Herramientas estandarizadas para el diagnóstico del autismo

Hoy en día existen herramientas estandarizadas para el diagnóstico del autismo que cada van evolucionando conforme a los avances de las investigaciones en el tema del autismo.

Entre las herramientas estandarizadas encontramos el ADI  (Autism Diagnostic Interview  o Entrevista clínica para el diagnóstico del autismo) y/o el ADOS (Autism Diagnostic Observational Schedule  o Escala de observación diagnóstica del autismo). Ambos materiales se tratan de métodos diagnósticos desarrollados por Michael Rutter en Londres y Cathy Lord en Michigan, y se les suele considerar “la regla de oro” del diagnóstico.

Los médicos y/o psicólogos deben estudiarlos en un proceso de entrenamiento que dura aproximadamente una semana. Durante y después del entrenamiento ha de comprobarse la exactitud de los diagnósticos emitidos por quien sigue el programa de aprendizaje, lo que, a su vez, se aprecia por el grado de coincidencia entre su diagnóstico y el de otros profesionales de la salud.

Herramientas estandarizadas para el diagnóstico del autismo

Uno de los principios utilizados es que se debe estandarizar los métodos diagnósticos para evitar que el diagnóstico dependa exclusivamente del “juicio clínico” del médico o psicólogo. Sin embargo, investigaciones muy recientes demuestran que, después de todo, estos métodos estandarizados

tampoco son la cura, ya que sólo resultan eficaces combinados con la opinión clínica del diagnosticador. Es decir, se ha comprobado que, en ningún caso, pueden suplir la opinión subjetiva del médico o psicólogo, sobre todo cuando se trata de algunas formas de síndrome de Asperger. En el caso de los adultos resultan incluso menos fiables, aunque también existen métodos estandarizados muy específicos para estos casos, como el Adult Asperger Assessment,  AAA (Método para la evaluación de Asperger en adultos). El Diagnostic Instrument for Social and Communication Disorders,  DISCO (Cuestionario para el diagnóstico de trastornos en la comunicación social), creado por la doctora Lorna Wing, es una alternativa muy útil.

Esperamos que algún día, la exactitud del diagnóstico no dependa de solamente de una entrevista clínica directa o de una observación directa de la conducta que siempre se basa en evaluaciones subjetivas. En casos de autismo lo ideal sería que se lográramos contar con marcadores biológicos (por ejemplo, combinaciones genéticas específicas o determinados niveles proteínicos) obtenidos por medio de análisis de sangre o del estudio de tejidos y células. Pero por ahora, no disponemos de marcadores biológicos del autismo y del síndrome de Asperger. Por lo tanto, tendremos que conformarnos con terapias conductistas y diagnósticos basados en entrevistas. Hasta que surjan nuevas investigaciones en el marco biológico que logren determinar y diagnosticar el autismo en edades más tempranas.

Referencia: Baron-Cohen, Simon. “Autismo y Sìndrome de Asperger” Editorial Alianza. Traducido y Publicado del material original Oxford University Press. “Autism and Asperger Syndrome”.Madrid, España. 2008. pág. 70