación del Terapeuta: Parece que me estás diciendo dos cosas, primero que no estás segura de tu capacidad para trabajar y mantener a tu familia pero también que estás dificultando la posibilidad que alguien te vea como apta para ocupar un puesto por las cosas que tu estás haciendo, como beber y engordar.
• Interpretación del Terapeuta: Es posible que tu consumo elevado de alcohol y el mismo isomnio sean las formas de continuar evitando la aceptación de la responsabilidad de adoptar decisiones por ti misma.
• Información dada por el Terapeuta: Quizá no hayas superado aún el proceso de dolor. Puede ayudarte el reconocer tus sentimientos de pérdida y analizar el momento en que te hallas con respecto a los diferentes estados de aflicción. Por ejemplo…
PRUEBAS
Las pruebas o preguntas, son parte indispensable del proceso de entrevista. Su efectividad depende del tipo de pregunta y de la frecuencia de su uso. Las preguntas tienen la capacidad de establecer un patrón de intercambio interpersonal deseable o indeseable, dependiendo de la destreza del terapeuta (Long, Paradise & Long, 1981). Los entrevistadores noveles cometen el error de asumir que una entrevista terapéutica consiste en una serie de preguntas y respuestas, o en plantear un tipo equivocado de respuesta. Estas prácticas pueden provocar que el cliente se sienta interrogado más que comprendido.
Error que con frecuencia cometen los terapéutas noveles en la prueba.La investigación ha demostrado que incluso los terapeutas con experiencia abusan de la respuesta verbal potencialmente muy valiosa (Spooner & Stone, 1977). Desafortunadamente es muy fácil hacer una pregunta en los momentos de silencio o cuando el teraperuta no encuentra las palabras. No se debería plantear ninguna pregunta sin un propósito determinado.
PREGUNTAS ABIERTAS Y CERRADAS: La mayoría de las preguntas efectivas están formuladas de modo abierto, empezando con palabras como qué, cómo, cuándo, dónde o quién. “Las preguntas abiertas predictiblemente producirán una respuesta bastante específica en el cliente, proporcionando de este modo información importante sobre el problema”. Dependiendo de qué se quiera solicitar, así será la pregunta a utilizar. Las preguntas abiertas cumplen diferentes propósitos en diferentes situaciones terapéuticas.
1. Al inicio de una entrevista (¿sobre qué te gustaría hablar hoy?).
2. Para animar al cliente a aportar más información (¿qué más podrías decirme sobre esto?).
3. Obtener ejemplos de conductas pensamientos o sentimientos particulares para que el terapeuta pueda entender mejor las condiciones vinculadas al problema del cliente (¿qué vas ha hacer en esta situación? ¿qué estás pensando en esta situación? ¿cómo te sientes con respecto a esto?).
4. Generar en el cliente la obligación de comunicarse invitándole a hablar y guiándole hacia una interacción centrada.
Al contrario de las preguntas abiertas, las cerradas o centradas en un aspecto pueden ser útiles si el terapeuta busca hechos particulares o está interesado en una cuestión específica. Estas preguntas empiezan con palabras como estás, has, puedes,… y pueden responderse con un si, un no o una respuesta muy brebe. Estos son ejemplos de preguntas cerrradas:
1. De todos los problemas que hemos comentado, ¿cuál te preocupa más?.
2. ¿Hay algún caso de depresión en tu familia?
3. ¿Has pensado buscar trabajo en los próximos meses?
Los propósitos de las preguntas cerradas son:
1. Limitar el área de discusión pidiendo al cliente respuestas específicas (¿Hay algún caso de depresión en tu familia?).
2. Obtener información específica (¿Vive tu hija aún en casa?).
3. Identificar parámetros de problemas (¿Has notado que algo empeora la depresión?).
4. Interrumpir a un cliente excesivamente hablador que divaga (¿Podrías centrarte ahora en el tema de la situación familiar que has mencionado antes?).
Las preguntas cerradas deben introducirse en intervalos a lo largo de la entrevista. Demasiadas preguntas cerradas pueden desanimar el transcurso de la conversación y dan al cliente la oportunidad de evitar temas sensibles o importantes.
CONSEJOS PARA LA PALICACIÓN DE LAS PRUEBAS.
Las pruebas resultarán más útiles y efectivas si usted recuerda algunos consejos para su aplicación.
En primer lugar, formule preguntas que se centren en los problemas del cliente. Las preguntas adecuadas surgen de lo que ya ha dicho el cliente, no de la curiosidad o la necesidad de cercanía del terapeuta.
En sengudo lugar, después de una pregunta, permita una pausa que dé al cliente tiempo suficiente para responder. Recuerde que el cliente puede carecer de la respuesta inmediata. La sensación de urgencia para responder puede ser amenazadora y puede conducir al cliente a dar una respuesta que agrada al terapeuta.
