Neurociencias: A lo largo de los años, y desde el romanticismo, el amor se ha romantizado de una manera tan imparable que hasta se ha convertido en una macro-economía, y todo aquel que “vende” el amor está sujeto a un sinfín de ganancias monetarias, y con mucha más razón si lo hace de la manera correcta: llegando a los jóvenes, quienes más anhelan/desean/necesitan del amor. Amor desde la aprobación, hasta amor de sentir.
Lo cierto es que, todos estos factores han influido negativamente en la percepción que tiene la población sobre lo que es el verdadero “amor”, y sin duda alguna, las comedias románticas que vemos hoy en día tienen gran culpa por las falsas expectativas creadas, predominantemente, sobre las mujeres.
¿Qué tienen que ver las comedias románticas?
Todo esto de los príncipes azules siempre es pura patraña, y mucho más. A menudo las chicas, y gran parte de la población pasa el resto de sus vidas tratando de encontrarse a sí mismas con una pareja parecida a las que vemos en las películas; en busca del príncipe azul que se sacrifique, que deje todo detrás por estar con ella, que de su vida por su felicidad… y bueno, la vida no funciona así.
Para darle un enfoque perspectivo a toda esta situación, es necesario explicar qué ocurre cuando nos enamoramos, aclarando que es exactamente lo mismo que sucede cuando creemos que nos enamoramos…
En el cerebro se liberan ciertos neurotransmisores, uno de ellos siendo lo determinante para mantenernos en éste estado de felicidad y éxtasis, llamando dopamina; este es el mismo neurotransmisor que se libera cuando tomamos alcohol, fumamos un cigarrillo y hacemos alguna de las actividades que nos apasionan… literalmente es la base de toda adicción (positiva y negativa). Esto nos dice que, más allá de ser una fantasía, el amor es sólo un proceso neurológico, y muchos podríamos caer adictos a los pies, no del amor y su romántica definición contemporánea, sino de una serie de líquidos que tu cerebro segrega para hacerte creer que eres feliz.