Freud
La teoría psicoanalítica tiene su origen en Sigmund Freud, doctor vienés especializado en neurología y que a lo largo de su carrera desarrolló diversas teorías y modelos explicativos respecto a la estructura de la personalidad, el desarrollo humano y la psicopatología.
Lo más conocido de su teoría, aparte de sus revolucionarios conceptos del inconsciente, deseo inconsciente y represión, dividió la mente en tres partes: el ello, el yo y el súperyo. En su obra también definió el “Eros” o pulsión de vida y el “Tánatos” o pulsión de muerte. Y desarrolló un método psicosexual que incorporó teorías como el complejo de Edipo y derribó tabúes en una sociedad reprimida.
Winnicott
Las aportaciones de Winnicott se centraron en el papel de los objetos y fenómenos transicionales y el papel de la madre y el vínculo materno-filial en el desarrollo humano. Consideraba que los problemas mentales se deben a fallos en la provisión de estimulación durante la infancia.
Melanie Klein
El trabajo de Melanie Klein en el psicoanálisis infantil es ampliamente conocido. Focalizada principalmente en el aspecto práctico más que en el teórico, esta autora es considerada la fundadora de la teoría de las relaciones objetales, según la cual el individuo se relaciona con el entorno en función del tipo de vínculos que se establezcan entre sujeto y objeto.
A la hora de evaluar y tratar a los niños resulta especialmente importante el uso del juego simbólico.
Jung
Fue uno de los discípulos de Freud, aunque con el paso de los años acabaría discrepando en múltiples aspectos con él, separándose de su escuela y elaborando la que se denominaría psicología analítica o profunda. Para Jung, si bien la libido estaba presente en el ser humano, esta solo era una parte secundaria de su ser y no su motor principal. Para él, la energía psíquica sería el motor principal de la actuación humana. Esta energía es expresada en el pensar, sentir, intuir y percibir.
Añade otro tipo de inconsciente, el inconsciente colectivo desde el que se hereda en parte el saber y conocimiento de los antepasados, donde se puede ver la existencia de diversos arquetipos o expresiones psíquicas universales y compartidas que actúan de manera autónoma ante sucesos externos.
Adler
Al igual que ocurriría con Jung, Adler consideraría que la teoría de Freud daba demasiada importancia al ámbito sexual. Además al contrario que Freud considera que si bien lo inconsciente y el pasado son importantes el ser humano es por sí mismo un ser activo con capacidad de crear y decidir en el presente, no resultando determinado por su pasado. Para este autor, los problemas surgen ante la comprensión de que los propios deseos están fuera del alcance del individuo, naciendo en él el sentimiento de inferioridad.
Sullivan
Es uno de los tipos de psicoanálisis más enfocado en la relación entre personas, siendo el foco de interés en la capacidad de establecer relaciones interpersonales y la comunicación. Entendiendo las relaciones como el principal motor y modificador de conducta.
Para Sullivan los sucesos que vivimos son procesados internamente de diferentes modos según vamos creciendo. El primero de ellos sería el prototáxico, típico de los recién nacidos, en que se siente el entorno como algo indiferenciado sobre el que no tenemos control. Posteriormente veríamos el mundo de modo paratáxico, pudiendo hacer asociaciones entre elementos del entorno y predicciones según vamos adquiriendo experiencia y capacidad simbólica. Por último, ya de adultos y en el caso de conseguir un desarrollo correcto llegaríamos a experimentar el mundo de forma sintáctica, pudiendo compartir símbolos de forma correcta y activa y basando la actuación en la lógica y adaptación al contexto.
Fromm
Fromm creía que para entender la mente humana es necesario saber cómo encontrar sentido a nuestras vidas, explorando el lado positivo y motivacional de la psique.
Es uno de los tipos de psicoanálisis de enfoque más humanista y vinculado con elementos positivos sin rechazar por ello la importancia del dolor humano.
Para este autor el ser humano es capaz de hacer frente al dolor a partir de la otorgación de un sentido o significado tanto a este como a la propia vida.
Para el psicoanálisis humanista, para vencer el malestar es necesario desarrollar el afecto, la aceptación del otro y el amor.
Lacan
Jacques Lacan se manifiesta a favor de volver al enfoque clásico y más cercano a las teorías iniciales de Freud.
Las aportaciones de este autor pasan por la distinción entre los conceptos de placer como actividad dirigida a evitar el sufrimiento o reducir tensión y el goce como elemento placentero vinculado a aumentar dicha tensión, disfrutando inconscientemente de lo que nos generaría malestar. Recupera el concepto de pulsión de muerte (introduciendolo en la idea de goce).
Reinterpreta la estructura psíquica en real, imaginario y simbólico. Lo real sería aquello que desconocemos y que no somos capaces de expresar con el lenguaje, lo imaginario sería lo representado en los sueños y fantasías, y lo simbólico todo aquello que nace de la consciencia y en lo que usamos códigos como la palabra, formando el superyó y estructurando el yo.
Así, el lenguaje resulta de gran importancia, permitiendo unir el discurso de lo inconsciente con lo consciente. Propone asimismo que la verdad, como algo real, no es soportable para el yo siendo solo posible conocer una parte de ella al estar restringido por lo simbólico.