Existen personas creen que tienen “mala suerte” otras creen que la vida es injusta y también están las personas que dicen que “no nacieron para amar”. Están las personas que se preguntan del porque le suceden cosas malas a las personas buenas y cuando pienso en darles respuesta alguna no tengo una respuesta única para estas situaciones. Sin embargo, creo que las personas que tienden a decir afirmaciones como las anteriores pueden tener una cadena interminable de sufrimiento.
Antes de seguir me gustaría explicar la diferencia entre el dolor y el sufrimiento: el primero es algo natural que se manifiesta en cualquier momento, es una sensación desagradable y que lastima profundamente. El segundo (sufrimiento) es una situación mental la persona adquiere una actitud de queja y/o lastima mostrándose así insoportable.
¿Cómo ayudar a una persona que sufre?
La mayoría de las personas (no terapeutas) tienen buenos sentimientos y tratan de ayudar a los demás a tal punto escucharlos. Pero aunque una persona ayude escuchando al otro, si no se sabe canalizar todo aquello que escucha seguramente llegara un momento en el que escuchar a una persona que sufre se vuelva una carga, pero lo más impresionante es que esto se puede dar de manera inconsciente.
Cuando una persona es adicta al sufrimiento tiende a creer que su vida es un valle de lágrimas, que nadie los quiere, que Dios no los quiere, que todas las desgracias que le pasan no se las merece, él o ella se muestra como la víctima ante los demás.
Lo más sano luego de escuchar al otro es recomendarle asistir a terapia, ya que si no se sabe atender y canalizar todo aquello que se escucha, lejos de ayudar al otro la carga emocional que el otro tenga será cargada sobre quien lo escuche.
¿Por qué una persona sufre?
Existen decenas de razones por las que una persona sufre, pero en realidad este tipo de personas forjan estas actitudes por llamar la atención y porque es más cómodo recargarse en los demás. Las personas que mencionan afirmaciones tales como: “otra vez, me fue infiel”, “ya no puedo seguir con esta vida, pero no sé cómo dejarla”, “otra vez, me toco un maltratador”. Seguramente estén relacionados con su agresor de “sufridores profesionales” ya que estas personas se vuelven adictas al sufrimiento.
Por supuesto, existe la otra cara de la moneda ya que cuando una persona sufre también está pidiendo auxilio a gritos. En ambos casos, se necesita de una intervención psicoterapéutica.
En terapia pueden llegar personas adictas al sufrimiento, en mi caso he escuchado afirmaciones tales como: “Si, no me divorcio de él es por los hijos”, “he pensado dejarlo pero no se ve bien que una mujer abandone a su esposo” “siempre que me fijo en alguien tiene que ser un potencial maltratador“entre otras.
Una persona adicta al sufrimiento puede ser como una mala hierba que contamina a todo aquello que tiene a su alrededor. En terapia no es una situación difícil de descartar, para quien en realidad es difícil es para la familia, esto porque la familia tiende a cargarse por la situación de sufrimiento que sucede con uno de sus miembros familiares.
Por lo regular cuando una persona adicta al sufrimiento llega a terapia cree en realidad que quienes deben cambiar son los demás, no ellos, esto porque según esta persona “los demás no lo comprenden”.
Karla
He vuelto con mi pareja después de ponerle una denuncia y una orden de alejamiento. A los 5 meses de ponerme a vivir con el de nuevo, ya me puso 2 veces la mano encima. Ahora está en la cárcel pero por otros motivos (adicción), en cuanto salga tendrá que ir al psicólogo y seguiré intentándolo. Pienso que si después de todo lo que está pasando, quizá sea posible que con mi ayuda y su voluntad logre cambiar.
En el caso de Karla, se puede observar detenidamente como ella se ha vuelto “adicta al sufrimiento” y seguramente sea inconsciente. Sin darse cuenta ella está cargándose emocionalmente por todo lo que le sucede a su esposo y ella solamente ha querido ayudarle.
Como lo mencione anteriormente, la mayoría de las personas tienen buenas intenciones, pero a veces las buenas intenciones pueden llevar a que seas una persona “adicta al sufrimiento” sea consciente o inconscientemente.