Por lo general, antes de tener sesiones de terapia con los niños o adolescentes optamos por tener una entrevista con los padres, esto para que los padres expresen el motivo de la consulta y luego vienen las preguntas a nivel de historia clínica.
En terapia Gestalt me quedo como una caja de resonancia de emociones de las que los padres me transmiten, pero también es importante atender al discurso verbal. Por ejemplo:
José David (padre de un adolescente de 14 años)
“he hablado decenas de veces con mi hijo respecto al tema y no hay manera que el cambie, siempre es un dolor de cabeza. Si lo corrijo se enoja conmigo sino lo corrijo hace lo que quiere… ya no se qué hacer”Roberto (Padre de una adolescente de 15 años)
“Cuando llego a casa no sé con quién me voy a encontrar, si con mi hija o con la niña del exorcista: hay días que cuando le digo: “hola cariño ¿cómo te ha ido el día de hoy? Me dice chillando: ¡Déjame en paz! ¡Que estoy viendo la tele!”…. “Sé que un día empezará también a girar la cabeza”.
Entrevista con los padres
Un padre puede estar hablando de su hijo de un modo muy crítico o de manera muy seca, pero lo que va transmitiendo es mucho dolor, o sorpresa, o indefensión. Por otro lado, una madre puede estar hablando muy cariñosamente de su hijo, que acaba de ser descubierto robando los móviles de sus amigos, cuando en el fondo está transmitiendo un mensaje inconsciente de “por favor no me digan que mi hijo también es uno de ésos”.
En la primera entrevista ya se puede conocer la magnitud del problema. Por lo regular, los propios padres no se da cuenta de todas las emociones internas que mueve su hijo en ellos ya que solo escuchan lo verbal de uno y de otro.
Para la primera entrevista recomiendo los siguientes ejercicios:
La Foto emocional
a. Una vez que cada padre ha hablado sobre el hijo, les pido que dibujen en una hoja de papel lo que han sentido respecto a lo que el otro padre ha dicho sobre su hijo. No es necesario que sea un dibujo de tipo realista, al contrario, es mucho mejor que sea abstracto; para esto les he dado una hoja de papel a cada uno y un recipiente con ceras de muchos colores, preferentemente de la marca Manley (más suaves), que tendrán que compartir.
b. Tras esto aconsejo el mismo ejercicio que hago con las sesiones de niños: le pido a cada padre que en otra hoja de papel diferente me dibuje como representaría ahora a su hijo. Estos dos ejercicios es mejor hacerlos uno después de otro, sin revisarlos, y una vez que ambos dibujos estén listos nos tomaremos un tiempo para hablar sobre ellos. Es importante aclarar que no todo tiene que ser trabajado o resuelto en esta primera entrevista.
En las sesiones de padres no debemos envolvernos con palabras ni con discursos que hagan escaparse de lo emocional; para esto le pido a los padres que en el primer ejercicio pongan por detrás tres palabras que indiquen tres emociones o sensaciones diferentes que les ha producido el escuchar hablar a su pareja sobre su hijo. Este ejercicio será guardado para trabajarlo en las próximas sesiones, una vez iniciado el tratamiento, y les pido a los padres, que no hablen sobre este dibujo con su pareja, ya que no pasará mucho tiempo hasta poder hacerlo dentro de la sesión de padres.
Segundo ejercicio
Se les pide a los padres que cada uno de ellos enseñe al otro el dibujo que ha hecho sobre su hijo, y que explique qué es lo que ha querido representar de su hijo en el dibujo. Este ejercicio es importante porque es lo que yo llamo la primera foto emocional de lo que cada uno en ese momento siente respecto a su hijo y a la situación que están viviendo. Este ejercicio será repetido muchas otras veces a lo largo de las sesiones de padres, y las sucesivas fotos de la relación, tanto interna como externa (con su hijo) nos irá permitiendo tener toda una secuencia de este proceso.
Es importante en este ejercicio que cada padre pueda hablar esta vez no ya de su hijo, como hizo al principio de la sesión, sino del hijo que ha querido representar en el dibujo. Aquí estamos recogiendo toda una serie de emociones y palabras no dichas que se guardan en el interior del alma.
Por otro lado, una vez que la sesión de padres ha terminado, generalmente en este punto, el terapeuta debe darse unos minutos para hacer también él un dibujo que represente al adolescente de quien nos han hablado. Ésta también es una foto válida dentro del puzzle que vamos a empezar a construir y, al mismo tiempo, es un modo de sacar todas las sensaciones y contenidos inconscientes que hayamos podido percibir y que, desde el dibujo, nos podrán dar una idea del adolescente de quien se habló y a quien conoceremos de modo real en su primera sesión.
Al mismo tiempo, cada vez que a los padres se les vuelva a pedir que hagan esta foto, el terapeuta deberá hacer nuevamente su propia foto del adolescente. Todo esto será conservado en la carpeta como el álbum de fotos emocional del proceso terapéutico, tanto de los padres como del hijo, y de las impresiones que tenga el terapeuta de sus sesiones con los padres.
Referencia: Cornejo Parolini, Loretta Zaira “Manual de terapia gestáltica Aplicada a los adolescentes” Los padres y sus sesiones. 3ª edición. © Editorial desclée de brouwer, S.A. España. 2007. Págs. 374