Personalidad antisocial

Las personas con personalidad antisocial (en otro tiempo llamada psicopática o personalidad sociopática), la mayor parte de las cuales son hombres, muestran desprecio insensible por los derechos y los sentimientos de los demás.

A las personas con personalidad antisocial no les amedrentan las situaciones que asustarían a la mayoría de la gente. Viven al límite y su reto es llegar a donde nadie se ha atrevido a ir nunca.

Son extravertidos y están continuamente ansiosos por experimentar emociones y desafíos extremos en cualquier ámbito de sus vidas. En el riesgo mismo encuentran la recompensa y se niegan a hacer nada por nadie a menos que entrañe alguna dificultad.

No son sujetos que se preocupan demasiado por las consecuencias de sus actos y no necesitan de la aprobación de los demás, ya que tienen una gran fe en sí mismos.

Historia de la personalidad antisocial

A lo largo de la historia han repercutido diversos conceptos y descripciones acerca de lo que es la personalidad antisocial. Sin embargo, para ir al origen de todo iré al año 1888 cuando J.A. Koch definió por vez primera aquello que hoy en día conocemos como personalidad antisocial. Su mensaje muy puntual fue definido de la siguiente manera:

Koch – Inferioridades psicopáticas

Koch definió lo que hoy conocemos como “personalidad antisocial” como las “inferioridades psicopáticas”. Koch miraba que las inferioridades psicopáticas son anomalías psíquicas que se encuentran entre lo normal y lo patológico que se distinguen de dos formas:

  1. El neurópata, entendido como aquel que sufre por su anormalidad.
  2. El psicópata, que hace sufrir a los demás.

Partiendo de estos dos principios Koch desarrolla el concepto de “inferioridades psicopáticas” que tuvo una evolución a través de los años.

Kraepelin – Personalidad psicopática  

Por otro lado, en su clasificación de las enfermedades mentales, Kraepelin crea el término “personalidad psicopática” para describir a aquellas personas que no siendo neuróticos, ni psicóticos, ni maníaco depresivos, presentan un serio conflicto con los parámetros sociales vigentes.

Engloba en esta categoría a los “criminales congénitos, la homosexualidad, los estados obsesivos, la locura impulsiva, los inconstantes, los embusteros y farsantes».

Kurt Schneider – Tres criterios del trastorno de personalidad antisocial

Hay consenso en que el precursor del concepto de trastorno antisocial de la personalidad fue Kurt Schneider, quien en 1923 desarrolló la noción de psicopatía estableciendo tres criterios para caracterizarla. Estas tres se desarrollan a continuación:

  1. Psicopatía son variaciones de la personalidad que se desvían de la norma del término medio del valor (principio normativo)
  2. Para que la anormalidad sea psicopática es necesario que haga padecer al sujeto y/o a la sociedad (principio valorativo de daño)
  3. Las personalidades psicopáticas no son enfermedades, sino tipos de accionar meramente descriptivos, donde se nominan las principales cualidades de la personalidad”.

En 1948 Sigmund Freud señalaba que estos trastornos correspondían a enfermos cuya característica era repetir conductas, colocando el acento en que son individuos que “actúan en lugar de pensar”.

Clínica Karpman en el año 1961 describió al psicopático como “un individuo insensible, emocionalmente inmaduro, desdoblado y carente de profundidad, con emociones simples, sin capacidad para experimentar ansiedad o miedo, y sin la posibilidad de que las recompensas o castigos ejerzan efecto alguno sobre su comportamiento”.

Desde su dimensión clínica, los trastornos antisociales de la personalidad o “personalidades psicopáticas”, constituyen mucho más que un proceso patológico y son un desarrollo vital, que se rastrea en la historia vital del sujeto.

Esto quiere decir que la personalidad psicopática viene desde la infancia y persiste a lo largo del tiempo conservando de modo permanente los rasgos caracterológicos (factores genéticos, constitucionales y ambientales).

La personalidad psicopática se comporta de modo similar a lo largo de su vida en relación con el entorno social, con el “otro”, presentando anomalías conductuales que “sufren y hacen sufrir a los demás” en una suerte de homogeneidad coherente con su trayectoria.

Con ello queda claro que, desde el punto de vista clínico, no se puede ser psicopático por un instante o por una “etapa” transitoria, sino que se es psicopático a lo largo de toda la vida.

