Seguramente una de las situaciones más difíciles es tener una entrevista con una persona difícil. Todo aquel que se dedica a dar entrevistas en algún momento se encontrara con una situación difícil ya sea porque el entrevistado tenga dificultad para relacionarse o bien porque la circunstancia de la entrevista lo inhibe. Algunas de las situaciones con las que me ha tocado lidiar son las siguientes:
El entrevistado nervioso
Desde el primer momento en el que se nota a un candidato nervioso, es necesario iniciar un diálogo específico con alguna pregunta sobre su colegio, su época de estudios en la universidad, etc., es decir, sobre algún tema que se relacione con el objetivo central de la entrevista pero que usted suponga que lo tranquilizará. Muchas veces las personas guardan muy buenos recuerdos de sus épocas estudiantiles y esto puede ser útil para calmar los nervios.
Los que hablan demasiado
En ocasiones llegaran personas que hablan demasiado, este tipo de personas responden lo que no se les ha preguntado y se extienden sobre temas carentes totalmente de interés. La interrupción es la forma de retomar el control de la entrevista.
El entrevistador es quien está encargado de conducir la entrevista, por lo tanto frases como “Volvamos a nuestro tema central” o “Por qué no me relata exactamente cuáles eran sus responsabilidades en…” pueden ser formas de reencauzar un diálogo. Y si tiene la sensación de que la entrevista llegó a su fin, un cierre posible sería: “La conversación ha sido muy interesante; ya tengo suficiente información sobre usted, lo llamaremos la semana próxima…”.
Si todo esto no da resultado, puede recurrir al lenguaje corporal: acomodar las cosas sobre su escritorio, sacar una tarjeta como para dársela y por último, ponerse de pie, son las medidas extremas cuando las meras palabras no son suficientes.
Los agresivos
Existirán personas que no pretenderán brindar información sobre su actual empleo. Por lo mismo, es frecuente encontrar hostilidad o pequeñas agresiones. Las personas desempleadas y las que están pasando por un mal momento laboral son las que cometen en este tipo de actitudes, y debemos ser comprensivos. Si la situación es de difícil manejo, la única salida amigable puede ser explicarle que si él no se siente bien es preferible hacer la entrevista en otro momento en que se encuentre mejor de ánimo. Se debe entender que no se le agrede a usted como persona sino en su papel de entrevistador.
Los dominantes
Todos conocemos casos de personas que se sientan y comienzan con una frase como: “Bueno, en realidad, yo siempre estoy de ese lado del escritorio, por lo tanto ya sé lo que usted quiere saber…”. U otros más osados aún que desvían la conversación. Muchas veces sólo tratan de esconder con estas actitudes su propia inseguridad: recuerda que el entrevistador es quien formula las preguntas y por lo tanto quien domina la entrevista.
Qué debe evitar durante la entrevista
- Hablar de sí mismo.
- Demostrar superioridad en la situación.
- Demostrar acuerdo o desacuerdo con lo que el entrevistado diga.
- Comparar durante la entrevista al candidato con otro entrevistado o con el actual ocupante de la posición que se quiere cubrir.
- Interrumpir al candidato sin razón (sólo se acepta la interrupción si tiene un fin específico).
- Usar terminología que no pueda entender.
- Hablar de cosas irrelevantes.
Y por último: un buen entrevistador será aquel que haya realizado muchas entrevistas. Algunos opinan que después de mil se lo puede considerar experimentado. Así que, a forjarse como entrevistador!!
Referencia: Alles Martha. “Elija al Mejor –como entrevistar por competencias” La entrevista. Ediciones Granica. Buenos Aires, Argentina.Pág. 7