El joven adolescente necesita de una serie de mecanismos que le ayuden a integrarse a la sociedad y adquirir el “estatus” psicosocial de la adultez. En todo caso, la cultura influye en las decisiones aunque la familia, el grupo y el contexto proporcionan mecanismos, tanto psíquicos como sociales.
Generalmente el contexto sociocultural es el que se encarga de transmitirle conocimientos y de proporcionarle una identidad individual y grupal. Tanto en la familia como en la escuela, va a realizar unos aprendizajes, como el de la adquisición del rol social y profesional.
La sociedad no deja de influir en el joven transmitiéndole una serie de patrones culturales como son la valoración del poder, del prestigio, del ocio, del placer, del consumo, etc., creándole graves contradicciones al topar con la realidad laboral, que es otra muy distinta y a través de la que no le será posible acceder al mundo que la sociedad valora.
El prestigio social. Los estereotipos. Existe toda una serie de estructuras socioambientales, las cuales surgen del contexto de donde procede el joven, que influyen en su elección profesional. Encontramos que, en primer lugar, se prestigian determinadas profesiones en detrimento de otras, las cuales pueden agradar o satisfacer más al joven. La medicina, el derecho, ingeniería, informática, etc., son carreras que se consideran ligadas a una posición social elevada, desprestigiándose profesiones más relacionadas con lo humanístico, la filosofía, etc., es decir, carreras no científicas, ni técnicas.
Por otra parte, se valoran los méritos y éxitos conseguidos en todos los órdenes de la vida, rechazándose a personas que no consiguen alcanzar las cotas impuestas por la sociedad. Lo que importa es ser de los primeros en todo, ganar más dinero, tener más podrá, consumir más, aumentar los títulos académicos, subir en la escala social, etc.
La sociedad promueve y ensalza los valores materiales, la búsqueda de placer y obtención inmediata de las cosas, lo cual hace que el joven se decepcione al descubrir la irrealidad de conseguirlo todo. Los medios de comunicación muestran una serie de ídolos o héroes adolescentes que son valorados por sus hazañas, trabajo o éxitos, no conseguidos por el estudio ni el sacrificio, lo que va a generar en el joven una gran contradicción: por un lado, la sociedad le exige buenas calificaciones escolares o títulos académicos, y, por otro, le ofrece un mundo sólo accesible si se tiene una buena remuneración económica, un trabajo, lo que a su vez, parece ser sinónimo de madurez e independencia. Estudiar y trabajar le son presentados como dos mundos diferentes e incluso incompatibles.
La diferencia de géneros. Otro factor a tener en cuenta son los importantes cambios que, en la actualidad, está produciendo el acceso al mundo laboral de la mujer. Cambios que se aprecian, por ejemplo, en la ocupación de determinadas profesiones que hasta ahora eran <> del género masculino; en la partición del trabajo doméstico y la crianza de los hijos si la mujer sale a trabajar (compartir o cambiar roles), etc.
La familia como agente de socialización. Las presiones sociales son otro tipo de influencias que el adolescente recibe de su familia al intentar elegir su profesión. Los padres, a veces, imponen a sus hijos determinadas opciones profesionales porque creen que éstos son incapaces de tomar decisiones maduras por sí mismos. Estas presiones (directas o indirectas) suelen consistir en qué elección es la más favorable para ellos, hacia qué profesiones no debe elegir hablando desfavorablemente de ellas, etc.
Estos padres no suelen tener un verdadero conocimiento de las capacidades y motivaciones, aconsejándoles profesiones hacia las que no tienen quizás ningún interés ni calificación. Otras veces, los padres proyectan sus deseos frustrados sobre su hijo, esperando ver su narcisismo gratificado a través del joven. Puede influir en la decisión del adolescente la propia profesión de los padres; en un intento de identificarse con ellos elegirá la misma, o si quiere desapegarse de ellos optará por otro camino. La actitud positiva o negativa de los padres hacia su propio empleo incidirá, en gran medida, en la percepción que el trabajo en general, y la profesión en particular, tendrá su hijo.
Relación escuela-trabajo. Existe un poco relación entre los conocimientos adquiridos dentro del sistema educativo y la realidad laboral. Asimismo la escuela es un importante agente de socialización que influye de forma clara en el adolescente.