Henri Wallon partió de observaciones en niños retrasados, y, más tarde, de estudios longitudinales y encuestas según edades para estudiar el desarrollo del niño. Primero la interacción entre la dotación motora y la afectividad del recién nacido, después entre el niño y el campo social.
Henri Wallon
Henri Wallon describe una serie de estadios que responden a un estado transitorio de equilibrio cuyas raíces se sumergen en el pasado, pero que invaden también el porvenir.
Las contradicciones vividas por el niño provocan crisis en el origen de los cambios permitiendo el acceso a un nuevo estadio. Los trabajos de Wallon tienen un especial valor
por la primariedad otorgada a dos ejes de referencia: el eje de la afectividad- emotividad y el eje del equilibrio tonicomotor. En particular es a Wallon a quien debemos la noción de diálogo tónico, que es un verdadero intercambio preverbal entre el niño y su entorno.
La etología, en otro tipo de formulación, concede en nuestros días una gran importancia a la motricidad precoz y a los otros sistemas de comunicación preverbal implicados en la gestualidad y la tonicidad.
Estadio impulsivo puro: característico del recién nacido. La respuesta motriz a los diversos tipos de estimulación es una respuesta refleja: tan pronto se da una gran descarga motriz sin control superior como una conducta refleja adaptada a su objeto (succión, prensión-refleja).
Segundo estadio, llamado emocional: aparece alrededor del 6to mes y se caracteriza por la prevalencia de señales orientadas hacia el mundo humano, a partir de las señales reflejas (llanto o sonrisas) presentes en el estadio anterior. El bebé no tiene únicamente necesidades fisiológicas (ser alimentado, ser lavado, etc.), sino también necesidades afectivas y emocionales: precisa de caricias, acuñaciones, sonrisas, etc. El niño reclama aportaciones afectivas que compartirá con su o sus congéneres adultos.
En este estadio el niño reacciona ante la imagen que ve en el espejo. Según Henri Wallon cree ser la imagen que percibe, “razón por la cual le sonríe, le tiende los brazos, la llama por su nombre…”. Todavía no posee representación, dado que “el objeto, para poder ser representado, primero debe ser exterior”. Entre la experiencia inmediata y la representación de las cosas debe intervenir forzosamente una disociación.
Estadio senso motor (fin del primer año, inicio del segundo): señala la prevaléncia del acto motor en el conocimiento de los objetos. Puramente impulsiva en el inicio, la actividad sensomotriz evoluciona hacia la invención de conductas cercanas al descubrimiento de nuevas experiencias.
Dos actividades sensomotoras tienen un papel considerable: la deambulación y la palabra. La marcha abre al pequeño un espacio que transforma completamente sus posibilidades de investigación. La palabra revela el campo de las actividades simbólicas, una vez traspasado el nivel de la simple actividad artrofonatoria (laleo-balbuceo). .
Estadio proyectivo (hacia los 2 años): es el estadio en el que la actividad motora estimula por sí misma la actividad mental (la conciencia según Henri Wallon): el niño conoce el objeto gracias a la acción que ejerce sobre él. El acto necesariamente debe acompañar a la representación.
Desde este punto de vista, es esencial la dotación tónica de base, dado que posibilita la realización práxica.
Estadio del personalismo (de 2 1/2 a 4-5 años): el niño llega a desprenderse de las situaciones en las que está implicado, alcanza “conciencia de sí”. Esta “conciencia de sí” im plica que el niño sea capaz de tener una imagen de sí, una representación de sí, cuya traducción clínica es el negativismo y la fase de oposición hacia los 2 ½ o 3 años. Esta conciencia de sí se opone de form a dialéctica a la conciencia del otro: el niño desarrolla una excesiva sensibilidad hacia el otro, de ahí “la reacción de prestancia”, la incomodidad y la vergüenza.
Después de este período el niño busca afirmarse a los ojos de los demás y desea ser reconocido: oposición, payasadas y tonterías. Después de dicho período de oposición y gracias a los progresos en la habilidad motriz, el niño puede hacerse admirar, amar y seducir a su entorno (fase de “gracias”).
Estadio de la personalidad polivalente (a partir de los 6 años).
Hasta aquí las etapas precedentes tenían com o marco la “constelación familiar”. Con el inicio de la escolaridad, el niño establece contactos con el entorno social, marcados al principio por un período de incertidumbre y de cambios rápidos, en función de los intereses y de las circunstancias.
El niño participa en numerosos juegos de grupo, cambia de papel y de función y multiplica las experiencias sociales. Además de H. Wallon, otros muchos investigadores han analizado el desarrollo psicológico del niño con la intención de describir con la mayor precisión posible el proceso del crecimiento sin utilizar explícitamente una teoría del desarrollo (Gessell) o, por el contrario, con la idea de analizar este desarrollo a la luz de una teoría unificada del desarrollo.
No obstante, ningún investigador desde J. Piaget ha descrito una teoría del desarrollo capaz de integrar en un conjunto, equilibrado y claro, los múltiples datos obtenidos a partir de los estudios experimentales llevados a cabo sobre el desarrollo de la cognición en el niño, en el lactante e incluso en el recién nacido.