Terapia de juego

Existen conceptos y técnicas básicas en terapia de juego que son cruciales en la practica psicológica infantil. Aunque la historia remonta que Freud y la teoría psicoanalítica desarrollaron técnicas para la terapia infantil; hoy en día aún sigue evolucionando la terapia de juego.

En sus inicios están Melanie Klein, John Bowly y una de las más destacadas en terapia infantil y de juego es Virginia Axline.

¿Qué es la terapia de juego?

La Asociación para la Terapia de Juego (Association for Play Therapy) la definió terapia de juego como “el uso sistemático de un modelo teórico para establecer un proceso interpersonal en que terapeutas capacitados utilizan los poderes terapéuticos del juego para ayudar a los pacientes a prevenir o resolver dificultades psicosociales y a alcanzar un crecimiento y desarrollo óptimos”.

Lo anterior indica que la terapia de juego es una modalidad terapéutica con bases firmes en modelos teóricos. principales teorías de la terapia de juego, entre las cuales se incluyen la terapia psicoanalítica, la centrada en el niño, la cognitivo-conductual, la prescriptiva y la terapia familiar de juego.

La terapia centrada en el niño

Durante la terapia de juego centrada en el niño. Los niños empiezan a reconocer su valor interno cuando el terapeuta de juego responde de manera sensible a la parte emocional interna de su persona mediante la aceptación y reflejo de los sentimientos expresados de manera verbal o no verbal.

Como parte de este proceso, el terapeuta de juego centrado en el niño por lo general evita hacer preguntas. Éstas tienden a llevar a los niños del mundo de la emoción al mundo de la cognición, lo cual en esencia frustra la lógica del desarrollo para el uso de la terapia de juego. Las preguntas también estructuran la relación de acuerdo con la agenda del terapeuta, lo que dirige la atención más a éste que al niño.

En la terapia de juego centrada en el niño se evita cualquier tipo de evaluación. Los niños son alentados pero no elogiados debido a que el elogio establece un patrón evaluativo. Las afirmaciones evaluativas privan al niño de la motivación interna, toda vez que en ese punto la dirección es del adulto. En consecuencia, el terapeuta permite que sea el niño quien dirige y evita de manera diligente interferir en el juego del niño.

Lo anterior no debe eliminar la participación en el juego del niño, pero esta participación debe hacerse bajo su dirección. La participación implica que el niño sea director y coreógrafo de la experiencia de juego, mientras que el terapeuta sólo sigue las claves del niño. Se interfiere en el juego del niño cuando se le hacen preguntas, se le ofrecen soluciones o sugerencias, o se le permite manipular al terapeuta para que se convierta en un maestro o haga cosas para el niño. Los niños no aprenden a autodirigirse, autoevaluarse ni a ser responsables cuando el terapeuta evalúa u ofrece soluciones.

En la terapia de juego centrada en el niño no se hace intento por controlar al niño, por lograr que sea de cierto modo o por llegar a una conclusión que el terapeuta ha decidido que es importante. El terapeuta no es la autoridad que decide qué es mejor para el niño, lo que éste debería pensar o cómo debería sentir. Si ese fuera el caso, el niño se vería privado de la oportunidad de descubrir sus fortalezas.

Landreth, G.

Todo sobre la terapia de juego

Objetivos de la terapia centrada en el niño

Existen objetivos terapéuticos generales que son consistentes con la teoría y el enfoque centrado en el niño. En el año 2002 Landreth sugirió lo siguiente respecto a los objetivos que se deben manejar en terapia de juego en niños:

Los objetivos generales de la terapia de juego centrada en el niño son consistentes con el esfuerzo interno y autodirigido del niño hacia la autorrealización. Una premisa primordial es proporcionarle una experiencia de crecimiento positivo en presencia de un adulto comprensivo que le ofrece apoyo a fin de que pueda descubrir sus fortalezas internas.

Landreth, G. (2002)

Dado que la terapia de juego centrada en el niño se enfoca en la persona del niño más que en su problema, se insiste en facilitar sus esfuerzos por convertirse en una persona más adecuada y afrontar los problemas actuales y futuros que pueden tener impacto en su vida. Con ese fin, los objetivos de la terapia de juego centrada en el niño consisten en ayudarlo a:

  1. Desarrollar un autoconcepto más positivo
  2. Asumir una mayor responsabilidad consigo mismo
  3. Volverse más autodirigido
  4. Llegar a aceptarse más
  5. Lograr ser más independiente
  6. Mostrar autodeterminación en la toma de decisiones
  7. Experimentar un sentimiento de control
  8. Volverse sensible al proceso de afrontamiento
  9. Desarrollar una fuente interna de evaluación
  10. Llegar a confiar más en sí mismo

En el avance hacia esos objetivos de la terapia centrada en el niño se desarrolla la relación terapéutica, que surge cuando el terapeuta comunica aceptación y comprensión.

