La reestructuración cognitiva enseña a los pacientes a reemplazar, de manera sistemática, los pensamientos inútiles por otros más realistas y prácticos.
Basado en el modelo cognitivo de depresión desarrollado por Beck en el año 1976, la reestructuración cognitiva sugiere que la manera de interpretar los sucesos del mundo influye en el modo en que reaccionamos emocionalmente a ellos. Por ejemplo, si tienes un amigo que llegara 45 minutos tarde a una cita a cenar, podrías pensar, “Tal vez Gary sufrió un accidente.” O bien, “Gary es un desconsiderado al creer que está bien llegar 45 minutos tarde. Debió llamarme.” O puede tener otro pensamiento, “Tal vez le dije a Gary que fuera al otro restaurante; probablemente me está esperando ahí. Esta confusión es culpa mía”.
Si se interpretara el retraso de Gary como en el primer ejemplo, quizá se sentiría ansioso; la segunda interpretación le provocaría ira, y la tercera, culpa. La situación no cambia, es su reacción emocional la que varía de acuerdo con su interpretación.
Reestructuración Cognitiva
Recurrentemente los adultos en su mayoría suponemos aquello que creemos esta pasando y presentamos una respuesta emocional que concluye en una situación incomoda. El problema surge cuando este tipo de pensamientos o suposiciones se vuelven frecuentes y afectan la vida cotidiana de los demás.
Existen personas que viven pensando en forma negativa, por ejemplo: “llegare tarde al trabajo” o “seguro esta con otra” o “todos estaban contra mi”. La reestructuración cognitiva también tiene la reputación de ser capaz de enseñar a las personas a pensar de forma positiva.
En la TCC lo que buscamos como terapeutas es enseñar a los pacientes a usar la reestructuración cognitiva para que sean capaces de generarse conclusiones más equilibradas y precisas, y por lo tanto, más útiles y complejas, que las formas habituales de pensar.
Es importante que el terapeuta pueda distinguir entre pensamientos y creencias. Los “pensamientos” pueden conceptualizarse como los pensamientos reales que los pacientes tienen en situaciones específicas, y las “creencias” son suposiciones más generales (o pensamientos más dominantes).
La reestructuración cognitiva puede utilizarse en el ámbito clínico, específicamente en casos en los que el paciente tiene pensamientos no deseados. Los pensamientos no deseados también implican pensamientos suicidas, por ejemplo: “la única salida que tengo para este problema es quitarme la vida” o “esta vida ya no vale nada” o “no debí haber nacido” entre otros.
La reestructuración cognitiva es una de las técnicas cognitivo-conductuales más sugerentes dentro del repertorio de procedimientos de que dispone el terapeuta cognitivo-conductual. Sin embargo, su aplicación no es nada fácil por varios motivos. Para empezar, se requiere un buen conocimiento del trastorno o trastornos a tratar. Asimismo, se necesita velocidad y creatividad de pensamiento para mantener una interacción fluida y competente con el paciente.
Por último, la técnica no está tan pautada como otras técnicas de modificación de conducta y, por sus propias características, no puede estarlo en la misma medida.
Referencia: Zayfert, Claudia.”Terapia cognitivo-conductual para el tratamiento del trastorno por estrés postraumático”. 1era. Edición. Editorial El Manual Moderno. México. 2008. Pág. 175