Desarrollo:
El padre sobreprotector no es infrecuente en la actualidad. Este síndrome aparece como la frecuencia en las madres que los padres, pero no cabe duda de que sea algo generalizado.
Es típica la madre que del nacimiento de su hijo exhibe excesivamente preocupación por la salud y el bienestar de su hijo. Durante la lactancia se preocupa hasta por el más mínimo detalle del ajuste del pequeño. Se muestra excesivamente cuidadosa por los alimentos que ingieren, por los más triviales amenazas a su salud física, las pequeñas variaciones en sus hábitos de sueño, la forma en que domina nuevas habilidades y muchos otros detalles de la vida del niño. Esta madre, puede formar parte de una familia invertida, vive en constante temor de que su criatura no madure satisfactoriamente o le suceda algo malo. Cuando empieza a caminar, teme que se caerá, y cuando empieza a hablar tiene miedo de que su vocabulario no sea correcto. Vive en constante aprensión por la frecuencia y cantidad de sus evacuaciones intestinales de teme que no duerma lo suficiente. Al darle de comer tiene que no reciba los alimentos que necesita en suficiente cantidad, y así el niño tiene fiebre está segura de que le va a ocurrir algo gravísimo.
La mujer adopta en todo momento una actitud triste y pesimista en sus relaciones con el niño. Deja poco o nada librado al criterio de éste, aunque tenga suficiente edad como para manejar objetos sencillos. La mujer es omnipresente, siempre vigilante y rápida para advertir a su hijo las posibles consecuencias infortunadas de sus actos. En ocasiones se observa esta actitud del padre, menor frecuencia porque padre término medio tiene negado responsabilidades en el cuidado de sus hijos.
La psicopatología subyacente de esta sobreprotección radica en la presencia de una hostilidad inconsciente en el niño, como también hacia el deber de asumir el papel de progenitor. Esta actividad genera constante ansiedad en la madre por su posible fracaso en su carácter de tal y por la perspectiva de que le suceda algo desagradable al niño. La madre incrementa su vigilancia para cerciorarse de que le ocurre nada malo, y al hacerlo presta una excesiva protección al niño. La madre sobreprotectora como un es una mujer compulsiva que encara con ambivalencia su propio papel en la vida. No obstante, un súperego estricto le prohíbe adquirir noción consciente de sus conflictos interiores, lo cual también contribuye a acentuar su actitud sobreprotectora.
Quizás sea, existan muchos padres sobreprotectores y me atrevería a decir que lo hacen de una manera inconsciente, sin embargo el estado de sobreprotección en el niño generara una dependencia patológica.