El niño empieza a desarrollarse desde los primeros años de vida a través de la comunicación no verbal. En los primeros años él recibe y acepta todos los mensajes que se le dan, ya que aún no logra discriminar cuáles son positivos y cuáles son negativos.
El niño lo hace para ser aceptado y esto es por el instinto de sobrevivencia. Cuando crece y logra incrementar su consciencia, puede diferenciar los mensajes positivos (internalizaciones) de los negativos (Introyectos).
Los introyectos son mensajes ajenos al Yo y tienden a la destrucción del ser humano y sus relaciones. Las neuronas varían en su contenido mnémico. Éste puede ser positivo o negativo, dependiendo del contenido mnémico neuronal y se
identifican como el Yo. Los introyectos bloquean la voluntad, los pensamientos y las emociones impulsadas por el Yo a través de descalificaciones y afectan de manera negativa la conducta del individuo.
Cómo surgen los introyectos
- Por mensaje directo: “Eres un tonto.”
- Por comparación: “Tu primo es más listo que tú.”
- Por identificación proyectiva: “Eres tan tonto como Yo”, le dice un padre al hijo.
- Por necesidad de adaptación y sobrevivencia: “Me hago el tonto y me libro del castigo.”
Pasos para la resolución de los introyectos
- El primer paso es descubrir el introyecto.
- El segundo paso es saber a quién pertenece.
- El tercer paso es regresar el introyecto a quien le pertenece, diciendo que ya no le sirve tenerlo consigo y, por lo tanto, se le regresa a su dueño.
Al paciente se le harán preguntas que le faciliten la comprensión súbita (insight) y con ello crece, porque el objetivo es que logre apoyarse en sí mismo, con lo que aumenta su autoconfianza. Además se debilita la necesidad del paciente de depender de otros para resolver sus problemas. Esto implica diferenciar la confluencia (hacer o decir lo que otro le dice) a través de la expresión de la gratitud.
Se pueden utilizar frases como: “Hasta hoy me sirvió”, “Hoy caducó”, y de regresarle al proyector del introyecto el pensamiento, sentimiento o conducta ajenos al Yo.
El desdoblamiento (se trata de un enfrentamiento entre introyectos) se observa
en un paciente cuando dice refiriéndose a él mismo: “Eres un idiota, no cambias, te dejaste engañar, eres egoísta, sólo piensas en ti o en tu rabia y piensan que estás loco”, nos da la imagen del Pseudo-Yo hablando consigo mismo, ya que el Yo no se ataca a sí mismo. Sin embargo, remata la frase con: “Ya no puedo más”, con lo que se refiere a un Yo disminuido en sus fuerzas.
Del Debo ser al Quiero Ser
Estamos inmersos en una sociedad donde el “qué dirán” marca nuestras acciones y limita nuestro comportamiento hacia la salud mental. La sociedad, está neurótica, y por eso es tan importante la labor de los terapeutas formados en instituciones y/o Universidades validadas.
El Perdón es un Introyecto
El perdón incluye al introyecto y a la fijación y se resuelve cuando aparece la indiferencia o la conveniencia. Siempre nos dicen: “Tienes que perdonar”, ¿y qué tal si no quiero perdonar porque sigo molesto?
Es posible que perdonamos cuando ha desaparecido el afecto por quien nos causó dolor, es decir, la indiferencia o la distancia temporal del hecho acaba con la relación. Por otro lado, cuando consideramos al otro y comprendemos su historia y sus propias circunstancias, se puede lograr eliminar el resentimiento de la fijación y podemos decir: Te perdono, con lo cual descansamos mentalmente y podemos utilizar la energía libre en cerrar otros asuntos pendientes o vivir con una mejor calidad de vida.