TEST DE APERCEPCION TEMÁTICA (TAT)

Sinopsis

El TAT consiste en una serie de 31 láminas, acerca de las cuales se pueden construir narraciones. A medida que se avanza en ellas se puede apreciar mejor lo que permanece constante, aunque la historia en sí varíe. Esta constancia nos proporciona una idea acerca del paciente como persona.

Las láminas estimulan la imaginación, proporcionan material incluso a las personas de imaginación más pobre. Permiten explorar de una manera más o menos sistemática las posibles áreas de un conflicto o de importancia motivacional. Además, la reacción perceptiva del sujeto ante la lámina proporciona una fuente adicional de información respecto de su visión del mundo que lo rodea. Así, mediante este instrumento pluridimensional, se obtiene del sujeto una serie de datos respecto de sí mismo.

De esta manera, es decir, mediante el empleo perceptivo-interpretativo que se da en las láminas, se elaboró el Test de Apercepción Temática y, a pesar de las dificultades que encierra la toma del registro, la calificación y la interpretación del mismo, el TAT es hoy en día uno de los tres instrumentos más empleados en la exploración clínica, junto con el test de Rorschach y el Inventario Multifásico de Personalidad, de Minesotta (MMPI).

ADMINISTRACION DE LA PRUEBA

El TAT se aplica en dos sesiones. Diez imágenes se presentan al sujeto cada vez. Ciertas imágenes son comunes a todos los sujetos, otras son especiales para niños o adultos, para uno u otro sexo. Cada lámina lleva impreso en el dorso un número y algunas, además, una o dos letras. El número indica el orden correlativo en que se presentan las láminas, a la vez que las letras, correspondientes a las iníciales inglesas, precisan su destino: B = Boy, muchacho; G = Girl, niña (hasta 14 años); M = Male, hombre y F = Female, mujer. Cuando se combinan dos letras, ello indica que la lámina está destinada a ser usada con ambas categorías de sujetos. Por ejemplo, 3BM indica que es la tercera lámina a ser aplicada a examinados de sexo masculino (muchacho u hombre); 13MF, que es la decimotercera lámina a ser aplicada en sujetos adultos (hombre o mujer); etc.

De esta forma, de las 31 láminas sólo se aplican 20 a cada sujeto, debido a las variantes. Algunos examinadores aplican las 11 láminas restantes (que en rigor no Correspondería aplicar), en una tercera sesión, como prueba complementaria. Las imágenes están constituidas por dibujos, fotografías y reproducciones de cuadros o grabados. El significado de las imágenes es ambiguo y a menudo el dibujo es esfumado. Doce láminas representan una figura humana sola de distintas edades, estando representados ambos sexos. En siete hay dos personas del mismo sexo; cuatro muestran dos personas de sexo opuesto, de edad ya similar, ya diferente. Una lámina representa a tres personas (dos mujeres, un hombre); otra a varios hombres juntos; dos más a un joven o una chica evocando o contemplando una escena con varios personajes; tres láminas representan paisajes más o menos fantásticos sin figuras humanas; una (Nº 16) está completamente en blanco: favorece la proyección de la imagen que el sujeto hace de sí mismo.

Instrucciones de aplicación:

De acuerdo con las instrucciones originales de Murray, la prueba debe aplicarse en Dos sesiones, a razón de diez láminas en cada una, seleccionadas de acuerdo a los Criterios señalados más arriba.

El sujeto debería estar tendido en un diván, el examinador ubicado fuera del campo visual (como en las sesiones de psicoanálisis) pero lo suficientemente próximo como para alcanzarle las láminas y tomar las que el sujeto devuelve. Se le dice al sujeto que se le van a presentar una serie de láminas, de a una por vez y que para cada una de ellas deberá inventar una historia que contenga un pasado, presente y futuro, enfatizando lo que los personajes puedan estar sintiendo o pensando. El examinador, a su vez, debe tomar nota textual de lo que el paciente diga, incluyendo las observaciones o acotaciones que haga. Deberá abstenerse de intervenir en el relato y hacer sólo las preguntas que sean estrictamente necesarias para la posterior interpretación, como por ejemplo el sexo, o el tipo de relación entre los personajes, si ello no se desprendiera del relato espontáneo del sujeto