Importancia de la terapia de juego

Los poderes terapéuticos del juego pueden clasificarse en ocho categorías generales:

  1. Comunicación.
  2. Regulación emocional.
  3. Mejora de la relación.
  4. Juicio moral.
  5. Manejo del estrés.
  6. Fortalecimiento del yo.
  7. Preparación para la vida.
  8. Autorrealización.

Los mecanismos descritos anteriormente constituyen el fundamento de los modelos teóricos y son por ende el corazón y el alma de la terapia de juego.

Sin importar la edad, el juego tiene muchos beneficios en la vida. Es divertido, educativo, creativo, alivia el estrés y fomenta las interacciones y la comunicación social positiva. Cuando los niños juegan, aprenden a tolerar la frustración, a regular sus emociones y a destacar en una tarea que es innata. Pueden practicar nuevas habilidades de una forma que tiene sentido para ellos, sin los límites estructurados del “mundo real” o la necesidad de usar un lenguaje verbal.

No existen errores demasiado grandes que no puedan resolverse ni desafíos muy difíciles que no puedan enfrentarse mediante el juego. Esta actividad da a los niños la oportunidad de dominar su mundo a medida que crean, desarrollan y mantienen su sentido de sí mismos. Utilizan el juego para comunicarse cuando no tienen las palabras para expresar sus necesidades y esperan que los adultos entiendan su lenguaje.

Las 8 categorías generales de la terapia infantil se presentan a continuación en la siguiente imagen. Sin embargo, en un articulo posterior (espero mañana) desarrollare cada una de ellas para tratar de profundizar en cada categoría ya que considero oportuno explicar su función, hasta entonces.

El terapeuta en la terapia de juego

El trabajo central del terapeuta en la terapia de juego es facilitar el desarrollo y uso de la expresión de modo que ésta sea pertinente y genuina para su vida. Para lograr esto, el terapeuta, por lo general, necesita reconocer los intentos dramáticos iniciales del niño y responder a ellos.

Sin embargo, puede ser colocado en distintos papeles dentro de la historia del niño, puede convertirse en parte del público y a veces debe asumir un papel más de director cuando el juego de roles y el guion fracasan.

Es imprescindible que el terapeuta de juego posea una buena disposición hacia comportarse de manera juguetona, porque es imposible esperar que los pacientes hagan algo que uno no haría. Sin embargo, ser así no necesariamente es una característica universal.

Caracteristicas del terapeuta en terapia de juego

Schaefer y Greenberg en el año 1997 desarrollaron la Playfulness Scale for Adults (Escala de Comportamiento Lúdico para Adultos), que lista cinco características:

  1. Ama la diversión.
  2. Tiene sentido del humor.
  3. Disfruta de la simpleza.
  4. Es informal.
  5. Es fantasioso.

Quizá sería útil realizar un inventario de uno mismo antes de iniciar este tipo de trabajo.

El rol del terapeuta en la terapia de juego

En el año 2005 Harvey identificó al terapeuta como el “actor principal” para dar cuenta de la necesidad potencial de asumir varios papeles para ayudar al niño para que continúe su improvisación.

Cuando el terapeuta entra en un drama, otros terapeutas explican que el terapeuta puede usar un “susurro de escenario” y puede pedir al niño/protagonista instrucciones sobre qué decir en la siguiente línea y otras indicaciones para su actuación.

En otras ocasiones, y en algunas técnicas, el terapeuta necesita tomar parte de manera más activa para dirigir la escena. Eso suele ocurrir cuando el niño (o la familia) no puede continuar una historia y el drama requiere una estructura para continuar o los participantes necesitan ayuda para desarrollar un personaje o papel. Esto sucede con frecuencia cuando el niño tiene una historia de apego inseguro o una carencia de sintonización.

También hay ocasiones en que el terapeuta necesita recurrir a la enseñanza directa para crear por el niño un aspecto del juego dramático. Esto ocurre sobre todo con familias acostumbradas a utilizar un estilo de comunicación conflictivo.

Esta enseñanza ayuda a los participantes a aprender cómo crear un papel y a practicar el juego de roles de un modo productivo y creativamente responsivo entre ellos, al mismo tiempo que pueden permanecer en un estado imaginario “como si” en la representación.

En esta situación, el terapeuta puede empezar a programar la instrucción paso a paso de un niño y, o familia para que puedan representar un papel. Las escenas interactivas se pueden desarrollar de manera similar.

El terapeuta también puede participar como narrador para reflejar los sentimientos de los involucrados. Sin embargo, aun cuando asuma estos papeles más directivos, trata de responder y usar los sentimientos de los participantes (en el caso de la narración) o de alentarlo a desarrollar su propia versión de los papeles, escenas o ambos.

El terapeuta de juego debe sentirse cómodo con la metáfora y el silencio, así como con las palabras. Requiere un alma valerosa y segura de sí misma, ya que el uso terapéutico del juego con adultos es territorio inexplorado. Así como la terapeuta que hizo el intento con el play back, es necesario tener la disposición de escuchar a los pacientes e integrar su sabiduría dentro del plan de ayuda.

