Algunas veces el terapeuta no cree que el paciente pueda progresar

El terapeuta Erickson, un profesional de la salud mental con más de 20 años de experiencia refiere que en una ocasión le llevaron a un hombre que había pasado once años en silla de ruedas por una artritis muy doloroso. Estaba tan enfermo que no podía mover las rodillas, los brazos ni la mayor parte del cuerpo. Solamente podía hacer un pequeño movimiento con su pulgar y mover el cuello. Pasaba el tiempo diciendo obscenidades y enojado por su situación.

Después de trabajar con Erickson durante meses, recobró la habilidad para caminar, sólo le quedaba un ligero cojeo y ocasionalmente tenía que guardar reposo en cama por largos períodos. Sobre este caso, Erickson comentaba: “Mi sensación era que si podía mover la articulación distal del pulgar luego podría mover la articulación conectada a ella, y si podía mover esa, podría mover el dedo contiguo que también estaba conectadoy así ir logrando poco a poco más movimiento ”.

La tarea de Erickson era motivar al hombre a realizar algún tipo de acción que lo llevara a curarse. El elemento terapéutico de esta acción era la extensión, lenta pero continua de sus habilidades. Sin embargo, Erickson confesó: “No tenía la menor idea de que un año después estaría sin silla de ruedas y manejando un camión. El usó toda la energía que había estado malgastando en insultos para ejercitar primero su pulgar, luego sus dedos, brazos y finalmente todo su cuerpo”’.

El terapeuta

Algunas veces el terapeuta no cree que el paciente pueda progresar porque le parece que su objetivo es muy grande y el paciente, por su parte, está atrapado en la creencia de que va a fracasar porque ha vivido, sentido, la fuerza de su comportamiento sintomático y tiene una historia de fracasos. Eso lo hace ignorar las maniobras terapéuticas o simplemente resistirlas. Pero no importa qué tan dañada pueda estar una persona. Si le proponemos una tarea terapéutica muy pequeña y simple, hará la prueba. Los recursos psicológicos pueden construirse lenta y sutilmente, colocando un ladrillo sobre otro, creando una progresión de pasos significativos. Cada vez que la persona ve un progreso chiquito, gana confianza, se fortalece y se siente más apto para enfrentar el siguiente reto.

Cada vez es menor la distancia que lo separa del objetivo terapéutico. De esta manera, el terapeuta es capaz de construir logros aparentemente imposibles, paso a pasito, a partir de tareas pequeñas y simples, haciendo crecer la esperanza.

Este proceso terapéutico es de alguna forma sinónimo del concepto de adaptación, que se logra a través de pequeños cambios acumulativos. Como podemos observar en la naturaleza, todas las criaturas necesitan tiempo para adaptarse a los cambios en el medio ambiente. Toda la naturaleza evoluciona lentamente al paso del tiempo. Lo mismo sucede con los procesos terapéuticos.