En tercer lugar, formule sólo una pregunta cada vez. Algunos entrevistadores tienden a preguntar múltiples preguntas (dos o más) antes de dar tiempo para responder al cliente. Esto confunde al cliente, quien puede responder sólo a la pregunta menos importante de toda la serie.
En cuarto lugar, evite las preguntas acusadora o antagonistas. Estas son preguntas que reflejan antagonismo o por el tono de voz del terapeuta o por el empleo de la palabra por qué. Usted puede lograr la misma información preguntando “qué” en vez de “por qué”. Las preguntas acusadoras pueden colocar al cliente en una actitud defensiva.
Finalmente, evite emplear preguntas como forma fundamental de respuesta durante una entrevista (son casos excepcionales: los ingresos, el historial o una sesión de evaluación). Recuerde que en algunas culturas no occidentales, las preguntas pueden parecer ofensivas e intrusivas. Las preguntas son más efectivas cuando producen nuevos insights y generan nueva información. Para determinar si es realmente imprescindible el empleo de una pregunta en un momento determiando durante una sesión, plantéese así mismo la pregunta y vea si puede responderla usted por el cliente. Si lo puede, la pregunta es probablemente innecesaria y otra respuesta sería probablemente más productiva.
FASES PARA LA APLICACIÓN DE PRUEBAS: En la formulación de pruebas efectivas hay cutro fases:
1. ¿Cuál es el propósito de mi prueba, es ésta terapéuticamente útil?
2. ¿Puedo anticipar la respuesta del cliente?
3. Conociendo el propósito, ¿cómo puedo formular mi prueba para que sea más efectiva?
4. ¿Cómo puedo saber si mi prueba es efectiva?
De la respuesta verbal y no verbal del cliente, el terapeuta puede concluir que la pregunta ha sido efectiva porque el cliente se ha centrado en uno de los problemas y no parece sentirse amenazado por la pregunta. El terapeuta puede sentirse satisfecho de haber formulado al cliente una pregunta efectiva.
CONFRONTACIÓN
Es la respuesta verbal mediante la cual el terapeuta describe las posibles discrepancias, conflictos y mensajes mixtos de los sentimientos, pensamientos o acciones del cliente. Patterson y Eisenberg (1983) creen que la confrontación es un instrumento para centrar “la atención del cliente en algunos aspectos de su conducta, que si cambia, puede implicar una mejora en el funcionamiento”. Uno de los propósitos de la confrontación consiste en ayudar al cliente a explorar otras formas de autopercepción o un aspecto que al final conduce a diferentes acciones o conductas. El propósito para emplear una confrontación para manejar un mensaje mixto consiste en describir al cliente dicha discrepancia o contradicción. Con mucha frecuencia, el cliente no es consciente, o sólo vagamente, del conflicto hasta que el terapeuta se lo muestra. Al describir la discrepancia, a menudo es conveniente utilizar una confrontación que presenta o conecta ambas partes de la discrepancia.
REGLAS BÁSICAS DE LA CONFRONTACIÓN: Debe ser transimitida de tal modo que ayude al cliente a examinar las consecuencis de su conducta más que a defender su acción. En otras palabras, la confrontación debe emplearse con cuidado para no favorecer la misma conducta o modelo que el terapeuta cree que se debe reducir o modificar
En primer lugar, sea consciente de sus propios motivos para aplicar la confrontación. Aunque la misma palabra tenga un sentido punitivo o esté emocionalmente cargada, la confrontación en el proceso terapéutico no es un ataque hacia el cliente o una oportunidad para enfrentarse al cliente. Es un medio para ofrecer feedback constructivo que sea positivo en el contexto y la intención y no rechaza al cliente ni es crítico.
Antes que el terapeuta se confronte con un cliente debe establecerse el rapport y la confianza. La confrontación no debería introducirse salvo que usted, como terapeuta, esté deseando mentener o incrementar su implicación en la relación terapéutica. La primera consideración es juzgar cuál parece ser su nivel de implicación con cada cliente y de acuerdo a ello adaptarse. Mientras más fuerte sea la relación, más receptivo puede ser el cliente a la confrontación.
La temporalización es también un factor importante para la introducción de las confrontaciones. La capacidad percibida del cliente para proceder ante una confrontación debería ser la principal regla para decidir el momento de su uso. En otras palabras, antes de adelantarse y enfrentarse, determine el nivel de atención, el nivel de ansiedad, el deseo de cambiar y la capacidad para escuchar que demuestra la persona.
Por útlimo, reconocer los límites de la confrontación. La confrontación normalmente despierta la conciencia del cliente sobre la discrepancia o el conflicto. La conciencia de una discrepancia es el primer paso para resolver los conflictos. La confrontación como respuesta simple, no siempre va a generar la resolución de la discrepancia si no existe un tratamiento adicional o estrategias de intervención como el role play, diálogo Gestalt y trabajo de re decisión TA.
