El profesor como mediador del autoconcepto infantil

Sinopsis:

En el ámbito escolar, las relaciones profesor-alumno también inciden de un modo significativo en el auto concepto y en el rendimiento académico del niño. En el autocepto y en el rendimiento académico del niño. En concreto, uno de los aspectos que mayor interés ha suscitado en las investigaciones sobre esta temática es el estudio de las expectativas del profesor, y su efecto en sus alumnos.

Las expectativas son creencias generalizadas acerca de las personas o grupos sociales que nos llevan a esperar un comportamiento concreto de una persona en una situación determinada. Estas expectativas acerca del comportamiento de los demás forman parte de nuestra interacción habitual con las personas de nuestro entorno y nos ayudan a hacer más predecible nuestro mundo al anticipar las conductas de los otros y poder ajustar así también nuestras conductas.

En el contexto escolar, los profesores tienen expectativas específicas para cada uno de sus alumnos, aunque en muchas ocasiones estas sean inconscientes. Se trata de inferencias que los profesores hacen del rendimiento presente y futuro, y de la conducta en general, de sus alumnos.

Desarrollo:
La comunicación del profesor con el alumno puede producir cambios que contribuyen al aprendizaje del niño modificando su autoconcepto, sus expectativas sobre su propia conducta y su motivación, así como sus aptitudes y su estilo cognitivo. Este efecto de las expectativas del profesor en la conducta de sus alumnos también es conocido como “efecto Pigmalión” o “efecto Rosenthal”.

Existen investigaciones en las que se comprueba el efecto de las expectativas del profesor, en las que se comprueban que efectivamente el profesor tiene expectativas diferentes de cada uno de sus alumnos y que no trata a todos por igual. De manera que aquellos que reciben una expectativa mayor del profesor tienden a tener un mejor rendimiento académico. Esto sucede porque el niño observa al profesor como “persona significativa”.

Formación de expectativas del profesor:
Al incorporarse a una clase nueva, es frecuente que el profesor disponga de cierta información previa de la clase en general, y de algunos alumnos en particular. Las dos fuentes principales de esta información son los expedientes académicos de años anteriores, que pueden revisar previamente al comienzo del curso, y la información de tipo informal que le aportan sus compañeros. De manera que la percepción del alumno por parte del profesor pasa de una primera fase de formación de impresiones hasta una fase final de impresiones y expectativas plenamente formadas. Considerando la posible información previa disponible para el profesor y las primeras impresiones de sus alumnos, el proceso atraviesa seis fases consecutivas que son:

a) Fase de adecuación a los estereotipos
b) Construcción de tipos de categorías de alumnos
c) Comparaciones entre alumnos dentro de una misma categoría
d) Desarrollo del concepto de “alumno ideal”
e) Tipificación de los alumnos
f) Impresiones y expectativas plenamente formadas.

En este modelo, se considera que las expectativas del profesor se forman en función de la posición relativa de cada alumno. Generalmente, el profesor utiliza para establecer esa posición relativa la comparación con los mejores alumnos, aunque también puede tomar como punto de referencia la media de esa clase o una hipotética media, construida por él a lo largo de su experiencia docente.

Finalmente, el profesor puede ser tanto un Pigmalión positivo para sus alumnos, al comunicar que espera un buen rendimiento de ellos, como un Pigmalión negativo al transmitir a determinados niños que espera un poco más de ellos. Aunque su efecto este mediado por factores como los apuntados anteriormente la influencia del profesor en el autoconcepto del alumno es considerable.

Por tanto, un primer paso para evitar los posibles efectos negativos de las expectativas seria el conocimiento por parte de los profesores de que efectivamente poseen dichas expectativas diferenciales y que, en consecuencia, su trato no es igual con todos sus alumnos. Además de ser conscientes de su existencia, sería aconsejable flexibilizarlas al máximo para evitar unas expectativas demasiado rígidas que llevarían a interpretar sesgadamente cambios en la conducta de los alumnos.

Referencia: Cava, María Jesús, Musitu, Gonzalo “La potenciación de la autoestima en la escuela” Estatus social en el grupo de iguales, Editorial Paidós, Barcelona, España, 2000, Págs. 32-38