Uno de los objetivos de la entrevista de anamnesis es obtener una idea más clara de la persona del niño a nivel individual con sus características propias; conocer cómo se ha desarrollado, cómo ha sobrellevado los principales hitos de su vida y cuáles son los eventos significativos o traumáticos, que ha vivido. Conocer lo anterior permite al terapeuta tener una visión más comprensiva del niño y de sus capacidades de desarrollo.
anamnesis
Al realizar una entrevista de anamnesis es necesario tener en cuenta que los datos pueden ser inexactos o alterados ya que puede influir los sentimientos de culpa o de vergüenza por parte de los padres. Ante este tipo de situaciones es importante disminuir la angustia de los padres para lograr una relación de colaboración en la atención del niño.
Más que conocer datos o fechas, es necesario conocer la respuesta emocional de la madre, del padre y del entorno familiar frente a las diversas situaciones, tales como el embarazo: si fue deseado o no, si lo aceptaron con alegría o conformidad, si hubo intentos de aborto. Indagar si el parto fue normal o hubo complicaciones, cómo lo vivió la madre, el padre y otras personas de la familia.
Los primeros meses de vida del niño
La forma en que se establecen las primeras relaciones de la madre con el hijo proporciona datos para entender la vida posterior del niño y conocer acerca de la capacidad maternal de la madre y cómo fue su relación con el hijo en la formación del apego. También conocer cómo interviene la presencia del padre en las primeras etapas de su vida. Deseó o no tener este hijo, esperaba un niño o niña, acompañó a la madre afectivamente durante el embarazo y el parto; fue cariñoso con el niño, se hizo cargo del cuidado de él, entre otros.
Sobre la lactancia materna, si la hubo o no, el proceso del destete, fue gradual o tuvo que interrumpirse bruscamente por enfermedad de la madre o alguna situación externa.
Edad del niño al momento del destete, si tomó mamadera, cómo aceptó el cambio del pecho a la mamadera y del alimento líquido al sólido, cuándo aparecen los dientes y cómo vivió este momento, con muchas molestias o con tolerancia al dolor.
Respecto de la aparición del lenguaje, interesa saber cómo fue aceptada su necesidad de comunicarse, cuándo comenzó a hablar, cuándo aprendió a nombrar las cosas, si hubo retraso o inhibición, esto muestra la dificultad de adaptación a su medio.
Cuándo comienza a caminar, si se le favoreció este aprendizaje, quién le enseñó, si había en él tendencia a caerse o a golpearse. El proceso de caminar marca un hito en su desarrollo de contacto con la realidad y es un indicador de la capacidad de aceptar la separación de la protección materna, es un primer indicador de autonomía.
Junto con la marcha se inicia el aprendizaje del control de esfínteres. Si hubo una enseñanza severa y temprana (antes de que el niño lograra permanecer sentado sin apoyo y pararse con cierta autonomía) puede ser vivido por el niño como un ataque de la madre al interior de su cuerpo, esto es que el niño se sienta obligado a evacuar sus heces.
Es importante mencionar si hubo o no trastornos del sueño, pesadillas, cual fue la actitud del niño y de los padres ante este suceso. También preguntar sobre su ingreso a la Sala Cuna o al Jardín Infantil, ¿se adaptó fácilmente o demoró en hacerlo, tuvo problemas para separarse de la madre, lloró varias semanas?
Conocer la historia de sus enfermedades ¿estuvo hospitalizado y cuantos días? ¿Cómo lo vivió él? ¿Hubo intervenciones quirúrgicas? La reacción emocional de los padres.
Una vez realizada la entrevista de recepción y la anamnesis a la madre o a ambos padres, conviene dejar algunas notas en la ficha, la impresión del psicólogo en cuanto al clima familiar, el grado de armonía de la pareja, la comprensión del problema del niño y el acuerdo a apoyar la evaluación psicológica y el posible tratamiento posterior.
Referencia: Julia Cortés y Mariavictoria Benavente. “Manual de psicodiagnóstico y psicoterapia infantil”. Editorial RIL. Santiago, Chile. 2007. Pág. 46