REACCIONES DEL CLIENTE: Los clientes que reciben y reconocen una confrontación pueden sentir ansiedad o desazón sobre las implicaciones. Generalmente un terapeuta puede esperar cuatro tipos de reacciones de los clientes ante una confrontación: la negación, la confusión, la aceptación falsa y la aceptación genuina.
FASES DE LA CONFRONTACIÓN: AL formular una confrontación tenga en cuenta la siguiente estrategia de aprendizaje cognitivo:
1. ¿Qué discrepancia o mensaje mixto observo, escucho o capto en la comunicación del cliente?
2. ¿Cómo puedo resumir los diversos elementos de dicha discrepancia?
3. ¿Qué palabras puedo incluir en mi respuesta que coincidan con los términos sensoriales empleados por el cliente?
4. ¿Cómo puedo evaluar mi confrontación?
De la respuesta del cliente, que confirma la discrepancia, el terapeuta puede concluir que la confrontación ha sido, en principio, útil (se precisa continuar con el tema de la sicrepancia para ayudar al cliente a resolver el conflicto entre los sentimientos y las acciones).
Interpretación
La interpretación es una destreza que conlleva entender y comunicar el significado de los mensajes del cliente. Al formular una interpretación, el terapeuta proporciona al cliente una perspectiva diferente de sí mismo u otra explicación de sus actitudes y conductas. Según Brammer, la interpretación implica presentar al cliente una hipótesis sobre las relaciones o significados existentes entre sus conductas. Johnson señala que la interpretación es útil para los clientes porque conduce a la introspección, y la introspección es la llave de acceso a la mejora del bienestar psicológico y un precursor del cambio de conducta.
La respuesta interpretativa puede definirse de diversos modos. Una interpretación puede variar en cierto grado en razón de su propia perspectiva, su orientación teórica y la causa o factores que contribuyen en el problema del cliente según usted. Definimos la interpretación como una afirmación del terapeuta que asocia o establece relaciones causales entre varias conductas, sucesos o ideas del cliente o presenta una posible explicación de la conducta del cliente (incluyendo los sentimientos, pensamientos y acciones observables). La interpretación difiere de las respuestas de escucha (paráfrasis, clarificación, reflexión, síntesis) porque maneja también la parte implícita del mensaje, la parte que el cliente no verbaliza explícita o directamente. Como señalan Brammer, Shostrom y Abrego, al interpretar, un terapeuta verbalizará aspectos que probablemente el cliente ha sentido pero sólo vagamente. Nuestro concepto de la interpretación es equivalente a lo que Egan denomina empatía precisa avanzada, que es un instrumento para ayudar al cliente a moverse de menos a más. En otras palabras, Si el cliente no entiende con claridad algún aspecto o si habla cautelosamente, entonces el terapeuta lo verbaliza directa, clara y abiertamente.
La interpretación proporciona multitud de beneficios y ventajas si se emplea debidamente en la entrevista terapéutica. En primer lugar, las interpretaciones efectivas pueden contribuir a desarrollar una relación terapéutica positiva reforzando la autoapertura del cliente, potenciando la credibilidad del terapeuta y mostrando al cliente las aptitudes del terapeuta. Otro propósito de la interpretación es identificar las relaciones o patrones causales entre los mensajes y conductas implícitas y explícitas del cliente. Un tercer propósito de la interpretación es asistir al cliente para que examine su conducta desde un marco de referencia diferente o con una explicación diferente para lograr una mejor comprensión del problema. La última y más importante razón para introducir la interpretación es motivar al cliente a recolocar las conductas inefectivas por otras más funcionales.
El marco de referencia seleccionado para una interpretación debería ser consistente con la propia orientación teórica del consejo psicológico: un terapeuta psicodinámico puede interpretar conflictos o ansiedad no resueltos; un terapeuta adleriano puede subrayar la lógica errónea; un entrevistador de Análisis Transaccional puede interpretar los juegos del cliente o los estados del ego; un terapeuta cognitivo puede enfatizar el pensamiento racional e irracional y un terapeuta conductista puede enfatizar los patrones desajustados de la conducta. Los terapeutas tradicionales (o de la vieja guardia) centrados en el cliente, a menudo son reacios a emplear la interpretación, pero los nuevos terapeutas centrados en el cliente interpretan y con frecuencia enfatizan en sus interpretaciones temas como la autoimagen y la intimidad. Los terapeutas de la Gestalt consideran la interpretación como un error terapéutico porque reduce la responsabilidad del cliente.
A continuación incluimos un ejemplo que puede ayudarle a entender la naturaleza de la respuesta interpretativa con mayor claridad. Advierta que el marco de referencia o contenido varía según la orientación teórica del terapeuta.
Cliente, una mujer joven: Todo es agobio. No pasa nada nuevo o interesante. Me gustaría tener dinero para hacer algo diferente.
1. Interpretación de orientación adleriana: Parece como si necesitaras amigos, dinero y mucho movimiento para que tu vida merezca la pena y para sentirte bien contigo misma.
