Siempre me preguntan si cuando uno recibe a un adolescente debe también recibir a los padres. Esta pregunta se origina en el temor a que el adolescente piense que, como somos figuras adultas, estamos aliados con sus padres y no con ellos.
Algunos adolescentes creen que convenimos con sus padres para hacerles la vida imposible, cuando en realidad es lo contrario, es una especie de paranoia momentánea.
En este sentido, no podemos establecer una relación con los adolescentes desde el miedo. Los padres evitan poner normas a sus hijos, límites, castigos, por temor a que el hijo se vaya de casa, a que su conducta se vuelva peor, o a que deje de quererlos.
Por otro lado el terapeuta teme que el adolescente no confíe en él si incluye a los padres dentro del tratamiento. A mi modo de ver los padres tienen que estar incluidos dentro del encuadre terapéutico. En primer lugar porque el adolescente sigue siendo hijo, y por lo tanto la primera norma y el primer límite que tiene que aceptar es que existen unos padres que, bien o mal, están intentando hacerse cargo de la situación y han buscado un tratamiento terapéutico para solucionar el conflicto.
Esto es algo que comento con el adolescente en la primera entrevista, para hacerle entender que cada uno ocupa un sitio, los padres como padres, el hijo como hijo y el terapeuta como terapeuta, dentro del conflicto que se está dando. Es importante transmitirle seguridad al adolescente en especial cuando piense que nos reunimos con sus padres para ver de qué manera podemos amoldarlo a las expectativas de los padres.
Funciones en las sesiones terapéuticas para padres
En primer lugar mi objetivo como terapeuta es proteger al adolescente de una dinámica familiar que muchas veces está llegando a un punto dañino en la que las relaciones están atascadas y muchas veces rotas.
El objetivo de las sesiones con los padres, es que los padres tengan un espacio donde puedan hablar sobre sus angustias, sus miedos, sus ambivalencias, sus fantasías y cualquier otra cosa que el adolescente, con su conducta, pueda estar removiendo en ellos.
Las sesiones de padres son una herramienta para ayudar a decodificar lo que su hijo puede estar queriendo decir, no con la palabra, sino con su conducta, y al mismo tiempo ayuda a conocer a los padres la situación real.
El segundo objetivo es proteger a los padres de todas esas emociones que el adolescente está despertando en ellos, por ejemplo, una rabia muy violenta, una melancolía, el “desencanto”, la indefensión y la mala comunicación. Por otro lado evitar emociones de tipo sobre-protector, no aceptar que el hijo está creciendo, o negar la realidad concreta para no tener que enfrentarse a situaciones de conflicto, y seguir sosteniendo la fantasía de que se tiene una familia “bien llevada” no tiene problemas, no hay ruptura de patrones, ni separaciones. Explico esto porque existen decenas de padres que llegan a consulta con estas ideas y al tratar con su hijo (a) es todo lo contrario.
Estos son los dos objetivos principales en las sesiones terapéuticas para padres ya que la idea es fomentar la confianza en el hijo que ha de recibir la terapia.
Ahora bien, ¿qué trabajar en sesiones de padres? y ¿Cómo trabajar en sesiones para padres? Son preguntas que contestare en otro tema posterior ya que existen diversas técnicas para trabajar en las sesiones para padres. Hasta entonces.
NOTA: Lo importante para nosotros los terapeutas, después de haber sido formado en diferentes teorías psicológicas, es poder encontrar dentro de nosotros mismos la herramienta con la que nos sintamos más cómodos, más confiados, más seguros y que se conecte al paciente.