Proceso Neuropsicologico del Aprendizaje

El proceso de aprendizaje se puede revisar desde diferentes puntos de vista, entre ellos podría destacar el aspecto anatómico, el fisiológico, el psicológico, el pedagógico, el bioquímico o el social. Cada uno de estos aspectos aportan características especificas, pero no se contraponen entre si, sino que se interrelacionan y se complementan, enriqueciendo el punto de vista del que los estudia.

Entre tanto, el proceso neuropsicologico del aprendizaje puede relacionarse con otros puntos de vista, como la Teoría de Piaget. El nivel sensorio-motor, a que hace referencia, corresponde a lo que Piaget llama “inteligencia sensorio-motora”, el nivel perceptivo motor es lo que Piaget llama “Pensamiento pre simbólico”; el gnósico-motor es equivalente a la “operación concreta” de Piaget.

El aprendizaje es, en su forma más amplia y sencilla, el cambio de conducta más o menos permanente que se produce como resultado de una estimulación para lograr una mejor adaptación al medio. La respuesta que resulta de este proceso neuromiendocrino tiene características motrices, afectivas o viscerales, y a medida que el organismo madura, los tipos de conducta adquirida son cada vez más complejos.

El estímulo puede ser ambiental o corporal. El estímulo corporal es fundamental para establecer la retroalimentación a través de la información cinestesica y cenestésica, contribuyendo a la formación de diferentes gnosias, como la noción corporal, espacial, temporal, táctil, sensibilidad corporal profunda, etc.

Proceso del aprendizaje

Desde el punto de vista de la terapia pedagógica, este conocimiento es básico para comprender el por qué de la psicomotricidad como facilitadora del aprendizaje en general. Todos los estímulos, independientemente de sus propias condiciones, se analizan a nivel cortical, donde se sintetiza una información primaria conocida como sensación.

Los estímulos ambientales no solo actúan físicamente en el sujeto, sino que además poseen una carga afectiva y social que puede impulsar o detener el desarrollo cognoscitivo del niño. Así podemos explicar la influencia del afecto y la emoción en la motivación y el desarrollo del interés del niño para el aprendizaje.

En relación a la sensación, es indispensable investigar si el niño ve y oye bien, puesto que la deficiencia visual y auditiva puede significar un obstáculo de primordial importancia para el aprendizaje del niño. Esto se puede inferir en el salón de clases, desde que el niño inicia su instrucción escolar.

La atención-habituación, la motivación y la memoria son dispositivos básicos para todo el aprendizaje.

La falta de atención, cuando va acompañada de extrema movilidad, impulsividad, agresividad, puede ser indicio de hiperactividad o hipercinesia, pero también puede ser debida a falta de motivación interna y de interés en el aprendizaje.

Los problemas motivacionales, desaliento, depresión, pueden ser consecuencia de desajustes emocionales, que ameritan un estudio especial para determinar si son la causa o la consecuencia de las dificultades escolares.

En cuanto a la percepción se puede decir que es la integración mental de los estímulos recibidos mediante funcionamientos neuronales complejos, entre los que destaca la función simbólica, la memoria y la capacidad intelectual.

La función simbólica es la representación mental de la información sensorial recibida. Así por ejemplo: un gesto o unos sonidos o unos signos gráficos pueden representar una idea, un pensamiento. En ocasiones el niño no aprende por su capacidad intelectual que esta disminuida, y para ellos se ha establecido una enseñanza de lento aprendizaje.

El caso opuesto: el niño superdotado también determina dificultades en su manejo en clase. La atención pedagógica de estos niños requiere procedimientos especiales.

Es conveniente insistir en la necesidad de una adecuada valoración psicológica de la capacidad intelectual, pues de ello depende el futuro del niño, ya que un error o a favor puede ocasionar una vida de frustración, tanto para los padres como para el niño.

La memoria es la otra función intelectual necesaria en todo aprendizaje. Es la que permite la fijación de estímulos percibidos mediante la formación de “engramas” o estereotipos que establecen modificaciones neuronales que se quedan definitivamente en la corteza cerebral.