2. Interpretación desde la perspectiva del Análisis Transaccional: Parece como si tú funcionaras mejor sólo cuando juegas y te diviertes. La Niña que hay en ti parece que controla mucho en tu vida.
3. Interpretación desde la perspectiva racional-emotiva: Parece que te muestras un poco catastrófica, como no tienes amigos a tu alrededor ahora y no tienes dinero, las cosas van a ser terribles. ¿Dónde encuentras las pruebas o datos que confirman esto? Sospecho que tu sensación de aburrimiento cambiaría si pudieras obtener una conclusión diferente o más lógica sobre la falta de amigos y dinero en éste momento.
4. Interpretación de orientación conductista: Pareces estar diciendo que no sabes cómo salir adelante o divertirte si no hay gente a tu alrededor. Quizá reconocer esto puede ayudarte a aprender a comportarte con más confianza en ti misma.
En todos los ejemplos anteriores, los terapeutas emplean la interpretación para señalar que el cliente depende más de las cosas o las personas que de sí misma para llenar su vida de significado. En otras palabras, el terapeuta describe una posible asociación o relación entre los sentimientos de aburrimiento explícitos del cliente y su conducta explícita dependiente de otros para aliviar el aburrimiento. El terapeuta espera que esta explicación proporcione al cliente una mejor comprensión de sí misma que puede emplear para generar significado y diversión a su vida.
Contenido y formulación de las interpretaciones efectivas. Durante los últimos años diversas investigaciones han estudiado diferentes parámetros de la interpretación. Los resultados de estos estudios sugieren la existencia de tres parámetros que afectan al contenido y formulación de una interpretación apropiada: (1) profundidad, (2) centro de atención y (3) connotación. La profundidad es el grado de discrepancia entre la perspectiva expresada por el terapeuta y las opiniones del cliente. Presentar a los clientes una perspectiva diferente a la que tienen se cree que facilita el cambio mediante la propuesta de reconceptualizar el problema. Una cuestión importante hace referencia a la proporción en que difieren la conceptualización del terapeuta con la opinión del cliente. Un estudio de Claiborn et al. Investigó este factor. Los resultados apoyan la opinión generalizada que las interpretaciones con discrepancia elevada (muy profunda) tienden a ser más rechazadas por el cliente, posiblemente porque son inaceptables, parecen demasiado prepotentes o provocan resistencia. Por el contrario, las interpretaciones que son congruentes o poco discrepantes con el punto de vista del cliente son las más adecuadas para producir el cambio, posiblemente porque estas son más inmediatamente comprensibles y útiles para los clientes.
Un segundo factor que afecta al contenido y la formulación de las interpretaciones está relacionado con el centro de atención o dirección de la interpretación. La investigación sugiere que las interpretaciones centradas en el control subrayando las causas que puede controlar el cliente son más efectivas que aquellas cuyas causas no puede cambiar el cliente. Centrarse en causas controlables parece especialmente útil con clientes que muestran un locus de control altamente interno en oposición al externo.
El tercer parámetro que influye sobre el contenido y formulación de las interpretaciones hace referencia a la connotación de la interpretación, es decir, si el terapeuta clasifica la conducta del cliente y cree en un modelo positivo o negativo. Por ejemplo, una interpretación con connotación negativa podría ser Harry, al parecer estás diciendo que para ti es demasiado difícil compartir a tu padre con su nueva esposa porque durante los últimos diez años te has acostumbrado a tenerlo sólo para ti. Me pregunto si exiges ser el número uno para él o si no estás dispuesto a colaborar. Esto equivale al comportamiento de un niño pequeño que pide atención y cuando no la consigue hace pucheros. Por el contrario, una interpretación con connotación positiva podría ser: Harry, al parecer estás diciendo que para ti es demasiado difícil compartir a tu padre con su nueva esposa porque durante los últimos diez años te has acostumbrado a tenerlo sólo para ti. Probablemente el hecho que reconozcas que te sientes bloqueado ahora te ayudará a comportarte de tal forma que aumentarán tus posibilidades para ser incluido en vez se excluido. Aunque los dos tipos de interpretación pueden producir algún cambio inmediato, estructurar las interpretaciones para reflejar una connotación positiva parece promover un cambio más firme.
En resumen, para formular una interpretación asegúrese que el punto de vista expresado en su afirmación sea solo levemente discrepante de la opinión del cliente. En segundo lugar, conviene centrarse en causas que el cliente puede controlar y modificar, si eso es lo que se pretende. Por último, incluya preferentemente una connotación positiva en vez de negativa, al nuevo o diferente marco de referencia.
Reacciones del cliente a las interpretaciones. Las reacciones del cliente a las interpretaciones pueden variar desde la expresión de una mayor autocomprensión y descarga de emociones hasta la reducción de la expresión verbal y el silencio. Aunque las investigaciones sugieren que las interpretaciones pueden contribuir a la autoexploración y al cambio de conducta, los clientes también pueden reaccionar a las interpretaciones con conductas defensivas y el descenso de apertura. Como señala Pope, a menudo, las interpretaciones ahondan en materiales o experiencias cuyo aprendizaje se ha resistido el cliente por la ansiedad que produce esa situación particular.
