Estrés y desarrollo infantil

El estrés se refiere al sistema de cambios corporales que se presentan ante amenazas físicas o psicológicas; el Iniciador del proceso es la percepción de un peligro o amenaza por parte del cerebro. Los cambios neuroquímlcos que siguen al estímulo amenazante detectado por la amígdala se ejecutan a través del llamado “eje del estrés” conformado por el hipotálamo, la hipófisis y la suprarrenal que produce epinefrina y cortisol. la epinefrina activa de manera rápida el sistema nervioso sImpático, aumenta la frecuencia cardiaca, desvia la sangre desde el sistema digestivo a los músculos libera energía por las células para uso Inmediato.

El estrés tóxico

Se refiere a una activación fuerte, prolongada o frecuente del sistema que maneja el estrés. Los eventos estresantes que tienden a provocar este tipo de respuesta son aquellos crónicos, Incontrolables y experimentados sin que el niño tenga acceso al apoyo de sus cuidadores adultos. Los estudios Indican que este tipo de estrés puede tener un Impacto adverso sobre la arquitectura del cerebro y en casos de extrema severidad, como el abuso o los maltratos crónicos, puede resultar en el desarrollo de un cerebro más pequeño.

El estrés tolerable

Se refiere a la respuesta que puede afectar la arquitectura del cerebro pero que ocurre por breves períodos de tiempo, con un espacio que permite la recuperación y por lo tanto la reversa de los efectos potencialmente peligrosos. Ademas de su relativa brevedad lo que hace que los eventos criticos sean mas tolerables es la presencia del soporte del adulto que crea ambientes seguros que le ayudan al niño a enfrentar y recuperarse de experiencias adversas como la muerte, la enfermedad de él o de una persona amada, un accidente, la sepa· ración de uno de sus padres o el divorcio de ellos. Este tipo de evento puede convertirse, en algunas circunstancias, en estrés tóxico si no hay el soporte de relaciones seguras con adultos.

El estrés positivo

Se refiere a una respuesta moderada y de corta duración que consiste en un breve Incremento en la frecuencia cardíaca o cambios leves en los niveles de las hormonas del estrés. Es una parte normal de la vida y aprender a manejarlo es una característica esencial de la autorregulación que soporta muchos otros aspectos del desarrollo. Los eventos adversos que provocan estrés positivo pueden ser controlados y manejados por el nlño(a) con el apoyo del adulto, y ocurre en el contexto de relaciones positivas, cálidas y seguras. Algunos ejemplos de estos eventos son el encuentro con una persona nueva, manejar la frustración de no obtener algún objeto, entrar al jardín infantil, una vacuna, superar el miedo a los animales, entre otros.

Martínez y Garda publicaron una revisión de Investigaciones en animales y humanos acerca de los eventos adversos en la que muestran que las experiencias tempranas configuran la reactlvidad del sistema del estrés, es decir, qué tan fácil se activa o desactiva el sistema a lo largo de la vida. Otros estudios en las mismas poblaciones muestran que la calidad de las relaciones maternales Innuencian a largo plazo la manera como el cerebro maneja el estrés, tanto fisiológica como emocionalmente, e Incluso la expresión genética, estableciendo la base para la autorregulación del funcionamiento social y emocional. Las autoras concluyen que aprender a manejar el estrés, el miedo y el resto de las emociones puede ser uno de los principales retos de la primera Infancia.

Las Investigaciones sobre los cambios biológicos producidos por la adversidad ilustran cómo el equilibrio fisiológico corporal se desajusta bajo condiciones de acumulación de estrés tóxico denominándola “carga alostática”.

El Estudio sobre las Experiencias Adversas en la Infancia -Adverse Childhood Experlence Study- (ACE, por su sigla en Inglés) documentó una asociación muy fuerte entre los eventos traumáticos y el abuso en los niños con condiciones en los adultos como enfermedad cardiovascular, pulmonar, cáncer, depresión, aleoholismo y abuso de sustanclas.

En el estudio aquellos sujetos que reportaron más experiencias adversas en la infancia tuvieron un mayor riesgo de trastornos psiquiátricos a través de la vida, embarazos en la adolescencia, obesidad, inactividad física y consumo de cigarrillo (hallazgos similares a otros estudios correlacionados).

Los niños que crecen en comunidades con bajo nivel socloeconómico pueden ser, en particular, vulnerables al estrés tóxlco. Diversas Investigaciones sugieren que esta asociación puede ser el resultado de los altos índices de factores de riesgo en el vecindario como crimen, violencia, abandonos y pobres condiciones físicas del entorno. Además los niños criados en estos ambientes experimentan menos calidad de respuesta parental, más experiencias conflictivas y castigos por parte de sus padres.

Cuando estas condiciones adversas se presentan de manera repetida pueden tener un efecto duradero en la salud y el desarrollo del Individuo (por ejemplo, los niños de contextos socloeconómlcos bajos son más propensos a mostrar una activación elevada del sistema de respuesta al estrés); por otra parte algunas Investigaciones sugieren que una relación padre hijo alterada puede repercutir en el desarrollo de áreas cerebrales especificas como la corteza prefrontal.

Por esta razón, estar sometido a una sobrecarga de estrés en etapa temprana de la vida produce efectos adversos prolongados sobre el aprendizaje, el comportamiento y la salud física y mental.

Referencia: Palacio O, Juan David. “Psiquiatrìa infantil” Primera edicion. Editorial CIB. Medellìn, Colombia. 2014. Pàg 69