Características de la personalidad antisocial

Las características típicas de la personalidad antisocial ha sido descrita en el año 1995 por Oldham y Morris, y son las siguientes:

  • No se dejan influir por los demás, ni por la sociedad, teniendo un código propio de valores.
  • Se arriesgan continuamente en diferentes ámbitos de su vida.
  • Son independientes y esperan que los demás lo sean también.
  • Tienen mucho poder para influir y persuadir a los demás.
  • Les encanta el sexo y practicarlo de formas distintas y con diferentes parejas.
  • Apasionados por los viajes, intentan estar siempre en movimiento por distintos sitios.
  • Prefieren ganarse la vida por su cuenta a los trabajos convencionales.
  • Son generosos con el dinero.
  • Durante la infancia y la adolescencia suelen hacer travesuras y cometer excesos.
  • Tienen coraje para defenderse de aquellos que pretendan aprovecharse de ellos.
  • Viven el aquí y ahora y no tienen remordimientos por lo pasado ni hacen planes para el futuro.

Explotan a otros para obtener beneficio material o gratificación personal (a diferencia de los narcisistas, que creen que son mejores que los otros). Característicamente, tales personas expresan sus conflictos impulsiva e irresponsablemente.

Toleran mal la frustración y, en ocasiones, son hostiles o violentas. A pesar de los problemas o el daño que causan a otros por su comportamiento antisocial, típicamente no sienten remordimientos o culpabilidad.

Al contrario, racionalizan cínicamente su comportamiento o culpan a otros. Sus relaciones están llenas de deshonestidades y de engaños. La frustración y el castigo raramente les ocasionan la modificación de sus conductas.

Estas perssonas son frecuentemente propensos al alcoholismo, a la toxicomanía, a las desviaciones sexuales, a la promiscuidad y a ser encarceladas. Son propensas a fracasar en sus trabajos y a trasladarse de un sitio a otro.

Frecuentemente tienen una historia familiar de comportamiento antisocial, abuso de sustancias, divorcio y abusos físicos. En su niñez, generalmente, fueron descuidados emocionalmente y con frecuencia sufrieron abusos físicos en sus años de formación.

Los sujetos con un estilo antisocial no consideran que el miedo sea desagradable, sino más bien algo emocionante. Se dejan llevar por su ingenio y astucia y pueden resultar para los demás, en determinados momentos, bastante temerarios.

No planifican ni anticipan nada, se limitan a enfrentarse a las cosas conforme van surgiendo. Son bastante optimistas y no les preocupa manejar alegremente el dinero hasta arruinarse, ya que piensan que en cualquier otro momento podrán volver a recuperarlo.

El hecho de no tener autocontroles puede resultar apasionante a corto plazo, pero sus consecuencias no son deseables muchas veces, y pueden acabar teniendo problemas económicos, con las drogas, e incluso físicos, debido a accidentes o a enfermedades de transmisión sexual.

Son sujetos que expresan abiertamente sus sentimientos, y resultan en este sentido muy transparentes para los demás. No son nada convencionales y les encanta saltarse las normas, aunque también son buenos trabajadores si su tarea le ofrece nuevos retos y estimulación novedosa de forma continua.

Son buenos compañeros y amantes, pero sólo consideran emocionante una relación en la medida en que les aporte placer y emoción, por lo que al cabo de un tiempo terminan cansándose. Tampoco se preocupan mucho por los sentimientos ajenos, pues consideran que cada uno es responsable de sí mismo y sólo son capaces de salvar una relación si consideran que tiene sentido, no por presiones morales o por sentirse en deuda con la otra persona. A pesar de que en algunos casos los individuos con un estilo antisocial pueden llegar a tener una relación de pareja estable y duradera, por lo general son muy promiscuos y si se llegan a casar es probable que sean infieles constantemente.

Los antisociales necesitan a su lado a personas que le den mucho a cambio de poco. Los estilos de personalidad que se relacionan mejor con estos sujetos son aquellos donde se combinan rasgos histriónicos para avivar la sexualidad, autodestructivos, que proporcionan flexibilidad, y obsesivo-compulsivos, para otorgar el grado de responsabilidad que necesita una pareja.

Sin embargo, si alguno de estos estilos se vuelve dependiente del antisocial o lo agobia, es probable que la relación se acabe. También forman buena pareja con los límite, ya que, al igual que con los histriónicos, su forma de vivir la sexualidad de forma apasionada y fugaz hace que congenien muy bien con los antisociales. Con los pasivo-agresivos podrían llevarse bien, aunque su forma de buscar el placer es demasiado pasiva para estos sujetos.

Referencias

  • Caballo, Vicente E. “Manual de trastornos de la personalidad” Editorial Síntesis. Madrid, España. 2004. Pág. 112
  • Forselledo, Ariel Gustavo. “Manual práctico de psicopatología” 2da. Edición. UNESU. Montevideo, Uruguay.2009.Pág. 86