La acción de la memoria en relación con el aprendizaje ha sido objeto de numerosos y variados estudios. El campo de las gnosias (conocimientos) adquiere una importancia mayor cuando se va a adquirir la lecto-escritura, dado que su funcionamiento es indispensable en la integración mental de los conceptos inherentes a su aprendizaje.

La conciencia corporal influye en la estructuración del sistema postural humano, con ayuda del equilibrio, la dominancia hemisférica, la lateralidad y la información propioceptiva vestibular, funciones todas que rigen las actividades motrices y el aprendizaje.

La orientación espacial y la ubicación viso-espacial son indispensables igualmente en la evolución del grafismo infantil.

La noción temporal, una de las últimas adquisiciones del desarrollo psicomotor humano, representa un importante apoyo en el desarrollo cognoscitivo del niño, en casi todas las áreas del aprendizaje escolar: lecto-escritura, matemáticas, gramática, historia, ciencias naturales y sociales.

A la edad de 6 años el niño generalmente cumple una serie de requerimientos básicos que sostienen su aptitud para el aprendizaje de la lecto-escritura. Existe una amplia bibliografía sobre investigaciones y pruebas llamadas de maduración, que tratan de predecir el éxito o fracaso del niño en base al grado de desarrollo gnosico-praxico (conocimiento y practica) alcanzado por este.

Durante el curso de la escolaridad primaria, la evolución gnóstica del niño continua paralelamente a su progreso cognoscitivo, hasta los 12 ò 13 años de edad, cuando su desarrollo neuromotor alcanza su plenitud.

La posesión de un equipo lingüístico básico es a su vez un requisito fundamental previo al inicio del aprendizaje escolar, que el niño necesita utilizar como “herramienta de trabajo” para poder captar la información del profesor.

Todas las funciones enunciadas van a establecer en su conjunto lo que entendemos por pensamiento, que contiene conceptos y lenguaje, y organiza los conocimientos adquiridos poniendo en juego funciones mentales, tales como ideación, juicio, razonamiento, abstracción.
Una alteración del pensamiento repercute en la organización mental de los conocimientos adquiridos, especialmente en los aprendizajes más elaborados de los últimos grados de escolaridad primaria y post primarial.

La internalización de los aprendizajes suscita una respuesta por medio del movimiento, y su ideación es la praxia. Esta se define como la capacidad de realizar un conjunto de movimientos sucesivos para llegar a un fin determinado.

El desarrollo praxico nos capacita para aprender a caminar, vestirnos, comer, hablar, leer y escribir. Al leer el niño ejercita sus praxias oculares y buco-linguales; al escribir, la praxia manual constructiva y digito-manual, principalmente.

La actividad motriz regula la conducta del individuo y esta depende de la interacción de varios sistemas funcionales, como;

• Niveles automáticos de acción: postura, tono, equilibrio.
• Funciones de integración mental superior
• La acción de la emoción y la afectividad

La relación entre motricidad y emoción es muy estrecha, toda vez que la emoción genera cambios de tono muscular y reacciones fisiológicas que pueden inhibir o impulsar una conducta.
La organización de este esquema funcional conecta los procesos sensoriales con los motrices por medio de un sistema de retroalimentación que internaliza nuevas respuestas elaboradas y corregidas.

La atipicidad de los trastornos neuromotores encuentra su alteración a este nivel, con una gran variedad de manifestaciones clínicas que limitan los aprendizajes, siendo un ejemplo típico el paralitico cerebral.

El niño con problemas de aprendizaje escolar frecuentemente presenta fallas de coordinación motora gruesa y fina, que a su vez dificultan sus praxias y limitan sus adquisiciones.
En base al esquema del proceso neuropsicologico del aprendizaje que hemos estudiado, podemos elaborar un plan pedagógico que siga cuidadosamente cada una de las funciones que intervienen en él, ajustándolo a las características madurativas del niño.

Así mismo, podemos encontrar la alteración del proceso si vamos excluyendo cada una de las funciones, observando sus manifestaciones clínicas, hasta llegar al sitio que está afectando el aprendizaje de nuestro niño problema.