Miedos que todo terapeuta tiene al iniciar una terapia

Al iniciar una terapia todo paciente tiene pleno derecho a desconfiar no sólo de la terapia sino también del terapeuta. Él no necesita su confianza en nosotros, y nosotros casi tampoco al principio; lo que él necesita es que nosotros confiemos en la terapia, en lo que hacemos, en él y en su cura.

Aunque así sea; sucede que como terapeutas al inicio tenemos miedo de si la terapia funcionará o como es que reaccionará el paciente ante el tratamiento. En ocasiones el paciente logra darse cuenta que el terapeuta tiene miedo y es en ese entonces cuando el terapeuta necesita brindar confianza para establecer buen rapport a la hora de iniciar un tratamiento terapéutico.

Si logramos que el paciente se sienta confiado existe una alta posibilidad de que la terapia y el tratamiento se desarrolle con éxito.

Miedos que todo terapeuta tiene al iniciar una terapia

Les contaré mi experiencia como psicólogo y terapeuta novato. Esto sucedió hace más de 5 años cuando empece a dar terapia a niños con problemas de aprendizaje. Justo cuando iniciaba el año trabaje como terapeuta en un centro educativo y la mayoria de los niños eran remitidos con “problemas de aprendizaje”.

Al inicio de las terapias, tenia miedo de que sí lo que estaba haciendo con el paciente no funcionara. Tenia tanto miedo que me centraba en el motivo de consulta que era “problemas de aprendizaje” y trata de una u otra manera de ayudar al niño en su “problema de aprendizaje”.

Luego de un tiempo me dí cuenta que los niños no tenian “problemas de aprendizaje”  más bien tenian problemas personas y/o familiares. Para ser sincero, el error que cometi fue centrarme en el motivo de consulta tratando de brindar una ayuda y aunque mis intenciones eran buenas no ayudaron al niño porque el “problema de aprendizaje” no era la raiz del problema.

Quizás el miedo que tenia si era real porque el tipo de tratamiento que brindé al niño no era el adecuado.

¿Por qué un terapeuta tiene miedo?

A veces pienso que la terapia es como aprender un idioma diferente, un modo de leer el mundo, de leernos a nosotros mismos, nuestro mundo interno y el mundo de los demás. Quizas el miedo que tenga todo terapeuta es que no puede pronosticar con exactitud lo que sucedera durante el tratamiento. Es decir que nos aventuramos a lo desconocido. (al inicio claro)

Por otro lado, todo paciente que acude a su primera cita con el terapeuta confía en que lo podrás ayudar, o al menos necesita que alguien se haga cargo de su angustia o de su sufrimiento. No es justo que porque el terapeuta este con miedo, se olvide de preparar bien esta primera cita, o deje de escucharlo por las interferencias externas. Un terapeuta debe estar a la altura de las circunstancias durante la terapia y debería de estar preparado ante las defensas que el paciente traiga consigo. Sin embargo, un terapeuta inexperto suele pasar por estas situaciones al inicio. Ya luego la experiencia es la que enseña al terapeuta a servir de apoyo al paciente.

Un terapeuta principiante también tiene miedo de que no este preparado ante las expectativas del paciente. Eso es algo con lo que todos los terapeutas lidiamos. (al menos eso creo)

Sentirse inseguro al inicio de la terapia es algo con lo que la mayoria de terapeutas pasan. Pero es importante que tanto el terapeuta como el paciente se sientan seguros de que la terapia funcionará.

La primera vez que se da terapia es muy delicada, porque, como siempre digo, todo paciente tiene derecho a no confiar en el tratamiento hasta que pase un tiempo, hasta que hayan transcurrido variassesiones o encuentros dentro del proceso como para sentir que esto puede funcionar. La falta de confianza por parte del paciente no es una resistencia al menos no la veo así, sobre todo es la primera vez que el paciente empieza una terapia, más bien indica que se necesita más tiempo en la relación terapeuta-paciente para poder confiar.

También existen otros tipos de miedo, es decir, pueden existir miedos en otros momentos del proceso de terapia: cuando ves al paciente muy frágil, o muy deprimido, o con una pérdida muy reciente y muy grande que le hace sentirse vacío y sin ganas de vivir o de ilusiones. O el miedo a que el paciente que viene justo al límite y se desconecte de la realidad.

Recomiendo que en el primer caso, como terapeuta debes confiar en tus recursos y en los del paciente. Tienes que entregarte plenamente en cuerpo y alma, pero sobre todo, más que con teorías, con el corazón. Debes ser capaz de poder darle y prestarle mientras tanto toda tu energía, pero sobre todo tu capacidad de vida y tu capacidad de goce, no regatearle toda posibilidad de afecto desde la palabra y desde gestos que le indiquen que no está solo y que tú estás ahí hombro con hombro, junto a él.

A veces hay terapeutas a los que nos asustan las lágrimas de los pacientes. No me refiero a las primeras lágrimas, porque al menos para éstas ya estamos preparados, sino para las de aquellos pacientes que a pesar del tiempo de terapia aún siguen llorando en las sesiones. No te preocupes, no es nada malo. Él tiene todo el derecho a llorar dentro de su sesión; para eso va, para eso paga. Lo importante es que una vez que salga, salga más fuerte y más vacío de lo que lo agobia y acongoja, y pueda en su vida diaria funcionar ya sin esas lágrimas torrenciales.

Estos son algunos de los miedos que a mi como terapeuta me afectaron al inicio y posiblemente te identifiques con alguno de ellos, pero no todo es malo, es parte de ser terapeuta, estamos en proceso de convertirnos en mejores terapeutas y el inicio es parte del camino así que disfrutalo. Saludos.