Los efectos del trauma infantil

Llega un paciente de 28 años: el motivo de consulta fue que en ocasiones tenía terrores nocturnos y que no podía dormir.

No explicare cada detalle y como trabaje este caso, lo que me interesa es dar a conocer la magnitud que puede llegar a generar un trauma infantil. A continuación una breve parte de una sesión terapéutica:

En terapia:
Terapeuta: Que es lo que más disfrutaste en tu infancia…
Paciente: la verdad es que “tengo pena del niño que un día fui”
Terapeuta: ¿en verdad tienes pena del niño que fuiste?
Paciente: si, siempre quise ser como los demás niños y salir a jugar, gritar, cantar y todo lo que ellos hacían, pero siempre me topaba con una puerta negra frente a mí.
Terapeuta: seguramente alguien cerraba la puerta negra para no permitirte salir
Paciente: mi tío, le molestaba que saliera a jugar con los demás niños y en vez de eso me obligaba a jugar con él, nunca me gustaron sus juegos porque al final del juego tenía que masturbarlo. Tan solo tenía 9 años pero lo recuerdo bien.
Terapeuta: ¿alguna vez hablaste con alguien acerca de esto?
Paciente: no, es la primera vez que hablo de esto. Siempre viví infeliz a causad esto, de hecho anteriormente tenia sueños en los que mi tío me obligaba a tener sexo oral. Es algo de lo que no me gusta hablar.
Terapeuta: entiendo…vamos a trabajar de la siguiente manera…

Los efectos del trauma infantil

Es increíble que tan profundo puede llegar a ser un trauma infantil y que tedioso puede llegar a ser cuando no se brinda un tratamiento terapéutico.

El abuso sexual infantil está vinculado con problemas psicosomáticos. Los niños que han sido víctimas de abusos sienten que se ha quebrado su integridad sexual, que su cuerpo es “asqueante” o que está “dañado”.

De manera que muchos de los efectos del abuso sexual en niños se canalizan al cuerpo  generando como consecuencia algunas de las siguientes conductas:

  • Disociación (abandonar el cuerpo)
  • Desorden de Identidad Disociada
  • Desórdenes alimentarios
  • Perturbaciones somáticas
  • Automutilaciones y suicidio.

La mayor parte de las víctimas de abusos sexuales severos experimentan este fenómeno en repetición durante muchos años con posterioridad al abuso, así como en el caso expuesto anteriormente.

De adolescentes, las víctimas de abuso sexual infantil tienden a tener problemas de obesidad, de automutilación o intentos de suicidio.

Aparentemente el cuerpo recuerda lo que la mente olvida. Es notable que numerosos niños abusados sexualmente de adultos sufran de problemas somáticos, tales como dolores de cabeza, de estómago, problemas de incontinencia o intestinales.

El trauma se alimenta de “las imágenes, las emociones y los recuerdos que son expulsados de la conciencia, pero permanecen ocultos dentro del cuerpo como sustancias extrañas con manifestaciones psicosomáticas”. Es decir, que tarde o temprano los efectos del trauma saldrán a flote y se canalizaran a través del cuerpo.

Padres de familia que han sufrido algún trauma en la infancia viven soportando los efectos psicosomáticos que el mismo trauma impregno. Sin embargo, nunca logran darse cuenta que es un trauma a excepción de aquellos que van al psicólogo.

Por lo tanto, el trauma producido por el abuso sexual severo en la primera infancia provoca un daño a los procesos evolutivos (sobre todo, a los procesos de vinculación afectiva), que deben ser tratados a través de una terapia que repita algunos de estos procesos de manera positiva. El objetivo sería que el paciente logre aceptar la situación traumática, se redima del mismo y afronte la situación psicosomática canalizada por el trauma infantil. Otra alternativa de tratamiento seria el EMDR

Referencia: Bannister, Anne “Terapias creativas con niños traumatizados” – 1.a ed. Ediciones Lumen. Buenos Aires, Argentina. Pág. 73