Si la interpretación se encuentra originalmente en una conducta defensiva o con hostilidad, puede ser mejor abandonar temporalmente ese aspecto y retomarlo posteriormente. La repetición es un concepto importante para el uso de las interpretaciones. Como señalan Brammer, Shostrom y Abrego, Como una interpretación válida puede hallar resistencia, puede ser necesario para el terapeuta repetir la interpretación en momentos apropiados, de diferentes formas, y con pruebas adicionales. Sin embargo, ante la resistencia del cliente no es conveniente insistir con una interpretación sin antes reexaminar la objetividad de la misma. Otra forma para manejar la resistencia del cliente ante una interpretación aparentemente válida consiste en utilizar una metáfora, es decir, relatar una parábola, historia o mito que sirva como espejo sobre el cual el cliente pueda proyectar su propia situación vital.
Reglas básicas para la formulación de interpretaciones. La interpretación puede ser la única actividad del terapeuta que ayuda al cliente a encarar más que defender o evitar, un conflicto o problema. Sin embargo, la contribución potencial de una interpretación depende en cierta medida de la capacidad del terapeuta para emplear esta respuesta con efectividad en los momentos idóneos. Existen multitud de reglas básicas que deberían ser tomadas en consideración al emplear la interpretación. En primer lugar, hay que ser cauteloso con la temporalización. EL cliente debería mostrar cierto grado de disposición al autoexplorar o autoexaminarse antes de emplear este recurso. Generalmente una respuesta de interpretación no se formula en las sesiones iniciales y se reserva para instantes posteriores porque se necesita recoger información como base de la respuesta interpretativa y porque el cliente típico requiere bastantes sesiones antes de acostumbrarse al tipo de material discutido en la terapia. EL cliente puede ser más receptivo a sus interpretaciones cuando se siente cómodo con los temas examinados y muestra cierta disposición a aceptar la respuesta interpretativa. Como señalan Brammer, Shostrom y Abrego, un terapeuta no interpreta normalmente hasta el momento en que casi el mismo cliente podría formular la interpretación.
La temporalización es un factor importante incluso en el intervalo de una sesión. Normalmente una interpretación es más útil en la fase inicial o media de la entrevista de modo que el terapeuta y el cliente tengan tiempo suficiente para trabajar la reacción del cliente. Si el terapeuta sospecha de la interpretación puede producir ansiedad o resistencia o ruptura del dique emocional, puede ser conveniente posponerlo hasta el inicio de la próxima sesión.
Una segunda regla básica consiste en asegurar que la interpretación está basada en los mensajes emitidos por el cliente y no en sus propios sesgos y valores proyectados sobre el cliente. Esto le exige que usted sea consciente de sus propios puntos flacos. Por ejemplo, si usted ha tenido una mala experiencia matrimonial y tiene prejuicios hacia las personas que están casadas o se casan, sea consciente de cómo puede afectar esto sobre su forma de interpretar los mensajes de los clientes referentes al matrimonio. Si usted no toma en consideración sus propios valores, podría aconsejar a todos los clientes que acuden a terapia marital que se alejen del matrimonio, lo cual no tiene por qué coincidir con los intereses de algunos de ellos. Como afirman Ivey y Gluckstern, debe evitarse el imperialismo psicológico, especialmente durante el uso de la interpretación. Considere si usted interpreta con el propósito de presentar al cliente información útil o con el único propósito de exhibir su capacidad. Asegúrese que su interpretación se basa en datos suficientes y transmita con espíritu colaborador la interpretación haciendo del cliente un participante activo.
Una tercera regla básica para el uso de una interpretación eficaz está vinculada a la formulación de la misma. Aunque las investigaciones iniciales sugieren que no hay diferencias entre las interpretaciones emitidas con una formulación absoluta y las emitidas de forma sugerente, creemos que en la mayoría de los casos las interpretaciones deberían formularse de forma sugerente, con frases como me pregunto si, quizás, es posible que o parece como si. Formulando de forma sugerente en vez de absoluta se evita la imagen todopoderosa del terapeuta y se suaviza la resistencia o actitud defensiva del cliente ante la interpretación. Jones y Gelso defienden el empleo de las interpretaciones sugerentes (frente a las absolutas o las interrogativas), al menos en los estadios iniciales de la terapia. Después de cada interpretación es conveniente comprobar la exactitud de su respuesta interpretativa preguntando al cliente la veracidad de su mensaje. Volver a la clarificación es siempre una forma útil de determinar la precisión de su interpretación del mensaje.
