El motivo de consulta en la psicología clínica

El motivo de consulta puede ser el primer paso hacia una evaluación psicológica y por ello tiene su valor intrínseco. Sin embargo, es muy probable que no tenga más valor que ese mismo ya que en múltiples ocasiones el hecho motivante del motivo de consulta no guarda relación con el problema en sí mismo.

Lo curioso del motivo de consulta es que en adultos puede que se tenga valor porque es más creíble lo que sucede ya que los signos y síntomas se pueden ver fácilmente. Sin embargo, en niños es totalmente distinto.

En psicoterapia infantil el motivo de consulta puede no ser el verdadero motivo. Muchos niños y niñas, que son remitidos por problemas de aprendizaje, en realidad no tienen un problema de aprendizaje. Más bien es una situación problemática en la familia lo que le está afectando en el ámbito escolar.

¿Qué es el motivo de consulta?

Un motivo de consulta es la razón, o razones, del porqué se demanda la intervención de un especialista de la salud. Dicha razón pueden ser problemas, dificultades, síntomas y/o indicios que un paciente, o una persona cercana, nos hace llegar para solicitar ayuda.

Psicodiagnóstico clínico del niño

En muchos casos son los maestros y maestras quienes refieren que los niños tienen problemas de aprendizaje o problemas para relacionarse con los demás. Aquello que ellos mencionan que está sucediendo con el niño, es a lo que en psicología llamamos “motivo de consulta”.

Los motivos por los que se lleva a un niño a consulta con un especialista de la salud mental son múltiples y variados; por lo general, son los padres y/o educadores quienes solicitan una evaluación para el niño porque identifican en él algo que consideran un “síntoma anormal”, o porque alguna otra persona, por ejemplo, una maestra o familiar, les señala que el pequeño tiene problemas.

Sin embargo, lo que puede tener valor de síntoma para los adultos no necesariamente lo tiene para el niño.

Cuando se trabaja con niños es necesario tomar en cuenta que no es él quien solicita la consulta, sino que son otros los que requieren que se le evalúe y se le trate. Este hecho puede tener repercusiones claras en la motivación del evaluado ya que en muchas ocasiones manifestará un rechazo por la atención que está recibiendo.

Además, el motivo de consulta no siempre es el verdadero motivo del porque llevan al niño a terapia.

Hoy en día parece estar de moda enviar a los niños de edad escolar a la clínica del psicólogo. La mayoría de los niños son enviados rápidamente al psicólogo cuando los maestros creen que el niño tiene o representa un problema en la clase. En algunas ocasiones los maestros logran acertar, pero cuando no es así se puede descubrir que los métodos de enseñanza están fallando.

De cualquier manera, una de las quejas más frecuentes por las que se lleva a un niño a evaluación psicológica es por problemas de aprendizaje o escolares.

De cualquier manera, una de las quejas más frecuentes por las que se lleva a un niño a evaluación psicológica es por problemas de aprendizaje o escolares.

El problema de los llamados “problemas de aprendizaje”

Una de las quejas más frecuentes en la evaluación psicológica infantil son los problemas de aprendizaje y conducta. Esto obviamente tiene que ver con las expectativas que los padres tienen acerca de sus hijos, para quienes resulta una herida narcisista el que sus pequeños no se desempeñen tan bien como otros.

En algunos casos los padres de familia buscan que alguien se haga cargo del “problema del niño”, que lo vea dos o tres veces por semana, pero sin que ellos tengan que participar. Aunque existen otras razones por las que las familias llevan a sus hijos a evaluación psicológica, por ejemplo, porque se trata de un niño sumamente berrinchudo o inquieto que ha escapado del control de la familia. En esos casos, hay que evaluar si el problema es del pequeño o de los cuidadores.

Muchas veces, las familias utilizan a sus hijos como un pretexto para pedir ayuda para sí mismos y el psicólogo debe identificar esto. No hay que perder de vista que cada caso es diferente, el manejo de cada situación requiere de mucho cuidado y preparación por parte del profesional. Lo que funciona con algunas personas, con otras no y esto hace que el trabajo clínico sea muy complicado.

La primera labor del psicólogo que trabaja con niños podría consistir en hacerles ver a los padres que tienen que involucrarse y participar en el tratamiento de sus hijos, aunque a veces sea difícil que acepten su participación, sobre todo cuando el menor se ha convertido en el “chivo expiatorio” de la familia.

¿Qué hay detrás del motivo de consulta?

Cuando los padres son los que asisten al psicólogo se presentan una diversidad de reacciones que el profesional debe considerar. Es probable que los padres vayan angustiados pues temen descubrir que la falla no es del niño sino de ellos mismos, lo que los lleva a presentarse de manera negativa incluso desde antes de conocer al psicólogo.

En ocasiones los padres buscan a un psicólogo cómplice que les apruebe que el niño está mal y que no tiene remedio, a veces prefieren descubrir que existe alguna causa de naturaleza orgánica, como un daño neurológico, porque esto les permite aliviar la culpa que les genera la “falla” de su hijo.

