Concepto:
Conjunto de las reacciones afectivas conscientes o inconscientes del analista hacia su paciente:
Freud, que en sus obras analiza largamente la noción de trasferencia, da igualmente un lugar, aunque de modo mucho más puntual, a otro fenómeno, aparentemente simétrico, la contratransferencia. Sin embargo, bien parece que este lugar es definido esencialmente por Freud en términos negativos.
La contratransferencia constituiría lo que, del lado del analista, podría venir a perturbar la cura. En una cura, escribe, ningún analista va más allá de lo que suspropios complejos y resistencias se lo permiten.
Por eso conviene que el analista conozca sus complejos y resistencias a priori inconscientes. A partir de allí se ha impuesto por otra parte lo que se ha podido llamar la segunda regla fundamental del psicoanálisis, a saber, la necesidad de que el futuro analista esté él mismo analizado tan completamente como sea posible.
Lacan no niega que el propio analista pueda tener algún sentimiento hacia su paciente y que pueda, interrogándose sobre lo que lo provoca, ubicarse un poco mejor en la cura. Sin embargo, el problema que plantea la teoría de la contratransferencia es el de la simetría que establece entre analista y paciente, como si los dos estuvieran igualmente comprometidos como personas, como egos, en el desarrollo del psicoanálisis.
En este punto, es necesario volver sobre la trasferencia misma. Ciertamente, esta se establece en diversos planos, y no se puede negar que el paciente percibe ocasionalmente la relación con su analista como simétrica, suponiéndole por ejemplo un amor semejante al de él o inclusive viviendo la situación en la dimensión de la competencia o la rivalidad. Pero la trasferencia está dirigida fundamentalmente a un Otro más allá del analista. Es en esta destinación donde una verdad puede alumbrarse.
La trasferencia toma una dimensión imaginaria el analista, sin embargo, no debe reforzarla, lo que haría si se representara la relación analítica como una relación interpersonal, relación en la que trasferencia y contratransferencia se respondieran en eco la una a la otra. Por último, si el término contratransferencia no es pertinente, es porque el analista, en el dispositivo de la cura, no es un sujeto. Más bien hace función de objeto, ese objeto fundamentalmente perdido, ese objeto que Lacan llama objeto a. La cuestión a partir de allí no es saber lo que experimenta, como sujeto, sino situar lo que, como analista, puede -o debe- desear: cuestión ética, se ve, más que psicológica.
En realidad la contratransferencia es un fenómeno que puede influir de manera negativa en el ámbito clínico, y por ende afectara la vida del paciente y terapeuta. De manera, que es de vital importancia que el terapeuta esté libre de prejuicios, asistiendo a terapia, si, me refiero a que es necesario sacar de nuestro ser todo aquello que se recibe de los pacientes, ya que de una o de otra manera, en determinado momento ha de salir. Por ello, es importante que el terapeuta, asista a terapia para poder “descargar” todas aquellas situaciones que recibe de su paciente, en caso contrario, esta dable a realizar una contratransferencia con el paciente.