Fases de la interpretación. Para formular interpretaciones efectivas existen cinco fases. En primer lugar, escuchar e identificar el significado implícito de los mensajes del cliente, lo que el cliente transmite indirectamente. En segundo lugar, formular una interpretación que proporcione al cliente una forma levemente diferente de observar el problema o aspecto. Este marco de referencia alternativo debería de ser consistente con su orientación teórica y no discrepar en exceso de las opiniones del cliente. En tercer lugar, asegurarse que su punto de vista sobre el problema, su marco de referencia, enfatiza más los factores positivos que los negativos o sobre los aspectos que el cliente puede modificar o cambiar. Después, seleccionar las palabras que configurarán la interpretación para que coincidan con los términos sensoriales o predicados del cliente. Finalmente, examinar la efectividad de su interpretación evaluando la reacción del cliente. Busque señales de reconocimiento no verbal como la sonrisa o la mirada contemplativa así como las claves verbales y de conducta que indican la discrepancia del cliente.
Informar
En la entrevista terapéutica hay muchos momentos en que el cliente puede sentir una necesidad real de información. Por ejemplo, un cliente que dice ser sexualmente abusada por su marido puede necesitar información sobre sus derechos y alternativas legales. Un paralítico reciente puede necesitar información sobre posibilidades de empleo y adaptaciones del estilo de vida con las tareas domésticas o las relaciones sexuales. Según Selby y Calhoun, Proporcionar información sobre los cambios psicológicos y sociales que conlleva una situación problemática particular (…como el divorcio) puede ser muy útil junto a cualquier estrategia terapéutica. Selby y Calhoun aseguran que se ha prescindido de la información como parte explícita e importante del tratamiento a pesar de las muestras que indican el valor terapéutico de la misma sobre la situación problemática del cliente.
Nosotros definimos el acto de informar como la transmisión verbal de datos o hechos sobre experiencias, sucesos, alternativas o personas. El acto informativo en el proceso terapéutico cumple cuatro funciones. En primer lugar, la información es necesaria cuando el cliente desconoce sus opciones. Proporcionarle información es una forma de ayudar al cliente a identificar las posibles alternativas. Como sugieren Gelatt, Varenhorst, Carey y Miller, las posibilidades de una persona aumentan cuando basándose en la información, puede crear sus propias alternativas. Por ejemplo usted puede estar asistiendo a una cliente que aseguras que va a abortar porque es su única alternativa. Aunque ella puede decidir llevar adelante su propósito, debería conocer otras opciones antes de adoptar la decisión final. Proporcionar información es también útil cuando el cliente no es consciente de los resultados de una decisión o pan de acción determinado. Proporcionar información puede ayudar al cliente a evaluabr las diferentes alternativas y posibles acciones. Por ejemplo, si la cliente es menor de edad y desconoce que necesita el consentimiento de sus padres para abortar, esta información puede influir sobre su elección. En los ejemplos anteriores se proporciona información para equilibrar la ignorancia. Según Egan, esto es especialmente crítico cuando la ignorancia es la principal causa de la situación problemática o está empeorando la situación problemática. Informar puede ser conveniente para corregir datos no fiables o no válidos o para deshacer un mito. En otras palabras, proporcionar información puede ser necesario cuando el cliente se halla mal informado sobre algún aspecto. Por ejemplo, una cliente embarazada puede decidir abortar por la falsa idea que el aborto es una forma de controlar la natalidad en el futuro.
La última función del acto informativo es ayudar a los clientes a examinar los problemas que han estado evitando satisfactoriamente. Por ejemplo, un cliente que no se ha sentido bien físicamente durante el último año puede ser animado para que diagnostique su problema cuando se le presenta información sobre los efectos de abandono del tratamiento en diversas enfermedades.
Diferencias entre informar y aconsejar. Es conveniente diferenciar la información del consejo. Al dar un consejo, una persona normalmente recomienda o prescribe una solución o curso de acción particular para que siga el receptor. Por el contrario, proporcionar información consiste en presentar información relevante sobre el aspecto o problema y la decisión sobre el curso de acción final, si existe, es adoptada por el cliente. Considere las diferencias entre las dos respuestas siguientes:
Cliente, una madre joven: Me resulta tan difícil negar las peticiones que me hace mi hija, decirle no, incluso cuando sé que no son razonables y que pueden ser peligrosas para ella.
Terapeuta (consejo): ¿Por qué no empiezas respondiéndole no una vez al día? por el momento, cualquier cosa que te resulte fácil rechazar, y después observas lo que pasa.
Terapeuta (información): Me parece que podemos comentar dos aspectos que pueden afectar la forma en que manejas esta situación. En primer lugar podríamos hablar sobre qué sientes que pasaría si respondes no. También deberíamos analizar cómo se manejaron tus peticiones en tu propia familia cuando eras una niña. Con frecuencia los padres repiten con sus hijos los esquemas que utilizaron con ellos sus propios padres, y lo hacemos de forma tan automática que ni siquiera nos percatamos que sucede así.
