A diario, asistimos a diferentes escenarios de violencia desmedida sin causas aparente. Crónicas policiales que informan frecuentes actos de violencia en los colegios y liceos, con chicos que no se ajustan a las normas institucionales.
Pero a que se puede deber tanta violencia?
La violencia tiene una múlticausalidad de factores, uno cada vez más frecuente es el “trastorno de conducta antisocial”.
Los Psicólogos llamamos, conducta antisocial; a las conductas que salen de las normas sociales y que son alteraciones de la conducta con una duración mayor a 6 meses.
Las conductas antisociales suelen ser muy variadas, entre ellas se pueden mencionar: acciones agresivas, mentiras, robos vandalismos piromanía, absentismo escolar, holgazanería, huidas de casa o abuso sexual, con independencia de su gravedad.
Difícilmente un chico presente todos los síntomas; probablemente aparezca un síntoma como el central y algún otro u otros asociados. Cuando un chico presenta una conducta antisocial, se suelen ver anomalías en cuanto a su rendimiento; por ejemplo retrasos escolares, falta de comunicación, asociada a un escaso relacionamiento social, hiperactividad, continuos enojos, quejas entre otras.
Ya cuando hablamos de un Trastorno de conducta; hablamos de un deterioro significativo en el funcionamiento diario (en la casa, en la escuela, en el club, etc.); la conducta se vuelve incontrolable para sus padres y maestros y lo ponen al chico en constantes encuentros con la ley, con hospitales, jueces, etc.
No se manejan cifras exactas, pero si se sabe que los porcentajes de niños y/o adolescentes que lo padecen son muy bajos. Este tipo de patologías suelen verse en chicos que provienen de familias inestables y/o con bajos recursos, donde ellos vivencian los actos de violencia como comunes y que forman parte de la cotidianeidad. Es importante resaltar, que un trastorno de conducta también puede presentarse en un TDAH (déficit atencional), o en un trastorno de personalidad.
Es conveniente estar atentos ante hechos que surjan en forma repetitiva de conductas inesperadas o inadecuadas y consultar rápidamente con un especialista.
Los tratamientos apuntan básicamente al “aprendizaje educativo” de los padres; donde se les enseña a usar pautas educativas específicas para promover las interacciones positivas con el niño, la conducta prosocial y disminuir la conducta desviada; apuntando a la mejora de la comunicación y el apoyo dentro del núcleo familiar.
El clima familiar es un factor vital que se debe redireccionar, ya que comúnmente en estos casos se denota una gran conflictiva en el mimo. La estabilidad de normas y criterios de conducta, se dan en el seno familiar, que son las que permiten y favorecen el correcto desarrollo de los hijos.
Es de gran importancia que los padres aprendan pautas educativas para estos chicos, fomentando su autonomía, el interés por actividades intelectuales, culturales, sociales recreativas y su desarrollo moral.
Se apunta en el trabajo con los padres, a que puedan establecer límites – normas que sean claras y precisas; que se habilite a la apertura del diálogo, la comunicación, el intercambio de opiniones, la escucha, el respeto y la privacidad de sus hijos y por sobre todo el fomentar el desarrollo de ideas propias y opiniones en estos chicos.
En cuanto al trabajo terapéutico con estos niño y/o adolescente, se apunta a brindarles herramientas, que les permitan desarrollar las habilidades sociales necesarias para la resolución de problemas interpersonales y así su reinserción social.
Para lograr un trabajo eficiente es necesario en primer lugar el asumir que existe el problema y estar dispuestos a trabajarlo. Este es un hecho que comúnmente es bastante difícil de asumir por la familia, en muchas oportunidades se toma conciencia cuando a través de alguna autoridad, se solicita la asistencia psicológica.
Solicitar ayuda no puede ni debe darnos temor, sino por el contrario manejarlo como la mejor opción.