Procesos de atenciòn
La atención es un proceso altamente complejo y multifacético que repercute fuertemente en los procesos de aprendizaje. Los procesos de atención constituyen un prerrequisito para el aprendizaje y por tanto es un factor determinante en muchas dificultades del aprendizaje.
Lo más significativo es que si no se ponen en marcha de modo adecuado los procesos atencionales resulta imposible acceder convenientemente a la información susceptible de constituir motivo de aprendizaje.
¿Cómo se da un proceso de atención?
Deutsch y Deutsch en el año 1963 explicaron que el niño recoge toda información en un primer momento y que es en un proceso posterior cuando, mediante una especie de dispositivo cognitivo y reconocimiento realiza la verdadera selección de la información, están proponiendo que el análisis semántico se da con anterioridad al filtrado. Primero se reconocen los estímulos, se comprende su significado, y luego se hace la selección.
Por ejemplo:
Un niño de 3 años al ver a un perro, lo primero que reconoce es que perro ladra, luego esta información es procesada para comprender su significado. Dentro del cerebro del niño de 3 años hay una información de “gua-gua” que luego es seleccionada y “colocada” en un espacio de aprendizaje que luego será el “filtro” del concepto de perro.
Por lo tanto cada vez que el niño de 3 años vuelva a ver un perro, lo primero que recordara y posiblemente dirá será: “gua-gua” para dar a entender que vio a un perro.
La hipoactividad
Los niños hipoactivos son el otro extremo de los problemas de atención. Sobre estos alumnos se habla poco lo cual no deja de ser una demostración palpable de que el tema de la sobre identificación de los niños y adolescentes hiperactivos es, en gran medida, un problema relacionado con lo molestos que pueden ser estos sujetos en determinadas circunstancias.
Un niño hipoactivo se considera un niño con problemas de atención, por lo que supone un aislamiento por parte del sujeto en relación con los estímulos ambientales. Estos niños y adolescentes son más lentos, están poco receptivos y se distraen con facilidad, especialmente en situaciones escolares. Los maestros y profesores, observadores privilegiados de este tipo de alumnos, suelen describir estos comportamientos como “lagunas” o “ausencias” en el decurso del proceso de atención.
Mientras que los alumnos con buenas capacidades intelectuales y sin dificultades de aprendizaje compensan con más facilidad este comportamiento atencional desajustado, no ocurre igual en el caso de un alumno con dificultades de aprendizaje, para el cual supone un lastre añadido.
En contraste con niños con TDAH, nadie suele quejarse de estos alumnos; la preocupación se centra exclusivamente en el tema académico, pero se califica al alumno de “buen chico”, porque no produce perturbaciones en el fluir de la actividad del aula. Parece como si, para muchos educadores y padres, su falta de actividad, participación e implicación no fueran tema de preocupación excesiva. Resulta evidente que en estos casos no podemos pretender resolver las posibles dificultes de aprendizaje y atención, sin conseguir previamente afrontar el tema de la hipoactividad.
Como trabajar con un niño hipoactivo
• Trabajan mejor centrando su atención directamente sobre los aspectos más relevantes del tema.
• Ser flexibles con ellos en cuanto al tiempo empleado en la realización de la tarea.
• Se benefician de las actividades en grupo, pero en especial en actividades en pareja.
• Es importante llamar su atención haciendo que participe en las actividades.
• Beneficiar al niño especialmente en la participación oral en clase, ya que la participación escrita puede favorecer la perdida de atención y la pasividad.
• Darle responsabilidades en el aula.
• Favoreciendo su integración social en el aula.
Cabe mencionar que no todos los alumnos que tienen dificultades de aprendizaje tienen problemas de atención ni tampoco de hiperactividad, pero si es importante sugerir que estos niños pueden tener otra dificultad de aprendizaje que afecta su rendimiento académico, social e integral.
Por lo tanto, es importante conocer las características de los niños con problemas de atención y saber diferenciarlos del TDAH, para no etiquetar a un niño con TDAH cuando en realidad solo tiene un problema de atención. Explique esto, porque recurrente en educadores etiquetar a niños con TDAH y los niños creen tener este trastorno cuando en realidad solamente tienen una dificultad en los procesos de atención.
Referencia
Carratala, Eduardo Rigo. “Las dificultades del aprendizaje escolar” los procesos básicos para el aprendizaje. Ediciones Ars Médica. Madrid, España. 2010. Págs. 278.