Como era la psicología en la antigüedad

A lo largo de los años, la psicología ha ido arraigándose en lo más profundo de las sociedades, convirtiéndose en una de las herramientas más poderosas al momento de estudiar al hombre y sus raíces, tanto emocionales como psíquicas. Sin embargo, hay términos sobre la psicología que no son de conocimiento público, es decir, no todos conocen sobre ella y qué significa.

En la antigüedad se  creía que la psicología era una ciencia meramente biológica, y sus conocimientos buscaban ser complementados con bases biológicas y lo más neurológicas posibles, y poco a poco se ha ido desarrollando, pasando por ser una ciencia bio-psicológica (tomando en cuenta los procesos psicológicos como resultado neurológico), para luego convertirse en una ciencia bio-psico-social (tomando en cuenta los factores sociales que influyen en nuestro crecimiento como personas, y declarándonos seres gregarios y meramente sociales), para luego llegar al esquema que tenemos hoy en día, que es ciencia bio-psico-social-espiritual, pues debe hacerse lugar para el crecimiento espiritual, que sí, es un hecho, a pesar de que se reniega de la existencia de un alma.

¿Qué significa todo esto?

Ciertamente es un poco complicado integrar conocimientos tan profundos en una definición tan cutre y poco específica, pero puede todo explicarse con una simple frase: “La psicología es la ciencia más humana”, pues no sólo toma en cuenta las bases biológicas con las que todos los individuos nos formamos, sino todos los procesos que intervienen en su desarrollo, desde los aspectos sociales, los aspectos espirituales, y nuestra interpretación de los hechos, que vendría formando nuestra psiquis.

¿Por qué decimos que es la ciencia más humana? En realidad es muy sencillo. Se debe a que la psicología, como muy pocas corrientes científicas, filosóficas y hasta epistemológicas, busca tomar en cuenta al ser humano desde un punto de vista holístico, es decir, tomándolo no sólo como un todo, sino como la integración de todas las partes que lo conforman, y lo reconoce como un individuo capaz, fuerte, y que puede reorganizarse tanto cognitiva, psíquica, humana y espiritualmente para convertirse en un ser capaz de alcanzar todas sus metas.