En caso de que la evaluación sea solicitada porque el padre o la madre toman como síntoma algo que no lo es, hay que pensar cuál es la mejor manera de tratar el problema. En muchas ocasiones los padres desconocen las características del desarrollo y pueden tomar como síntoma algo que es normal, como por ejemplo, que el niño se chupe el dedo, que sea algo agresivo o escriba en espejo cuando es pequeño.

En otras ocasiones, los padres buscan al psicólogo para que ellos se hagan cargo del problema sin que ellos tengan que intervenir. Por ejemplo: Algunos padres toman el llevar al niño a consulta como cuando alguien lleva tela a la sastrería pretendiendo hacer un pantalón o vestido, solo se llega a dejar la tela y se toman las medidas para luego venir a recoger el resultado del trabajo del sastre.

La diferencia entre el proceso terapéutico y el sastre es que en el proceso terapéutico los padres también son participantes y responsables de los resultados psicoterapéuticos del niño.

En muchas ocasiones, los padres se angustian más que el niño porque ellos sienten que quienes están fracasando son ellos y no sus hijos. A veces incluso prefieren descubrir que existe alguna causa de naturaleza orgánica, como un daño neurológico, porque esto les permite aliviar la culpa que les genera su participación en la “falla” de sus hijos o bien desligarse del problema, ya que imaginan que en ese caso el tratamiento se reduciría a darle un medicamento al niño.

Existe un porcentaje muy alto en el que se llega a conocer que el motivo de consulta en realidad no era el motivo verdadero de psicoterapia. Al contrario, aquello que afecta al niño es otra situación interna y/o familiar que le genera conflicto. Por lo mismo, es recomendable realizar una evaluación para que los padres se den cuenta de que se están angustiando sin razón alguna.

Dobles intenciones de los padres

Siempre es importante realizar una evaluación a los padres para que se den cuenta de que su angustia es infundada, mientras que en otras tal vez sería mejor no llevar a cabo la evaluación y hablar con ellos. Algunos padres utilizan a sus hijos como un pretexto para pedir ayuda para sí mismos, y el psicólogo debe identificar esto. No hay que perder de vista que cada caso es diferente, por lo que el manejo de cada situación requiere de mucho cuidado y preparación por parte del profesional. Lo que funciona con algunas personas, con otras no y esto hace que el trabajo clínico sea muy complicado.

Cuando se ha detectado una alteración grave en el niño, como deficiencia mental, psicosis o algún otro trastorno semejante. El psicólogo deberá decidir si es conveniente hacer una nueva evaluación o si deben utilizarse los datos que los padres ya tienen para trabajar con ellos, sin embargo, en mi experiencia creo que es mejor realizar una nueva evaluación psicológica luego de 6 meses que el niño no asistió a psicoterapia.

En ocasiones padres de familia llegan a consulta con un informe diagnostico de otro psicólogo de hace 2-3 años y ellos quieren que se trabaje lo que él otro psicólogo mencionó, sin embargo les explico que luego de 6 meses un diagnóstico clínico ya pierde validez por el hecho que en ese transcurso de tiempo pueden pasar tantas situaciones en el niño, estos pueden ser: cambio de colegio, cambio de domicilio, accidentes, divorcios, duelos, entre otros. Por eso mismo, cada que un padre llega a psicoterapia con una evaluación psicológica de hace 1 año, vuelvo a hacer un nuevo diagnóstico clínico.

En la mayoría de situaciones los síntomas del niño casi siempre serán un reflejo del conflicto entre los padres. Por este motivo no es posible hacer una evaluación del niño sin valorar la situación y la dinámica familiar.

Entonces, ¿qué tiene que hacer el psicólogo ante una evaluación clínica infantil?

La obligación del psicólogo es lograr una comprensión “objetiva” de la situación; concuerde ésta o no con las expectativas de los padres y proponer el tratamiento adecuado.

Lo primero que todo psicólogo tiene que plantearse al evaluar a un niño, es el objetivo de esta tarea; es decir, para qué y para quién se hace, así como qué se pretende con ella.

Más adelante, deberá realizar una evaluación para tener un diagnóstico de la situación que se presenta, el cual va a implicar muchas cosas, entre otras, que quizá no sea el niño quien requiera el tratamiento. En ese caso es necesario orientar a los padres en relación con el problema que plantean.

Recomendaciones generales

  • El motivo de consulta es el corazón del historial clínico aunque no necesariamente sea el problema a tratar.
  • Una correcta elaboración del motivo de consulta ayuda a dirigir los aspectos a evaluar en el niño.
  • La evaluación diagnóstica está vinculada al motivo de consulta.

Referencias

  • Esquivel y Ancona Fayne; Maria Ancona; Emilia Gómez “Psicodiagnóstico clínico del niño” Aspectos generales de la evaluación del niño. 3era. Edición. Manual Moderno. México, México D.F. 2007. 307 págs.
  • Esquivel Ancona, Fayne, “Psicodiagnóstico clínico del niño” Cuarta edición. Editorial El Manual Moderno, Ciudad de México. 2017. Página 3