Sinopsis:
Al paso en que la tecnología avanza, lo hace para bien y para mal. Tal es el caso de las drogas digitales que hoy en día se comercializa como si fuese cocaína digital en la red. Aparentemente solo es un ruido, un chirrido o un sonido como taladro, mediante este ruido no existe silencio, ni pausa. Haciendo que quien lo escuche se sumerja en éxtasis y al parar la música brinda un ligero mareo que retrasa el aterrizaje al mundo real.
A estos sonidos hoy en día se les conoce como e-drugs y son drogas digitales que se están expandiendo como la pornografía por internet. Los e-drugs son dosis auditivas diseñadas para crear sensaciones de tridimensionalidad en el cerebro que es lo mismo que hacen las drogas tradicionales.
El Creador de I-doser:
Nick Ashton un especialista en audio ha creado un software que es capaz de, mediante sonidos, recrear drogas, gracias al uso de pulsos bionaturales. Según Ashton por más de 12 dólares el usuario puede conseguir un paquete de varias dosis: tripi/absenta/nitros rave, primer amor/orgasmo/éxtasis, un sin fin de posibilidades casi inimaginables. El I-doser es utilizado también para crear sensaciones, sentimientos de relajamiento, alegría, emoción, tranquilidad, paz, enamoramiento, entre otros.
Ashton pide que no se le llame drogas a su creación de I-doser sin embargo en su catálogo incluye Marihuana, Heroína, Crystal Meth, Quetamina, Peyote, Opio, Demerol y Metadona, entre otras muchas de las estimulantes y alucinógenas, y aun así se atreve a pedir que no llamemos drogas a su creación.
Según Ashton, I-doser que es su tienda virtual es un negocio de estimulación cerebral que se distribuye de manera legal desde hace cinco años, No es de venta de drogas digitales.
Que son los e-drugs? (drogas digitales)
Es una “secuencias avanzada” de ondas binaurales que se ‘inyectan’ en el cerebro a través de audífonos. Dichas ondas se descubrieron en el siglo XIX y desde entonces su efectividad para este fin ha sido muy debatida por la comunidad científica. Sin embargo, Nick y otros que posteriormente replicaron su idea en varios idiomas y monedas, las venden en dosis con nombres y descripciones sugestivas. Por eso están en el ojo del huracán.
Casos Reales de e-drugs:
Hace un par de meses en un colegio de Oklahoma en Estados Unidos se alertó a los padres de la comunidad porque sus estudiantes estaban en riesgo: el consumo de alucinógenos y sedantes virtuales se había disparado. La prensa norteamericana se volcó sobre el caso, popularizando el término ‘drogas digitales’ y, como era de esperarse, disparando las descargas del software gratuito necesario para escuchar las dosis y, claro, la venta de éstas.
A todo esto, Ashton se defiende diciendo que “el objetivo de I-doser es ofrecer felicidad, placer y sanación a sus compradores”. Por lo mismo, no solo ofrece dosis que buscan simular los efectos de las drogas ilegales tradicionales, sino otras que también ‘sirven’ para hacer dieta o elevar el espíritu, dejar de fumar, tener un orgasmo múltiple o, incluso, mejorar las habilidades en los videojuegos. Dependiendo del efecto deseado, los precios por dosis oscilan entre 3 y 70 dólares.
Según Ashton, i-doser es efectivo y seguro. Sin embargo, mi punto es que vamos a hacer cuando I-doser llegue al computador de un niño de ocho años?… o al Ipad de un niño de siete años?
Carlos Tejero un Neurólogo español que probó las drogas sonoras en cuanto se enteró de su existencia pero que no le produjeron más que rechazo. Todo depende del tipo de dosis. Los sonidos binaurales (como los denominan científicamente) sí producen alguna sensación anímica, pero “de ninguna manera, un efecto similar al de las drogas”, asegura.
Steve Novella, profesor de neurología en Yale, escribió un artículo en su blog que tituló Las drogas digitales no curan la estupidez. El texto lo escribió a raíz de una noticia local en un periódico de Oklahoma (EEUU) en marzo de 2010. El director de una escuela secundaria de la ciudad había notificado a varias familias que habían encontrado a sus hijos en un salón drogándose con ruidos monótonos. Esto dio comienzo a un debate en los medios y en Internet que todavía no ha llegado a su fin. A Novella le llegó esta información y decidió dar una respuesta clara y contundente a esos padres asustados por la salud mental y física de sus hijos. “No puedes colocarte escuchando un ruido”, sentencia. “Mi consejo para las familias: no os preocupéis, los sonidos binaurales no tienen efecto”. Carlos Tejero Juste está de acuerdo con Novella e insiste en que no es adictivo, en que no engancha. “A estos sonidos no se les puede llamar drogas. Es un concepto equivocado”, “dice”.
La música puede llegar a crear todo tipo de sensaciones, por ejemplo: George Orwell empleó este concepto en una de sus obras maestras, 1984, donde se utilizan los sonidos para potenciar el odio a través de telepantallas gigantes y de una forma repetitiva. Para muchos los e-drugs no son drogas sin embargo lo realmente peligroso es que esta nueva moda incite a los jóvenes a tomar drogas reales.