Rasgos básicos para diagnosticar el autismo

Fue el psiquiatra suizo Bleuler el que utilizó por primera vez el término “autista” para describir la esquizofrenia. La palabra autista procede del término griego “autos” que literalmente significa “consigo mismo”. Fue una buena elección porque, tanto el autismo como el síndrome de Asperger implican una profunda dificultad para apreciar el punto de vista de otra persona.

Cuando se habla de autismo, es necesario explicar que existen dos categorías básicas para diagnosticarlo: entre estas se encuentran los problemas para la comunicación social, intereses obsesivos y conducta repetitiva. Gracias a las descripciones de Rutter y Kanner podemos brindar los rasgos básicos para diagnosticar el autismo que a continuación se evidencian:

Dificultades de relación social

  • Total ausencia de interés por los demás.
  • Contacto visual atípico: o apenas lo establecen o miran a los demás durante demasiado tiempo, invadiendo su espacio personal.
  • Falta de reciprocidad (no saben esperar su turno para hablar, no entran en el diálogo, sólo articulan monólogos).
  • Prefieren estar solos.
  • Dificultades para anticipar cómo se sentirá alguien o lo que podría pensar.
  • Dificultades para saber cómo reaccionar ante la actitud de los demás.
  • Dificultades para interpretar las expresiones emocionales del rostro, voz o postura de los demás.
  • Dificultades para aceptar que no hay una única perspectiva correcta, sino muchas.

Anomalías en la comunicación

  • Habla repetitiva (repiten frases, si bien es un rasgo más típico del autismo clásico que del síndrome de Asperger).
  • Neologismos: utilizan palabras ideosincráticas en vez los términos convencionales (un rasgo también más propio del autismo clásico).
  • Entienden lo que se les dice literalmente.
  • Retraso en la adquisición de habilidades lingü.sticas (rasgo del autismo clásico).
  • Utilizan el lenguaje de forma inapropiada en contextos sociales (anomalías pragmáticas).

Conductas repetitivas e intereses obsesivos

  • Aleteo con la manos. (Más típico del autismo clásico).
  • Giros sobre sí mismos. (Más típico del autismo clásico).
  • Intereses obsesivos (por ejemplo, tocarlo todo, coleccionar piedras o mariquitas, reunir información sobre determinado tema, etcétera).
  • Alinear las cosas.
  • Hacer girar las ruedas de un coche de juguete; les hipnotizan los objetos que giran (como la lavadora, las aspas de un ventilador, un molino).
  • Conducta muy repetitiva.
  • Rabietas ante los cambios.
  • Habilidades aisladas o isletas de inteligencia.
  • Una memoria fuera de lo habitual.
  • Necesidad de que las cosas se repitan de forma idéntica.

Otros rasgos que no encajan limpiamente en las categorías anteriores

  • Dificultades de aprendizaje en ciertos campos y un coeficiente intelectual por debajo de la media (en el caso del autismo clásico).
  • Alto riesgo de epilepsia (en el autismo clásico).
  • Autolesiones (en el autismo clásico).
  • Hipersensibilidad a los sonidos, texturas, sabores, olores y temperatura

Referencia: Baron-Cohen, Simon. “Autismo y Sìndrome de Asperger” Editorial Alianza. Traducido y Publicado del material original Oxford University Press. “Autism and Asperger Syndrome”.Madrid, España. 2008. pág. 40