La memoria es la función del cerebro encargada de codificar, almacenar y recuperar la información que es recibida del contexto. Básicamente la memoria es el resultado de conexiones sinápticas entre neuronas, lo que crea redes neuronales que potencian la memoria a corto, mediano y largo plazo.
Un estudio reciente realizado por la Universidad de Brigham Youn en Estados Unidos ha demostrado que los bebés tienen la capacidad de memorizar y recordar mejor cuanto tienen estímulos y emociones positivas.
Memoria en bebés
Durante los primeros años de vida el bebé posee una capacidad innata de recordar. Aunque el bebé sea incapaz de comunicarse o decir lo que sienten, si pueden expresar que están contentos o felices a través de movimientos. Gracias a estas características el equipo de expertos identifico que los bebés son capaces de memorizar o recordar.
Para ello se basaron en el movimiento de los ojos y el tiempo en que estos invierten en observar alguna imagen de prueba.
La primera prueba fue situar a los bebés frente a una pantalla grane en donde aparecía una persona que se expresaba hacia ellos con tonos de voz diferentes: alegre, enfadado o neutral.
Después de cinco minutos, la prueba se volvió a repetir. Se llevó a cabo durante días posteriores con la diferencia que se integrara una forma geométrica nueva en cada ocasión. Además, se midió el tiempo en que los pequeños estuvieron pendientes de las figuras.
Al analizar las pruebas, los expertos diagnosticaron que los bebés observaban con más atención aquellas figuras cuando habían estado asociadas con una voz positiva y enérgica. A diferencia de cuando se trataba únicamente de una voz negativa, los niños no ponían atención alguna a los patrones geométricos.
Yougn Ross Flom – autor del estudio
Somos los primeros en estudiar cómo las emociones ante estímulos influyen en la memoria. Creemos que lo que pasa es que el afecto positivo intensifica y mejora el sistema de atención y la excitación de los bebés. Así entonces, aumentando esos sistemas, podemos incrementar su capacidad de procesar y quizás recuerdan por eso la figura geométrica.
Por lo tanto, los estímulos afectivos y la comunicación asertiva pueden mejorar en gran medida la memoria del bebé. Las edades de estimulación pueden empezar desde los primeros 3 meses o antes ya que la capacidad de memoria se desarrolla en parte gracias a la estimulación del contexto en donde se desenvuelva el bebé.