Jugar con adultos a medida que batallan contra asuntos invisibles es como caminar en un campo minado: es vital ser valiente y muy cuidadoso. Aun con todo esto, bien vale la pena (recuerde eso la próxima vez que esté aspirando arena y limpiando brochas).

Es un trabajo absolutamente maravilloso, ya que atrae una enorme profundidad al proceso. Con frecuencia, cuando uno habla, sólo puede ver el “ahora” al tiempo que escucha el “entonces”. No obstante, absortos en el juego, el “entonces” entra a la habitación en su totalidad. Observe los ojos de una persona que está golpeando un trozo de barro y verá el dolor en su momento y realidad, no sólo el recuerdo de éste. Es impactante.

Este tipo de poder obliga un ambiente adecuado. Debe invitar la conducta lúdica sin parecer pueril ya que, por sobre todas las cosas, es imprescindible ser respetuoso. Uno puede tomar una esquina del cuarto de juegos y convertirla en el área adulta con un pequeño sofá o unas cómodas sillas. No porque sean pocas las personas que estén dispuestas a sentarse de buena gana en el piso (en realidad muchas accederán a ello), sino porque es posible que tengan que llegar a eso de manera más pausada. También tenga en mente que ciertos juguetes pueden disparar recuerdos traumáticos, así que es preciso contar con un espacio neutral hasta estar familiarizados con todos los temas a tratar.

Si usted está comenzando en una oficina que ya es para adultos, es posible que sea más fácil acumular juegos y juguetes en un área de la habitación. Es necesario un adecuado aislamiento acústico de la habitación, ya que es común que el juego se torne exuberante y muchos adultos llegan a sentirse apenados por su capacidad de desenfreno. Además, usted no querrá intimidar a quien se encuentre en la sala de espera.

Casos no recomendables para realizar terapia de juego centrada en niños

La terapia de juego es muy efectiva en niños. Sin embargo, también existen casos clínicos infantiles para los que la terapia de juego se vuelve inapropiada. A continuación una breve descripción de cuales son los casos para los que la terapia de juego puede llegar a ser una terapia inapropiada.

El niño

A menos que posean conocimientos específicos, experiencia y supervisión, se recomienda que los terapeutas de juego no trabajen con las siguientes referencias:

  • Niños con graves problemas de aprendizaje: Éstos pueden responder de manera más efectiva a una forma alternativa de trabajo de juego.
  • Niños que tienen problemas para diferenciar fantasía de realidad y que tienen trastornos como autismo, psicosis infantil, trastorno por déficit de atención e hiperactividad y trastornos de personalidad. El trabajo con estos niños sólo lo deben emprender terapeutas calificados y con experiencia. Se debe buscar consejo psiquiátrico si existe cualquier duda.
  • Niños con conductas desadaptadas aprendidas, resultantes de una disfunción familiar. La terapia o trabajo familiar es preferible, en ocasiones con trabajo individual simultáneo.
  • Niños al borde de algún cambio vital importante. Esperar hasta que su futuro está más estable. Puede ser preferible el juego terapéutico enfocado o juego guiado.
  • Niños que son demasiado pequeños o demasiado grandes, a menos que existan razones especiales y el nivel de madurez del niño sea suficiente para la terapia de juego.
  • Niños cuya seguridad y protección no estén aseguradas y cuyas necesidades básicas no se están satisfaciendo de manera patente. El trabajo necesita enfocarse a mejorar las circunstancias del niño antes de considerar la terapia de juego.
  • Niños que son hostiles hacia la misma terapia de juego.

La familia

  • No está preparada para cooperar.
  • No aceptará ayuda, a pesar de que su disfuncionalidad afecta al niño.

Las autoridades

  • Piden que se dé a conocer el trabajo.
  • No están preparadas para apoyar al terapeuta de juego.

El terapeuta de juego

  • No tiene tiempo suficiente.
  • Se encuentra sin supervisión y apoyo adecuado.

La terapia de juego no es un trabajo de divulgación (el juego de evaluación y el juego terapéutico enfocado son más adecuados). Sería inapropiado que los niños empezaran la terapia de juego durante una investigación, porque ello confunde los limites tanto para el niño como para el terapeuta de juego. Sin embargo, es inevitable que existan ocasiones en las que el niño haga una revelación nueva durante el curso de la terapia de juego.

Referencias

  • Schaefer, Charles E. “Terapia de juego con adultos” Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V., Av. Sonora núm. 206, Col. Hipódromo, Deleg. Cuauhtémoc, 06100 México, D.F. Pág. 6
  • Schaefer, Charles E. “Fundamentos de terapia de juego”. 2a edición.: Editorial El Manual Moderno, — México. 2012. Pág. 134. tr. por María Elena Ortiz Salinas.
  • Kevin J. O’Connor, Charles E. Schaefer, Lisa D. Braverman . «Manual de terapia de juego». 2a. edición. Ciudad de México: Editorial El Manual Moderno, 2017. Pág. 252
  • West, Janet. “Terapia de juego centrada en el niño” Segunda Edición. Editorial El Manual Moderno. México, D.F. pág. 36.