El desarrollo de la agresividad en la infancia

La agresividad infantil se ve en un número creciente cada vez mayor, muchos de estos niños se encuentran involucrados en situaciones de maltrato, conductas agresivas, familias disfuncionales y problemas de relación que transcienden la familia y la escuela.

La conducta agresiva se manifiesta desde edades muy tempranas y de manera consistente y que no se trata de un rasgo simple de comportamiento. Esta última tiene manifestaciones diferentes según el momento del desarrollo evolutivo. Por lo mismo, es difícil situar el momento preciso de la aparición de la agresividad, sin embargo, el niño comienza a temprana edad a reaccionar contra toda fuente de frustración, restricción o irritación.

Por ejemplo los niños menores de 1 año pueden presentar rabietas provocadas por la ausencia de cuidados. Niños de 2 años presentan rabietas causadas por conflictos con la autoridad. En niños de 3-4 años las manifestaciones agresivas se agravan y constituyen una forma de interacción casi habitual (ataques, rabietas, lloros, golpes, etc.). A partir de los 4 años: la agresividad surge como reacción ante la frustración. Luego de los 4-7 años la agresividad del niño es manifiesta con enojos, celos y envidia. Por último, entre la edad de 7-14 años el niño va aprendiendo diversas formas de agresión (envidia, celos, fastidio, disgusto, censura…) que predisponen sus conductas agresivas y violentas de adultos.

A partir de la adolescencia se va configurando la agresividad que conformará la edad adulta y que incluye toda la gama de sentimientos modificados de agresión, aquello que favorece el desarrollo de la agresión puede ser:

  • Factores biológicos.
  • Factores ambientales.
  • Factores cognitivos y sociales.
  • Factores de personalidad.

Problemas de agresividad entre escolares

Las conductas agresivas de los niños en el marco escolar pueden manifestarse de diversas maneras. Entre ellas destaca la agresión física, real o fingida: arañar, morder, pellizcar, empujar, dar un puntapié, golpear un objeto. También la apropiación de objetos, que va desde adueñarse por la fuerza de un objeto cuya posesión se discute hasta el “robo” caracterizado.

Las agresiones verbales, disputas, insultos, ironías hirientes, etc.; diversas formas de rechazo suelen ser las más comunes dentro del ámbito escolar. Aunque también en algunos casos las agresiones van dirigidas contra el adulto, que asumen por lo común una forma de desafío: mala voluntad, desobediencia, infracción de las reglas del grupo, etc.

¿Cómo controlar la agresividad?

Desde tiempos remotos la sociedad ha buscado formas de controlar las conductas agresivas siendo la respuesta más frecuente la de castigar.

La experiencia evidencia que aunque se aplique grandes penas a los infractores de la ley no se consigue eliminar el problema. Algunos profesionales de la salud defienden la necesidad de “estallido violento” o catarsis como fórmula para descargar los sentimientos violentos. Sin embargo, esta explicación tampoco satisface plenamente.

Los estudios de Konecn y las contribuciones de Bandura descartan que el estallido agresivo sirva en realidad como catarsis por lo que resulta más beneficioso dejar transcurrir un tiempo para que disminuya considerablemente el deseo de agredir.

Como contrapartida esta la psicoterapia que habla de la importancia de la comunicación. Así, los estudios de Pennebaker, muestran los beneficios derivados de revelar a otros nuestras emociones, y no solo por efecto de “ventilar los sentimientos” sino por la necesidad de tener que buscar explicaciones a nuestro estado de ánimo.

Patterson diseño un esquema para modificar la conducta agresiva en la que plantea lo siguiente:

El sujeto debe conocer cuando una acción es positiva y cuando no lo es, así como las consecuencias de la misma. Luego establecer un programa de recompensas y castigos con un sistema de puntos.

Los pasos para realizar este esquema son los siguientes

  1. Aplicación del programa.
  2. Revisión y modificación.
  3. Ampliación del contrato.

Aunque claro, este ejemplo de condicionamiento puede que no funcione con todos los niños en ocasiones no es porque el niño no pueda lograrlo más bien es porque el terapeuta no puede aplicar el programa.

Algunos psicólogos ser preguntaran ¿por qué la economía de fichas no funciona con los niños con problemas de conducta? Para poder responder a esta pregunta necesito un artículo completo, por lo mismo en la segunda parte de este artículo responderé esta pregunta… mañana público la segunda parte. Hasta entonces.

Referencia: Cerezo Ramírez, f.”Conductas agresivas en la edad escolar” Madrid, España. Ediciones Pirámide.2002. págs. 180