Sinopsis:
Lo que a continuación explicare está basado en la Escala del desarrollo de Jean Piaget.
Sabemos que la primera infancia es de vital importancia para todo el desarrollo psíquico e intelectual del niño y el comportamiento sensorio-motor de la primera infancia constituye el punto de partida de la formación del conocimiento.
Si es así, los niños en edad escolar, o que más tarde serán adultos, serán capaces de adquirir conocimientos geométricos, físicos y matemáticos porque durante los primeros años de su vida conquistaron el espacio gracias a sus movimientos y a sus percepciones.
En este post explicare que el desarrollo del pensamiento lógico del niño, se distingue en tres fases diferentes que son:
1. Primera: la inteligencia sensorio-motora (0-2 años)
2. Segunda: el pensamiento objetivo simbólico (2-6 años)
3. Tercera: el pensamiento lógico-concreto (7-12 años)
Primera fase: (0-2 años)
La inteligencia sensorio-motora.
Durante los primeros meses de vida, el niño descubre el mundo exterior gracias a su dinamismo. En este tiempo se comporta como si el mundo exterior solo existiera en relación a él y a su propia actividad, es decir que es totalmente egocéntrico. En el primero y segundo estadios el mundo consta de imágenes visuales y ocultas, pero no constantes.
Primer estadio (0-2 meses)
Este se caracteriza por el funcionamiento de reflejos innatos, como el de succión y presión. Progresivamente el niño adapta los movimientos a la forma y tamaño de los objetos y deja de chupar sus dedos cuando se le proporciona alimento.
Segundo estadio (2-3 meses)
En el segundo estadio la repetición habitual de las primeras habilidades forman cadenas de reacciones circulares primarias. Lo que mueve al niño a la repetición de sus primeras actividades impulsado por la motivación del placer que le causa dicha acción.
Tercer estadio (3-9 meses)
Reacciones circulares secundarias.
En esta determinada edad se realiza el cambio de las habilidades y hábitos adquiridos casualmente, a las acciones inteligentes realizadas intencionalmente. El niño descubre que una acción utilizada con éxito para conseguir un placer puede cumplir su objetivo varias veces. Por ejemplo: si descubre que al tirar de un cordon suena una campanilla, repite este mismo acto de tirar del cordon muchas otras veces, buscando el placer que le causa oír la campanilla.
Los objetos son constantes mientras están a su vista. El niño de 6 meses coge los objetos visibles a su alcance, pero apenas desaparecen de su campo visual se comporta como si no existieran.
A los 8 meses es capaz de quitarse el pañuelo que le tapa la cara pero no intenta buscar la cara del experimentador. Las reacciones circulares secundarias actúan en el proceso de retroalimentación auditiva que permite la autocorrección de la calidad de la voz. A partir de los 8 meses, el niño progresa en su producción vocal, pero en el niño que no oye lo suficiente, como consecuencia el progreso verbal se detiene.
Cuarto estadio (9-12 meses)
Este estadio es uno de los más importantes para mí, ya que el niño aprende la coordinación de esquemas de conducta a situaciones nuevas. Es decir, el niño conoce los objetos, los hace, los acerca, los chupa, los muerde, los abraza, los sacude y luego los tira. Empieza a conocer su realidad. Por lo tanto, estos son sus primeros esquemas de conducta dirigidos intencionalmente hacia un fin determinado.
A los 9 meses busca activamente objetos escondidos, pero si ocultamos una muñeca en una primera caja, la sacamos y movemos y luego la metemos en una segunda caja, el niño la buscara en la primera aunque haya observado atentamente todo el proceso.
Quinto estadio (de 1 a 1 ½ años)
Descubrimiento de nuevos esquemas de conducta por la experimentación activa
El niño sigue los movimientos y desplazamientos de los objetos. Volviendo al experimento de la muñeca y las cajas, logra el éxito deseado al buscar la muñeca en la segunda caja, pero fracasa si la muñeca es llevada a la segunda caja, no de modo ostensible, sino disimulado, ocultándola en un pañal.
A esta edad ya sabe servirse de medios auxiliares para conseguir lo que desea: toma un palo para alcanzar un objeto. Tira de la colcha o la cubierta de la cama para acercarse un juguete que estaba fuera de su alcance. Sumerge un juguete en la bañera y observa cuidadosamente como reaparece en la superficie.
Sexto estadio (1 ½ a 2 años)
Transición del acto sensorio-motor a la representación
En este estadio la inteligencia sensorio-motora del niño alcanza su más alto desarrollo. Los sistemas de conducta ya pueden realizarse interiormente. No solo percibe los objetos y sus movimientos, sino que los puede imaginar.
Descubre la forma y tamaño constante de un objeto: voltea el biberón si se le da invertido. Reconoce un objeto aunque se le ponga en posición poco común. Se esfuerza por representar interiormente las experiencias realizadas en el exterior.
Por ejemplo: un niño que tira del compartimiento interior de una caja de cerillos para poder sacar un anillo puesto en ella, en un momento detiene sus esfuerzos, observa la abertura y abre la boca varias veces; luego tira nuevamente del compartimiento para deslizarlo, y finalmente logra lo que quería.
Desarrollo:
Segunda fase:
Formación del Pensamiento Simbólico (2-4 años)
El juego simbólico es el antecesor del lenguaje: con un ademan, el niño representa una acción vivida anteriormente, pero todavía generaliza conceptos. Por ejemplo: el “gua-gua” no es solamente el perro, sino todos los animales de cuatro patas. Esta es la etapa pre-conceptual, anterior a la simbólica intuitiva. Periodo simbólico intuitivo (4-6 años)
El niño ya establece ciertas relaciones sin poder formarlas de modo reversible, ni coordinarlas entre sí. Se deja llevar por impresiones visuales aparentes, que pueden ser falsas. Aun no alcanza el realismo intelectual. No puede formar series largas de palitos ordenándolos por su tamaño.
Solo los compara de 2 en 2. De 4-5 años, el niño cree que una montaña se hace más grande o más pequeña a medida que se acerca o se aleja de ella. Antes de los 6 años fracasa en la prueba de conservación de cantidad: si se coloca la misma cantidad de agua en un vaso alto y delgado y el otro ancho y corto, él piensa que hay más agua en el vaso alto.
Si se ponen 12 pelotitas juntas y las compara con otras 12 dispersas, él cree que el grupo de las pelotas dispersas es mayor.
Tercera fase:
Pensamiento Lógico-concreto (7-12 años)
El niño adquiere el concepto lógico operativo de número y cantidad. Su pensamiento puede liberarse de la percepción. Entiende la realidad de los fenómenos, los comprende como tales, sin dejarse llevar por impresiones visuales falsas. Ya sabe que las personas al alejarse se ven más pequeñas, pero que en realidad conservan su mismo tamaño. Esto es lo que Piaget llama “conservación de sustancia o de cantidad” El niño ya comprende las relaciones entre diversos elementos.
Por ejemplo: que el elemento B es mayor que A y menor que C. Ya capta la transitividad operacional, por ejemplo: si (A=B) y (B=C).., (A= C) Ya capta la inclusión de las partes en el todo, así como las acciones reversibles (1+3= 4; 3+1= 4).
Aunque a los 7 años ya ordena una serie larga de palitos por su tamaño, hasta los 9 ½ ordena pesos y hasta los 11 o 12 volúmenes. De los 7 a los 12 años realiza operaciones sobre concretas: después de los 12 ya se puede hacer abstracciones.
Referencia:
Porque los niños no aprenden? / Margarita Nieto H. / 2da edición/ La Prensa Medica Mexicana, S.A. / México, D.F.