En el primer ejemplo, el terapeuta ha recomendado una acción que puede ser o no ser útil. Si funciona, el cliente puede sentirse encantado y esperar en lo sucesivo que el terapeuta disponga de otras soluciones mágicas. Si falla, el cliente puede sentirse incluso más decepcionado y plantearse si la terapia puede ayudarle a resolver sus problemas. La información adecuada y efectiva se presenta como algo que el cliente podría ponderar o hacer pero no lo que éste debería hacer, como lo que el cliente podría considerar pero no lo que debe tomar en cuenta.
Dar consejos conlleva multitud de peligros que convierten a esta estrategia en un posible atolladero para los terapeutas. En primer lugar, el cliente puede rechazar no solo esta parte de la recomendación, sino también otras ideas que presenta el terapeuta con el propósito de establecer cierta independencia y frustrar cualquier esfuerzo del terapeuta por influir sobre el cliente. En segundo lugar, si el cliente acepta el consejo del terapeuta y este le conduce a una acción insatisfactoria, el cliente responsabilizará de ello al terapeuta y puede provocar la finalización prematura de la terapia. En tercer lugar, si el cliente sigue el consejo y está satisfecho con la acción, puede llegar a ser excesivamente dependiente del terapeuta y esperar o exigir más consejos en las futuras sesiones. Por último, siempre existe la posibilidad que un cliente malinterprete el consejo y pueda perjudicarse o molestar a otros tratando de cumplirlo.
Reglas básicas para proporcionar información. Lewis señala que la información debería ser un instrumento dentro de la terapia, no un fin en sí mismo. Generalmente se considera que proporcionar información es apropiado cuando la necesidad de información está directamente relacionada con los problemas o fines del cliente y cuando la presentación y tratamiento de la información se emplean para favorecer al cliente en el logro de dichos objetivos.
Para introducir la información adecuadamente, el terapeuta debería tener en cuenta tres reglas fundamentales: cuándo informar, qué información se requiere y cómo informar. En la Tabla 6.2 se resumen las reglas referentes a cuándo, qué y cómo informar en la terapia. La primera regla, el cuándo, implica reconocer la necesidad de información en el cliente. Si el cliente no dispone de todos los datos o lo s que tiene no son válidos, existe una necesidad.
Para que sea útil, la información debe contemplarse en la temporalización. El cliente debe mostrar receptividad ala información antes que ésta sea proporcionada. Como señala Lewis, un cliente puede ignorar la información si ésta se introduce con demasiada urgencia en la interacción terapéutica.
El terapeuta también debe determinar qué información es útil y relevante para el cliente. Generalmente, la información es útil si incluye algo que el cliente probablemente no puede encontrarlo por su propia cuenta y si el cliente cuenta con los medios para actuar con base en la información obtenida. El terapeuta también debe decidir si la información se presenta en secuencias para favorecer la lógica del cliente. Como los clientes recordarán mejor la información inicial, presentar la información más significativa en primer lugar puede ser una buena norma al secuenciar la información. Por último, al seleccionar la información que se va a dar, conviene no imponer ninguna información al cliente, porque en última instancia él es responsable de decidir qué información desea emplear. En otras palabras, la información no debería utilizarse como una clase magistral a través de la cual el terapeuta introduce en el cliente sus propios valores.
En la misma entrevista, la transmisión de la información, el cómo informar es crucial. La información debería ser comentada de tal forma que sea manejable para el cliente y le anime a escuchar y aplicar dicha información. Además la información debería presentarse con la debida objetividad. No eliminar hechos simplemente porque no resultan agradables. Se debe procurar no sobrecargar de información al cliente. La mayoría de las personas no son biónicas y no pueden asimilar gran cantidad de información de un tirón. Limitar la cantidad de información presentada cada vez puede ser beneficioso. Normalmente, mientras más información se proporciona a los clientes, menos recuerdan éstos. Los clientes recuerdan mejor la información cuando ésta se presenta fragmentada.
La información que se presenta puede diferir en la profundidad y en el impacto emocional que produce sobre los clientes. Los clientes pueden no reaccionar emocionalmente ante la información simple o ante la presentación de algunos hechos como la información sobre el procedimiento terapéutico o sobre un empleo o ante un resumen. Sin embargo, los clientes pueden reaccionar con enfado, ansiedad o alivio ante información más profunda o con mayores consecuencias como es el caso del resultado de una prueba. Pregunte y comente con el cliente las reacciones de éste a la información que usted le presenta. Además, le conviene esforzarse para que el cliente entienda la información que le presenta. Evite la jerga al incluir explicaciones y utilice papel y lápiz mientras presenta la información para dibujar o hacer diagramas que subrayen los puntos más importantes, u ofrezca a los clientes papela y lápiz para que apunten las ideas clave. Recuerde pedir a los clientes que verifiquen su impresión de la información bien resumiéndola o bien repitiéndosela. Trate de comprobar también cuándo no se requiere más información. Informar durante mucho tiempo puede reforzar la tendencia del cliente a evitar la acción.
