El fracaso escolar puede ser entendido, por dos causas: una interna a la estructura familiar que se refiere al individuo, y otra externa, vinculada a la calidad de los estímulos del entorno, a la escuela y a los aspectos sociales del aprendizaje. No obstante, conviene insistir en que las dos instancias contribuyen mutuamente a agravar o reducir al mínimo los factores que acarrean problemas de aprendizaje.
La evaluación de los factores ambientales debe tener presente la actualidad y cantidad de los estímulos a los que se somete al niño; en muchos casos, existe confusión, falta de ritmo o excesiva velocidad, pobreza o incluso carencia de estímulos. Estas condiciones provocan un déficit en la organización de la realidad.
Problemas de aprendizaje y fracaso escolar
En relación con la escuela, el psicólogo debe observar la metodología utilizada, el uso de sanciones, castigos o premios, y la coherencia entre la enseñanza propuesta y la etapa de desarrollo del niño. Otro nivel de análisis importante es el de la ideología subyacente a las relaciones interpersonales y a los programas escolares, el autoritarismo y la violencia existentes en el sistema educativo, el propio vínculo del profesor con el aprendizaje y su placer de enseñar.
En la evaluación de los problemas de aprendizaje se debe prestar atención a su dimensión social. Las cuestiones de rango, expectativas padres guían, en la elección de escuela, la preferencia por los centros docentes de mayor prestigio y por la denominada «enseñanza fuerte» que coloca al alumno en una situación de competitividad en relación con el entorno y el mercado de trabajo. Es la presión de la competencia de una sociedad consumista, prematuramente introducida en la vida infantil; enseñar más pronto más contenidos, sin respeto alguno por el ritmo individual y por las necesidades de cada etapa de desarrollo, somete al niño, desde la fase preescolar, a situaciones de estrés, a una desconfianza en relación con su competencia, provoca frecuentes trastornos psicosomáticos y no contribuye a la formación de un vínculo con la escuela y con el aprendizaje.
En realidad, lo que necesitan los niños pequeños es una oportunidad para manejar y experimentar de modo concreto los contenidos escolares además de jugar y moverse espontáneamente.
El niño con un problema de aprendizaje no dispone de recursos cognitivos para expresar su queja y simbolizar su problema, ya sea mediante el juego, el dibujo o el lenguaje, a diferencia del niño con problemas emocionales pero con una estructura cognitiva intacta.