El duelo infantil es una de las patologías más traumatizantes a la que se puede afrontar un niño. El recuerdo de una persona o mascota a la que no volverán a ver les puede causar un gran temor a que otra persona cercana le ocurra lo mismo.
Los casos de duelo en la infancia son mucho más frecuentes de lo que pensamos y no sólo porque los niños se dan cuenta de lo que sucede a su alrededor, sino porque la infancia, como cualquier etapa evolutiva, implica una sucesión de pérdidas y duelos a elaborar.
El proceso de vivir se halla siempre marcado por las pérdidas. En este sentido, la vida humana y el crecimiento o desarrollo psicológico pueden entenderse como un conjunto de procesos de duelo que se suceden a lo largo de la vida.
¿Qué es el duelo infantil?
El duelo infantil es el proceso que se caracteriza por el dolor o aflicción causados por la pérdida de algo o alguien. Hay muchos autores que han estudiado el duelo y se disponen de modelos al respecto. Habitualmente se divide en varias fases, sin duración fija.
La teoría de las cinco fases del duelo, de la psiquiatra y escritora Elisabeth Kübler-Ross, es uno de los modelos psicológicos más famosos en todo el mundo. Estos 5 estadios son: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación
El duelo infantil se puede dar ante diversas pérdidas, como por ejemplo:
- Muerte de un animal de compañía como un perro, gato u otra mascota.
- Pérdida de amigos del colegio por el cambio de colegio o ciudad.
- Pérdida de la casa conocida tras la mudanza a otra casa o ciudad.
- Ausencias prolongadas o abandono de los padres.
- Muerte de un abuelo o abuela.
- Muerte de su padre o madre.
- Muerte de un familiar o amigo.
- El divorcio de sus padres.
Los adultos suelen entender la pena del niño cuando la muerte es de un ser querido. Sin embargo, no acogen la pena que el niño siente luego de perder a su mascota, por mudarse y perder a sus amigos.
Sí, el niño siente hasta más pena por una mascota y/o por sus amigos, que a veces por un familiar. Esto porque el niño puede crear un vínculo afectivo más fuerte con su mascota y amigos.
El camino que un niño seguirá durante un duelo es tan imprevisible como los propios niños. Por este motivo, los adultos debemos estar atentos a sus estados de ánimo, comportamientos y silencios. Atentos a sus señales para poder ofrecerles las pautas adecuadas.
Cuando un niño se enfrenta a un duelo, la pregunta más habitual es si estará mucho tiempo triste o si durará mucho el duelo. La duración media de un duelo infantil es de 6 meses a un año. Si el duelo excediera de un año, se recomienda consultar con un profesional, como el médico de atención primaria.
Puede que un duelo se alargue si el niño o niña no está recibiendo el apoyo y el acompañamiento emocional necesarios para poder superarlo y, por tanto, puede que aún no la haya aceptado, la aceptación es la primera parte del duelo.
En general, cada nueva etapa del desarrollo evolutivo del niño supone una pérdida o separación mayor de la dependencia de sus cuidadores, así como una pérdida del estatus y los modelos de relación alcanzados hasta ese momento de su desarrollo.
Estos cambios en la condición de ser y estar del niño se denominan transiciones psicosociales y tanto el bebé, como el niño o el adolescente las viven como verdaderos duelos:
- El destete.
- La bipedestación.
- La entrada en el colegio
- Los cambios corporales
- Los cambios en las relaciones con los padres o con los iguales
Todos estos cambios implican una transformación y un proceso de duelo a elaborar.
Características de los procesos de duelo en la infancia
Los niños pueden expresar sus emociones utilizando registros diferentes a la palabra: tienden a expresar más su tristeza con su cuerpo y su comportamiento (somatizaciones y cambios de conducta).
El juego, el dibujo y los cuentos son el medio de expresión natural de los niños.
Debemos estar atentos, acompañar y animar a los niños a que dibujen, jueguen o inventen historias, porque estas serán sus herramientas para tratar de comprender y elaborar su duelo.
Los niños tienen derecho a estar tristes aunque nos resulte doloroso, pero claro esto no es para siempre, solamente es durante el proceso de duelo que, como hemos dicho, habitualmente suelen ser de 6-12 meses.
Además deberíamos tener en cuenta lo siguiente:
- Los niños son capaces de darse cuenta de los cambios que tienen lugar a su alrededor tras una pérdida, y son conscientes de la muerte de las personas significativas.
- Todos los niños y adolescentes elaboran el duelo tras la pérdida de un ser querido y significativo para ellos.
- El duelo en los niños va a tener unas características particulares que difieren del duelo en los adultos.
- Las vivencias de pérdida y los procesos de duelo afectan más a los niños que a los adultos, ya que inciden en un ser todavía en construcción, cuyas defensas, capacidades cognitivas, soporte emocional y estrategias de enfrentamiento están todavía en desarrollo.
- Los niños necesitan comprender y darle un significado a la pérdida. También necesitan que se les incluya en los procesos de duelo familiar y que no se les excluya con la intención de protegerlos.
- Los niños necesitan recibir información sobre lo sucedido y que esta información sea acorde con su momento evolutivo y sus capacidades cognitivas y emocionales.
- Asimismo, también necesitan recibir la dedicación suficiente para que puedan expresar sus dudas, sus temores o sus emociones.
- Los niños necesitan despedirse y atravesar su duelo acompañados. Es esencial que sus familiares se muestren cercanos y compartan con ellos sus emociones.
- Participar en los ritos funerarios favorece enormemente que los niños y adolescentes reciban el apoyo y el abrazo social, además de permitirles colocar la realidad de la pérdida en un tiempo y en un espacio.
