Una persona con una personalidad depresiva es fundamentalmente un tipo serio, un tipo tristón. Para él la vida es responsabilidad y trabajo, una serie de tareas encadenadas una tras otra. No piensan en el placer ni en el ocio, sino en las necesidades que uno tiene que cubrir para sobrevivir en este mundo. No se plantean grandes objetivos o metas en la vida, ya que para ellos la vida es supervivencia.
Características de la personalidad depresiva
El estilo depresivo de la personalidad se caracteriza por los siguientes rasgos:
- Estado de ánimo que tiende a la tristeza y el abatimiento.
- Disminución de la capacidad para experimentar placer.
- Mayor conciencia de sus defectos y virtudes.
- Conceden más importancia a los aspectos negativos de su personalidad.
- Son realistas, atribuyendo a lo negativo su justo valor.
- Se excusan con facilidad por su conducta.
- No están obsesionados por sus fallos o fracasos.
- Anticipan las situaciones antes de actuar en ellas.
- Pueden tomar la iniciativa cuando es necesario.
- Siempre están preparados para lo peor.
- Su estado de ánimo es el reflejo de los aspectos negativos de sí mismos y de la situación.
- Son realistas sobre sus capacidades y sus limitaciones.
- Se enfadan con aquellos que pretenden exagerar lo bueno a expensas de lo realista.
Los sujetos con una personalidad depresiva manifiestan un patrón emocional sobrio, controlado, tristón. Se encuentran anclados en la cara oscura de la vida y difícilmente ven los aspectos positivos. Son sujetos poco extravertidos, por lo que pueden tener problemas para encontrar pareja. Pero una vez que la encuentran, invierten en ella un gran esfuerzo y permanecen fieles. Se vuelven muy dependientes del cónyugue, aunque suelen ser críticos con él cuando su comportamiento no es responsable o correcto. Se preocupan de que las necesidades de su familia estén cubiertas y se esfuerzan lo que sea necesario para conseguirlo. Los individuos con un estilo depresivo encajan mejor con aquellas personas que les aceptan y les dejan ser como son. De esta forma, los estilos dependiente y autodestructivo son las mejores parejas. Se pueden llevar bien con los obsesivo-compulsivos, ya que tienen una perspectiva similar sobre los aspectos laborales de la vida, aunque pueden tener problemas en lo que ambos consideran correcto. Pueden tambien funcionar adecuadamente con otro estilo depresivo, por su parecida visión sobre el mundo, pero quizá se complementen mejor con un estilo que sea más sociable y más vi- vo y que les haga ver las cosas, aunque sea de vez en cuando, desde una perspectiva más positiva. No obstante, los estilos, claramente definidos, como antisocial, límite, narcisista e histriónico difícilmente se entenderán con el depresivo.
Referencia: Caballo. Vicente E. “Manual de trastornos de la personalidad” Editorial Síntesis. Madrid, España. 2010. Pág. 261