Tener un hijo con Asperger
Te veo llevando a tu hijo a terapia mientras tus amigos llevan a sus hijos a fútbol o a ballet.
Te veo escabullirte de la conversación cuando todos tus amigos presumen de logros y notas de exámenes.
Te veo hacer malabares con eventos y reuniones.
Te veo sentad@ al ordenador durante horas investigando sobre lo que tu hijo necesita.
Te veo poner mala cara cuando la gente se queja por lo que parecen tonterías.
Te veo desvanecerte poco a poco pero sigues yendo más allá por tu familia.
Te veo sacar fuerzas de flaqueza con una fuerza que ni soñabas que tenías.
Te veo mostrando respeto hacía los profesores, terapeutas y profesionales médicos que sirven a tu hijo para ayudarte.
Te veo levantarte temprano por la mañana para hacerlo todo otra vez después de otra caótica noche.
Te veo cuando estás al filo del precipicio luchando por vivir.
Sé que te sientes invisible, como si nadie se diera cuenta. Pero quiero que sepas que yo me doy cuenta. Te veo empujar siempre hacia adelante. Te veo elegir hacer todo lo que puedes para darle a tu hijo el mejor cuidado en casa, en el colegio, en terapia y en el médico.
Lo que haces importa. Vale la pena.
En esos días en que te preguntes si puedes hacerlo un minuto más, quiero que sepas que te veo. Quiero que sepas que eres hermos@. Quiero que sepas que vale la pena. Quiero que sepas que no estás sol@. Quiero que sepas que el amor es lo más importante, y que eres la/él mejor en eso.
Y en esos días en que ves una mejora, esos momentos en que el trabajo duro tiene su recompensa, y puedes saborear el éxito, también te veo entonces, y estoy orgullosa de ti.
Sea cual sea el día de hoy, vales mucho, lo estás haciendo bien… y te veo.