Fases de la información. Existen seis fases en la formulación de qué, cuándo y cómo presentar la información a los clientes. En primer lugar, evalúe de qué información carece el cliente con respecto al aspecto o problema. En segundo lugar, compruebe las partes más importantes que va a incluir en su presentación. En tercer lugar, decida cómo secuenciar la información para facilitar la comprensión y retención del cliente. En cuarto lugar, considere la forma de presentar la información para que el cliente pueda entenderla. En quinto lugar evalúe el impacto emocional que probablemente producirá la información sobre el cliente. Por último determine si su acción informativa ha sido efectiva. Controle las reacciones del cliente y haga el seguimiento del uso que hace el cliente de esta información en las siguientes sesiones. Recuerde también que algunos clientes pueden almacenar la información y actuar con base en ella algún tiempo después, incluso cuando la terapia ha finalizado.
Para facilitar el uso de esta estrategia hemos resumido las fases en seis preguntas que usted puede utilizar a modo de estrategia de aprendizaje cognitivo:
1. ¿De qué información, relativa al problema o aspecto, carece el cliente?
2. ¿Cuáles son las partes más importantes de esta información que debo incluir en mi presentación?
3. ¿Cómo puedo secuenciar mejor la información?
4. ¿Cómo puedo presentar esta información para que el cliente la atienda?
5. ¿Qué impacto emocional puede producir esta información sobre el cliente?
6. ¿Cómo sabré si informar al cliente ha sido efectivo?
A continuación se incluye un ejemplo del uso que hace un terapeuta de esta estrategia de aprendizaje cognitivo. El terapeuta atiende a una mujer a quien tres médicos han recomendado que se practique una mastectomía porque tiene un carcinoma (cáncer) de pecho. Aunque la cliente reconoce que su decisión de no someterse a una intervención quirúrgica puede tener consecuencias negativas sobre su salud, expresa su rechazo a someterse a la operación por las posibles reacciones de la gente a su deformidad tras la operación.
1. ¿De qué información relativa al problema o aspecto carece el cliente?
La cliente parece desconocer la existencia de prótesis y atuendos especiales diseñados para que su aspecto físico siga siendo el mismo después de la intervención. (En este caso particular, debido al tipo de problema, se debe comprobar si la cliente dispone también de la información médica necesaria).
2. ¿Cuáles son las partes más importantes de esta información que debo incluir en mi presentación?
a. Si éste es su único problema con respecto a la intervención, se puede remediar con sólo una prótesis o atuendo apropiado.
b. Que existen otras mujeres pertenecientes al grupo de Mujeres Mastectomizadas que han superado este problema después de una intervención similar y están dispuestas a compartir sus impresiones con ella.
3. ¿Cómo puedo secuenciar mejor la información?
Mencionar primero la prótesis, porque puede ser lo más importante para ella, y cómo se ajusta especialmente para sus necesidades, seguido de información sobre posibles atuendos y ropas y después comentarle la posibilidad de contactar con el grupo de Mujeres Mastectomizadas.
4. ¿Cómo puedo presentar ésta información para que la cliente me entienda?
Tengo que asegurarme que entiende bien el significado de prótesis; mostrarle fotografías para que vea el aspecto que tienen.
5. ¿Qué impacto emocional puede producir esta información sobre el cliente?
Puede sentirse aliviada de saber que existen estas posibilidades o ansiosa porque las opciones eliminan su razón de evitar la intervención.
6. ¿Cómo sabré si informar al cliente ha sido efectivo?
Observando y prestando atención a sus reacciones; haciendo un seguimiento en las próximas sesiones para comprobar qué ha hecho con la información, si ha actuado con base en ella, y en ese caso, de qué modo.
Suponga que en este punto el terapeuta responde al cliente con la siguiente información:
Sheila, soy consciente de tu rechazo hacia la intervención quirúrgica. Una de las principales razones de tu negativa parece ser tu preocupación sobre el aspecto físico que tendrás después de la operación. Me gustaría presentarte cierta información que quizá desconozcas. No lo hago con el propósito de convencerte para que te operes. Esta es una decisión que solo tú debes adoptar. La información que te presento es algo que puedes emplear para decidir el mejor curso de acción posible en estas circunstancias. Tú mencionaste la palabra deformación. ¿Sabías que existen prótesis confeccionadas especialmente para tu cuerpo? Aquí tengo una (o puedo traerte una) para que la veas. Cuando se adapta adecuadamente, tu cuerpo tendrá el mismo aspecto que ahora. De hecho, puedes llevar puesto cualquier tipo de traje de baño que te guste y sentirte cómoda con él. También puede venirte bien comentarlo con algunas personas del grupo de Mujeres Mastectomizadas. Todas estas mujeres han superado algún tipo de mastectomía y estarían encantadas de contarte sus experiencias y sentimientos referentes a la imagen corporal. Cuando pienses sobre todo esto podrías comentarme tu opinión.