El objetivo de este estudio fue evaluar la eficacia de una intervención psicológica en pacientes con obesidad. Se utilizó un diseño cuasiexperimental con un grupo de estudio y un grupo control. Después de la intervención, se encontró una diferencia significativa en la reducción de peso entre los grupos. Asimismo, hubo un incremento significativo en la autoestima del grupo estudiado.
Universidad de México lanzó un tratamiento para la obesidad
La obesidad es considerada como uno de los principales problemas nutricionales. Existe un porcentaje elevado de la población que tiene problemas de obesidad; de hecho, 55% de la población de Estados Unidos tiene sobrepeso. Hay en los obesos una mayor propensión a sufrir enfermedades tales como trastornos cardiovasculares, diabetes, elevados niveles de ansiedad, depresión y baja autoestima.
La obesidad se extiende a un ritmo alarmante no sólo en los países industrializados, sino también en los países en desarrollo. Esto se ve relacionado con datos de la Organización Mundial de la Salud en el año 2004, que informa que al menos 300 millones de personas padecen obesidad en el orbe, y que ésta es una condición compleja que acarrea graves problemas sociales y psicológicos y afecta a todas las edades y estratos socioeconómicos.
La obesidad es un exceso de grasa corporal que por lo general se ve acompañada de un incremento del peso. Macías y Méndez en el año 1997 consideraron que se sufre este padecimiento cuando hay un exceso de peso superior a 20% con relación al peso ideal, el cual se calcula en función de la estatura, y que se produce cuando el balance energético es positivo, esto es, cuando las calorías ingeridas rebasan las gastadas, por lo que el excedente se acumula en forma de grasa.
Stunkard en el año 1997 propone una clasificación de la obesidad dividiéndola en leve, moderada y severa en función del porcentaje de sobrepeso. La primera categoría corresponde a los sobrepesos comprendidos entre el 20 y 40% por arriba del peso ideal; la segunda a 41% por arriba, y la tercera a 100%.
Dentro de las causas se incluyen la genética, el estado emocional del mismo se incluyen el aburrimiento, el cansancio, el enojo o la tristeza, los cuales llevan a algunas personas a ingerir alimentos para confortar su estado de ánimo y el estilo de vida, que se refiere a los hábitos tanto de alimentación como de actividad física. En contraste con lo anterior, el Consejo Internacional de Enfermeras de México señalan que la obesidad no se puede explicar desde la genética porque haya fallado la disciplina personal o la educación psicológica, sino que más bien está relacionada con la adopción de un modo de vida propio de los países industrializados, lo que fomenta una ingesta de alimentos con alto contenido de grasa y un estilo de vida sedentario.
Respecto del tratamiento, la importancia de intervenir en los problemas de obesidad se respalda en lo planteado por el Consejo Internacional de Enfermeras ya que plantean que la pérdida de peso lograda exclusivamente a través del seguimiento de dietas hipocalóricas muestra un elevado índice de fracaso, tanto por las dificultades de una adhesión mantenida del tratamiento como por la recuperación del sobrepeso una vez conseguida la meta. El objetivo de cualquier intervención para el tratamiento de la obesidad debe de ir más allá que la mera reducción de peso a través de la implantación, por parte de un especialista, de una dieta hipocalórica que los pacientes deben seguir con su “fuerza de voluntad”. Es imprescindible la introducción de distintas técnicas cuyo objetivo principal sea la modificación de los hábitos de alimentación y que permitan una mayor adhesión al tratamiento y un cambio de actitud ante el problema.
Las técnicas cognitivo-conductuales se han usado como apoyo al cambio de hábitos alimenticios. Entre las técnicas encontramos la relajación, autocontrol y reestructuración cognitiva que pueden ser muy efectivas para el tratamiento de la obesidad.