- En los procesos de duelo vividos en la infancia y en la adolescencia es de vital importancia el entorno y la capacidad de apoyo y recursos que éste pueda ofrecer: comprender, contener y acompañar a los niños en duelo es esencial para que la vivencia de la muerte no les deje vulnerables y les perjudique en su desarrollo.
¿Cómo tratar el duelo en los niños?
A los niños les cuesta entender el concepto de muerte. Es habitual que aunque se les diga que un familiar ha fallecido, pregunten posteriormente cuando van a volver a verlo, hay que ser paciente y explicarlo con calma las veces que sean necesarias.
Este artículo tiene como objetivo orientar a los adultos para que sepan con qué pérdidas se puede enfrentar un niño o niña, cómo las sienten, cómo pueden reaccionar y, sobre todo, cómo ayudarles en su expresión emocional para que puedan elaborar el duelo de esa pérdida.
¿Cómo decirle al niño que un ser querido murió?
Decirle a un niño que un ser querido ha fallecido es sin duda una de las situaciones más difíciles que un padre, maestro y/o psicólogo puede enfrentar. Se recomienda dar la noticia lo antes posible, pero es muy importante saber cómo transmitir esta información.
Cuando la información es dirigida de educador a alumno es recomendable que uno de los padres se encuentre presente, o algún familiar cercano al niño. En el caso de hacerlo en un hospital, es recomendable hacerlo en un sitio tranquilo con las menores interferencias posibles.
Te recomendamos seguir los siguientes pasos:
- Si el fallecimiento era previsible, es recomendable hablar al niño con anterioridad el concepto de muerte y que es algo natural.
- Si ha sido repentino, entender que puede costarle entender el concepto de muerte.
- Explicarle que esa persona ya no siente, ni ve, ni piensa. Ya no sufre.
- Puede que nos pregunten sobre el porqué de la muerte de su ser querido: “¿Por qué tuvo que enfermar mamá y morir? ¿Por qué ha tenido papá un accidente? ¿Por qué nos ha pasado a nosotros?”. Estas preguntas son difíciles de responder. Y aunque respondamos, debemos tener en cuenta que a pesar de una explicación veraz y clara de lo sucedido, esto no evita que el niño tenga aún muchas dudas.
- Siempre que sea conveniente, hay que asegurarse de que el menor tenga claro que no es responsable de la muerte de su pariente: no debemos olvidar la culpa que suelen sentir los niños ante la muerte de un familiar cercano.
- Durante el proceso de duelo se trata principalmente de ayudar a los niños y adolescentes a comprender que los pensamientos, las emociones y algunas conductas (como estar enfadado, pelearse, mostrarse rebelde) no provocan la muerte.
- Es muy importante dejar que el niño que sufre la muerte de un ser querido exprese sus sentimientos. Independientemente de cuáles fueron, es necesario que el niño libere esta carga emocional. Como explicamos anteriormente, el juego y el dibujo suelen ser vías que usan los niños para expresarse.
¿Cómo suele ser el proceso de duelo?
Primero que nada, entender que cada persona es diferente, y las respuestas suelen ser muy variadas.
En el niño el duelo se manifiesta en reacciones psicológicas, físicas y sociales. En algunos casos, los niños que han sufrido un duelo tienden a tener síntomas de trastornos depresivos o de ansiedad, por lo que es normal que el niño experimente altibajos.
Es posible que tras la muerte de un familiar, los niños se muestren inquietos por cómo será su vida ahora. Algunos suelen preguntar por su cumpleaños, vacaciones, visitas a un parque o momentos significativos que el niño vivió con su ser querido.
Es importante entender que lo que les mueve a preguntar por estas cosas es el temor a que su mundo “se desmorone”. Es fundamental, en la medida de lo posible, hablarles y calmarles acerca de la continuidad de sus vidas: sus amigos, sus actividades, sus rutinas, sus juegos, sus cumpleaños… van a seguir estando como siempre.
Se trata de ayudarles a que sientan seguro su mundo, para que puedan elaborar adecuadamente su duelo, sin complicarlo con sentimientos añadidos de incertidumbre e intranquilidad por su situación futura y su estabilidad emocional.
Se puede decir que un niño ha logrado completar el duelo cuando es capaz de recordar el fallecimiento/pérdida sin sentir dolor.
Consejos para afrontar la muerte de un familiar
En todas las personas, tanto niños como adultos, la situación de pérdida genera un sentimiento común de tristeza. Este sentimiento se hace más potente mientras más cercana es la relación que el niño o niña tenía con quién/o qué ha perdido. Pero, en todo caso, nunca debemos obviar este profundo sentimiento de tristeza, ni tampoco compararlo.
Si el niño ha generado un profundo sentimiento de tristeza y dolor, debemos ayudarle a que ese duelo sea expresado y elaborado.
La tristeza es la reacción normal y natural ante la pérdida
Es necesario saber que la tristeza no es un estado patológico, ni un trastorno del carácter. Para poder ayudar al niño a afrontar la pérdida es necesario escucharlo. Acompañarlo durante el proceso de duelo y hacerle saber que lo estás apoyando.
Cada niño puede reaccionar de manera diferente por lo que es necesario ayudarlo a aceptar la tristeza de la pérdida y permitir que él mismo elabore su proceso de duelo para recuperar su estado emocional previo.
Referencias
- Fundación Mario Losantos del Campo “Guía para ayudar a los adultos a hablar de la muerte y el duelo con los niños” Los niños y el duelo. Ediciones Parcesa. Madrid, España (2011) Págs. 127