Pruebas para la observación de síntomas TEA

Síntomas TEA: Los síntomas más característicos de los TEA tienen que ver con repercusiones en el ámbito social, es decir que son síntomas negativos en el ámbito de la interacción social recíproca y la comunicación (por ejemplo: dificultades para mirar a la cara, observar a las personas, dirigir una variedad de expresiones emocionales, utilizar gestos o la mirada para compartir la atención de otra persona sobre algo de su interés, comunicarse con otros con frecuencia, limitada reciprocidad…).

La presencia de una conducta atípica es un indicador de alteración, pero su ausencia o la no observación de ciertas conductas sociales no tendría por qué ser interpretable clínicamente. El reto de las pruebas de observación, pero sobre todo de los clínicos que las utilizan, es generar situaciones que permitan asegurar de que si no observamos la conducta, es porque la persona tiene dificultades para realizarla y no por otras razones.

Observar las conductas que caracterizan a los TEA no es nada sencillo, por lo mismo es importante brindar herramientas y/o pruebas de observación que ayudaran a hacer un diagnóstico más efectivo de las personas con TEA.

Pruebas para la observación de síntomas TEA

Una de las herramientas más valoradas por los expertos en TEA es el ADOS-G, que es la herramienta mejor valorada por los expertos. Sin embargo, en este artículo haré mención a algunos que considero también igual de importantes. Entre ellos destacan los siguientes:

CARS – Escala de valoración de autismo infantil

Una de las primeras pruebas de observación de síntomas de autismo desarrollada fue la escala de valoración de autismo infantil, que también puede usarse como cuestionario para padres.

Esta escala evalúa la presencia y severidad de alteraciones en 15 aspectos del comportamiento social, comunicativo y de la respuesta emocional y sensorial de personas de 2 años en adelante. La intensidad de cada síntoma se evalúa en una escala de 1 a 4 puntos. El punto de corte utilizado generalmente es 30, aunque en función de algunas características de la persona evaluada se han propuesto variaciones. En general, el CARS es bueno identificando TEA (alta sensibilidad), pero no tanto diferenciándolo de otros trastornos (baja especificidad), ya que tiende a diagnosticar a personas con DI (discapacidad intelectual) como TEA nos recuerdan que el CARS se basa en la definición del autismo del DSM-III-R y no incorpora aspectos relevantes de su actual definición, como la evaluación de las conductas de atención conjunta. Otra desventaja de la prueba es que no define situaciones estandarizadas para la observación de los diversos comportamientos de la escala, que deben evaluarse en base a la conducta global de la persona a lo largo de toda la evaluación. Recientemente se ha publicado una segunda versión, el CARS-2, que además de una escala general (equivalente al CARS) incluye una nueva, específicamente diseñada para evaluar a personas con autismo sin DI o con síndrome de Asperger. Ambas escalas han sido estandarizadas. También contiene un cuestionario para padres que contribuye a la interpretación de los datos derivados de la observación.

Otra característica del CARS-2 es que hace sugerencias para la intervención en función de las dificultades halladas.

El perfil psicoeducativo para autismo-revisado ha sido diseñado para evaluar el desarrollo cognitivo de personas con TEA y planificar apoyos en base a las limitaciones detectadas, así como también valorar los síntomas del trastorno. Es aplicable desde los 6 meses hasta los 7 años. Para ayudar en el diagnóstico, la prueba cuenta con varias escalas que valoran el «comportamiento patológico», evaluando la severidad de las dificultades en lenguaje, afecto y desarrollo de relaciones, percepción sensorial y respuesta a los materiales.

Autism Observation Scale for Infants

Otra interesante herramienta de observación de síntomas de TEA es la escala de observación de autismo para niños que en su versión en ingles es: Autism Observation Scale for Infants, AOSI.

El AOSI evalúa el grado de alteración mostrado en 18 comportamientos (diversas competencias sociales y comunicativas, temperamento y capacidad de autorregulación, intereses, alteraciones sensoriales control motor y comportamientos motores atípicos y capacidad de seguimiento visual y desenganche atencional) a través de siete actividades lúdicas.

Está diseñada para evaluar niños de entre 6 y 18 meses. Su origen está en el estudio de población de alto riesgo de presentar TEA en investigaciones longitudinales prospectivas. Ha demostrado una buena fiabilidad, pero el resto de sus propiedades psicométricas están en estudio. Al comparar la capacidad del AOSI y el Módulo 1 del ADOS para diagnosticar niños con autismo a los 18 meses, el ADOS obtuvo mejores resultados. Aunque requiere formación y entrenamiento previo a su uso.

Screening Tool for Autism in Two-years-old, STAT

STAT – Herramienta de cribado para niños autistas de dos años de edad

Aunque el STAT no es una herramienta de diagnóstico, sino de cribado. Es importante mencionar brevemente la herramienta de cribado de autismo en niños de 2 años, que en realidad es una prueba de detección de nivel 2 (para población de riesgo) que evalúa directamente (algo poco común en las pruebas de cribado) doce comportamientos dentro de las siguientes áreas: juego, peticiones, dirigir la atención de otros e imitación motora en niños de entre 24 y 35 meses. Sus propiedades psicométricas como herramienta de cribado son buenas.

Prueba ACACIA

La prueba de ACACIA se compone de diez situaciones interactivas en las que el evaluador pone a prueba la competencia social y comunicativa de niños (con más de 3 años) y adolescentes con sospechas de presentar un trastorno del desarrollo. Está orientada a valorar la capacidad de interacción de niños y jóvenes con importantes limitaciones funcionales, contribuyendo al diagnóstico diferencial entre autismo con DI y DI sin autismo.

Referencia: Marín, Francisco Alcantud. “Trastornos del espectro autista detección, diagnóstico e intervención temprana” © Primera edición electrónica publicada por Ediciones Pirámide (Grupo Anaya, S. A.), Madrid, España. 2013. Pág. 172