Fromm piensa que existe una relación íntima entre la naturaleza de la sociedad y la naturaleza de los tipos de caracteres que predominan en ella. Una sociedad requiere del predominio de seres humanos, cuyas estructuras de carácter correspondan a sus instituciones. Esto es lo que Fromm llama el carácter social, que constituye el núcleo de la estructura del carácter sostenida en común por los miembros de una cultura y que desempeña la función de moldear y canalizar la energía humana, de manera que se facilite el funcionamiento de la sociedad.
Erick Fromm: el carácter social
Fromm liga la típica personalidad de una cultura, el carácter social con el objeto de las necesidades sociales enfrentadas por la sociedad. Para satisfacer de manera efectiva estas necesidades, una sociedad requiere traducirlas ante las necesidades del carácter del individuo, para que éste desee hacer lo que debe hacer. Esto constituye el carácter social de la sociedad y el progreso de traslación se da durante el entrenamiento de los padres a los niños. Los padres han adquirido su carácter ya sea de sus padres o, de manera directa como respuesta a la necesidad de cambiar las condiciones sociales. Fromm hizo aplicaciones de esta teoría en algunos países como Alemania, Estados Unidos de Norteamérica y México,
Fromm no aprueba del todo las adaptaciones particulares y los caracteres sociales de sociedades en particular. Por el contrario, señala que la formación de cualquier carácter social mata la espontaneidad individual y restringe severamente las oportunidades para la autorrealizacíón. Por lo general, el proceso deviene en patrones sociales defectuosos y en una normalidad patológica.
El carácter social se inculca dentro del carácter de cada individuo durante la niñez y, desde luego, los padres son los principales intermediarios de la sociedad en este campo.
Fromm describe algunos de los efectos de ruptura en el individuo producidos por los grandes cambios que se presentan a lo largo de la evolución de la sociedad capitalista y el desarrollo tecnológico. La ciencia y el avance en el conocimiento de la naturaleza han venido a hacer más abstracto y más distante el estudio de la experiencia del ser humano. El acto y el objeto del acto son ahora aliados, por lo tanto, el acto a menudo tiene su propia vida.
En 1941, Fromm realizó una aportación clarificadora respecto de las diferencias entre la personalidad individual y lo que él denominó “carácter social”. El carácter social, en su opinión, interioriza las necesidades externas con el fin de canalizar la energía humana para la tarea de un determinado sistema económico y social. Una vez desarrolladas ciertas necesidades en una estructura caracterológica específica, cualquier comportamiento que se atenga a estas necesidades es, a la vez que práctico, desde un punto de vista económico, psicológicamente satisfactorio. Mientras una sociedad ofrezca al individuo, de forma simultánea, satisfacciones económicas y psicológicas, es posible mantener una situación en la cual las fuerzas psicológicas complementan la estructura social. Sin embargo, en cuanto surgen modificaciones en las estructuras socioeconómicas, se suscita la necesidad de una reestructuración del carácter social tradicional. Los cambios sociales originados provocan discordias en el carácter social, lo que lleva a situaciones en las que las necesidades psíquicas no son satisfechas, por lo cual se hace necesario encontrar nuevas formas que procuren satisfacción en otro plano.
Fromm destaca el papel de la educación en la formación de los rasgos de la personalidad. Un elemento del proceso educacional es la familia, la cual trasmite e inculca al niño lo que Fromm denomina “la atmósfera psicológica” o “el espíritu de la sociedad”, que no es otra cosa que una encarnación del espíritu social. En consecuencia, “la familia puede considerarse el intermediario psicológico de la sociedad”, porque “aunque el desarrollo del carácter está formado por las condiciones básicas de la vida, y aunque no hay una naturaleza biológica determinada, la naturaleza humana tiene un dinamismo personal que constituye un factor dinámico en la evolución del proceso social”.
El concepto del carácter social no es, sin embargo, un concepto estadístico, es decir, no se trata de una medía de los rasgos de carácter de la mayoría de los individuos incluidos en una sociedad; se comprenderá mejor si nos remitimos a su función, que “consiste en moldear y canalizar la energía humana dentro de una sociedad determinada a fin de que ésta pueda funcionar”.
Fromm afirma que no se puede entender la génesis del carácter social en referencia a una sola causa aislada, sino en referencia a la interacción de factores sociológicos e ideológicos. En esa interacción adquieren cierto predominio los factores económicos, por cuanto varían más difícilmente y porque es el modo de producción el que determina las relaciones sociales existentes en una sociedad, así como el sistema y las prácticas de vida. No obstante, las ideas religiosas, políticas y filosóficas no son meramente proyecciones secundarias, enraizadas como están en el carácter social y contribuyen, a su manera, a determinarlo, sistematizarlo y estabilizarlo.
Referencia: Cueii José. “Teorías de la personalidad” 3a ed. Editorial Trillas, 1990 (reimp. 2008). México. Pàg 150